Not Everything is Black and White ┋ FictoberMF18

4. Calidez

Prompt 4: Calidez.

Fandom: Steven Universe.

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El joven Universe afinaba las cuerdas de su ukelele antes de tocar el susodicho instrumento en un intento de ver qué tan bien estaba, dejando que sus pies patalearan ligeramente contra el agua del océano al estar sentado en el muelle de la parte alejada de la ciudad costera.

Tocó una vez más, haciendo una mueca al percibir que seguía desafinado.

—¿Pero qué...? Comúnmente no me toma tanto afinarla. ¡Amatista, ¿lo tomaste a mis espaldas?!

Junto a él, la gema nombrada negó ingiriendo un poco de algodón de azúcar.

—Vamos, viejo. ¿Por qué supones que fui yo la que desafino tu guitarrita? —fingió llorar, así como estar herida ante la acusación del híbrido.

Steven suspiró con exasperación mientras seguía probando su instrumento.

—¿Por qué te preocupa tanto cómo suene? —por el otro lado, Peridot estaba sentada con las piernas cruzadas usando una camiseta conmemorativa a una de las tantas atracciones de Funland—. No es como si lograra ocasionar algo en el día. Ha sido perfecto ahora que tienen máquinas y circuitos de velocidad con patrón que no tengan restricción de altura...

Añadió lo último rápidamente ante la mirada que ambos le dirigieron. Seria por parte de Steven, y una ligeramente sorprendida por parte de Amatista.

En parte porque la gema morada esperaba que, tras la huida de Lapis con el granero, su amiga fuera más sensible con respecto a las pertenencias de otros.

—Y eso es lo que pasa cuando alguien aprende a amar la música, Peri.

Ignorando el comentario burlón del cuarzo, siguió en su labor sacando inclusive la lengua creyendo estar concentrado en su labor y que así el ukulele se afinaría

—Tal vez sea cierto, Peridot: puede no cambiar nada en el día. Pero quiero darle un toque de calidez a esta tarde. Tuvimos un día ajetreado yendo de una atracción a otra, nos ayudaría a relajarnos... ¡Yujú!

Si bien la gema del Homeworld aún tuvo sus dudas, no tuvo lugar a replicas al ver que en los ojos del castaño un par de estrellas resaltaban cuando el instrumento recuperó sus bellas tonadas.

Así que por eso había traído su instrumento de percusión, pensó Peridot tras un par de notas por parte de Steven.

Y mientras Amatista seguía degustando el algodón de azúcar, la gema opuesta cambió de posición en busca de una más cómoda junto al híbrido.

En cambio, él sonrió para sí disfrutando no sólo de la calidez del atardecer, sino también la de la música proporcionada por su ukelele, y la proporcionada por dos de las gemas que tanto quería y consideraba como amigas.

Y, de un modo u otro, sabía que ellas pensaban lo mismo, aunque Peridot jamás lo admitiera en voz alta.