Junto a Ti

Juego

Fictober

Nº7

Juego

...

—¡Oye! —la voz de Kero retumbaba dentro del enorme departamento donde ahora vivía—. ¡Mocoso! —Shaoran aspiró profundo y decidió seguir trabajando en sus apuntes sobre Estadística I, pronto tendría examen en la universidad y estaba preparándose para éste— ¡Me aburro! —protestó el guardián alado flotando sobre la cabeza del muchacho— ¡Juega conmigo!

—Espera que llegue Sakura —fue lo único que pronunció, antes de tomar su calculadora como apoyo para la actividad que ensayaba.

—¡Sakura está en su examen de gastronomía italiana, llegará muy tarde —protestó nuevamente Kero— ¡Juega una vez conmigo!

—¡No!

—¡Solo una vez! —insistió.

—Dije que no...

—Si juegas conmigo y me ganas en el juego que elija, me quedaré una semana en lo de Tomoyo —prometió con un brillo en sus pequeños ojos, pues supuso que consiguió su objetivo cuando el marido de su dueña, cerró el cuaderno en el que trabajaba y se puso de pie.

—Ya, muñeco, trae ese control.

...

Cuando Sakura llegó esa noche, lo primero que encontró fue el departamento en total oscuridad, pero las voces de Shaoran y Kero hacían eco en él. Dejó colgada la llave en el llavero junto a la puerta e ingresó hacia el área de juegos que tenían en la casa. Un espacio acondicionado con una televisión de 65 pulgadas colgada en la pared, varias consolas de video juego para Kero y un potente Home Theater que hacía muy realista la experiencia de ver películas sobre el cómodo sillón que ambos tenían y que, ahora, era ocupado por Shaoran que festejaba con los brazos en alto haber derrotado a Kero. El pequeño guardián estaba desanimado sobre un cojín, mirando la pantalla que hacía eco de su derrota.

No era una imagen que se viera todos los días. Tomó su celular y les sacó una foto a ambos. La luz del flash, hizo que los jugadores se dieran cuenta de su presencia.

—¡Sakura! —Kero se lanzó a sus brazos— ¡Me derrotó en mi juego favorito!

Sakura acarició al pequeño guardián en sus brazos y miró a Shaoran que se había encogido de hombros.

—Era un juego que no estaba dispuesto a perder —le confesó.