Not Everything is Black and White ┋ FictoberMF18

14. Caleidoscopio

Prompt 14: Caleidoscopio.

Fandom: Star vs the Forces of Evil.

Advertencia: referencias implícitas al Startom.

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Thomas Lucitor, luciendo un ceño fruncido, recorría los pasillos del castillo detrás de la cantarina princesa de cabello rubio.

Ella tomaba fervientemente su mano en señal de que no se alejara de su lado. El castillo podría no ser muy grande a diferencia del suyo, pensaba el heredero del inframundo, pero según ella era fácilmente perderse especialmente si no lo conocías.

Y él no quería perderse en un castillo “colorido y aniñado”.

—¿Estás segura de esto? —finalmente se atrevió el pelirrojo mientras mantenía una expresión seria en un intento de ocultar su nerviosismo. Haber conocido a la rubia en un baile, rodeado de varios príncipes y reyes era una cosa, pero había una diferencia muy grande —al menos para él— entre eso y estar frente a frente únicamente a los reyes de Mewni por el deseo de la princesa de conocerlo más por medio de una cena.

¡Eso era algo que solamente los novios hacían, y ellos se conocían desde hacia menos de una semana!

—¡Claro que sí! —respondió en un gritillo agudo por el que Tom se aseguraba sólo los perros podrían oír—. ¡Vamos! Te conocí en el Baile de la Campana de Plata. Y sé que lucirá muy apresurado, ¡pero realmente me agradaste! Quiero que mis padres te conozcan y vean qué tan agradable eres.

Era cierto. Tras concluir el baile, su primer baile juntos, habían tenido la oportunidad de charlar aunque fuera un lapso corto de tiempo. Había sido una plática amena, en la que ambos habían tenido el tiempo, si bien no suficiente, fue para conocerse un poco.

Y el hecho de que a partir de aquella pequeña charla la princesa de Mewni lo considerara agradable lo tomó por sorpresa. Era príncipe, sí, pero aún así era mitad demonio, y había vivido con la opresión y discriminación clásica de esa... “raza” desde que tenía memoria.

Sentirse alabado por alguien, independientemente de sus respectivos títulos o diferencias entre especies, le hacía percibir una cálida sensación en el pecho, y era meramente consciente de que no podía tratarse de sus poderes.

—Vaya, gracias su majestad. Realmente es... un honor —añadió con una calidez impropia de él, y de habérsele dicho antes no lo hubiera creído.

—Por favor, llámame Star, Star Butterfly.

En ese momento, ese preciso momento,  descubrió que las cosas serían diferentes gracias a la Princesa Star, quien se había convertido en el caleidoscopio que le ayudaría a ver el mundo de otra manera.