Álex

5.2K 199 22
                                    

Después de aquél mal trago con el novio de Amanda me fui de ahí furioso.

Mis puños estaban apretados al igual que mi mandíbula. No me puedo creer que tenga novio y que no sea yo.

Fui tan estúpido de pensar que todo volvería a ser como antes.

Pero si ella quiere que la olvide es lo que haré.

Me senté en un banco mirando a un punto fijo hasta que mi mirada se desvío a una chica con buen cuerpo y bastante atractiva.

Sonreí maliciosamente mientras me acercaba a ella. Fui a paso rápido y cuando estuve cerca de ella la agarre de la cabeza y la besé. Ella me separó sorprendida pero al verme sonrió y me besó.

Puse mis manos en su cintura he hice más profundo el beso. Estaba todo bien hasta que alguien pasó por mi lado.

A: Hey parejita -la miré sorprendido mientras tragaba temeroso. Ella nos guiñó un ojo mientras sonreía.-

Corrí detrás de ella maldiciendo a todos.

Á: Por favor, déjame explicarte -mi voz sonó desesperada-.

A: Cariño, tu no tienes nada que explicarme porque no somos, ni seremos nada. -sentí una punzada en el pecho mientras bajaba la mirada- Adiós- se despidió sonriente-.

Apreté los diente con fuerza mientras pegaba una patada al suelo.

Todo el camino a casa estuve pensando que era un imbécil.

Llegué a casa mientras me metía en la habitación. Mi padre no está, nunca está realmente.

Subí a mi habitación mientras cerraba la puerta con fuerza. Me agaché en el suelo mientras escondía mi cara en mis manos. Algunas lágrimas de rabia caían por mis mejillas. Rabia de lo que hice, pensando que así la olvidaría. Da igual con cuantas trate de olvidarla, no lo conseguiré.

Miré la foto que estaba en mi mesita. Éramos ella y yo de pequeños, estábamos abrazados y sonriendo.

Me levanté del suelo mientras me acercaba. La agarré entre mis manos mientras más lágrimas caían. Solté un sollozo, sabia que nunca estaríamos juntos y eso me mataba.

Sólo espero que ella sea feliz con quien quiera. Pero juro que como alguien le haga daño lo mataré con mis propias manos.

Yo quiero que sea feliz aunque eso signifique no tenerla a mi lado.

Seguro que el imbécil de Cristian no sabe ni siquiera que ella duerme con una mano debajo de la cara y la otra agarrándose la oreja, ni que se arropa en verano o que cuando se sonroja parece que le va a salir humo por las orejas de lo rojas que se le ponen, ni ninguna de las manías que a mí me vuelven loco.

Pero no, el estúpido de papá y su puto orgullo tuvieron que alejarme del amor de mi vida, las amenazas consiguieron hundirme en una profunda depresión hace dos años, primero mamá y luego Amanda.

Pero por lo menos a ella la puedo ver, cuidar, abrazarla y protegerla del mal.

Pero parece que yo soy su único mal, porque me desprecia, no me quiere otra vez de vuelta en su vida.

Por eso, por eso besé a esa chica, que sí, que era guapa y la chica estaba bien físicamente, pero no era Amanda.

Que Dios me libre de llamar a otra persona "mi pequeña" , no quiero llamar a nadie así, a nadie que no sea ella.

Pero tengo que aprender a quererme y no a querer.

Pues tengo que aceptar que la gente no está dispuesta a hacer por tí lo que tú harías por ellos, incluso matar y morir por ella.

Pero ella no lo ve, parece que está ciega.

-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-

Por fín llega el sábado, día en el que se supone que tocaba noche de mejores amigos , eso significaba que tendría que soportar a Luke bebiendo y haciendo cosas indebidas, ahora que ya no está más con su novia, dice que quiere vivir la vida porque ella le ha quitado años, quién hubiera tenido lo que él no diría eso. Imbécil, no sabe apreciar nada.

Sí a mí me dieran 3 deseos; desearía que mamá estuviese de vuelta conmigo y que no me abandone nunca, que Amanda y yo sigamos juntos, como siempre, y que nadie en el mundo pueda arrebatarme a las mujeres de mi vida.

Hay quien piensa que soy huérfano ya que papá sólo ha estado conmigo en fechas señaladas, la mayoría de veces ni eso, desde que pasó lo de mamá, papá se centró en la mafia, según él para sacarme adelante.

Pero ya éramos millonarios, para qué más. Yo no quería lujos, ni dinero, quería a mí padre y eso no había dinero que lo comprara.

A los diez minutos de despertarme escucho el timbre. ¿Quién será a estas horas?

Me sorprendí cuando vi su cara, ¿qué estaba haciendo aquí?

Un Mafioso ProtectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora