Álex

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Llegué a Malgrat del Mar, un pueblo de Barcelona y llegué a la casa que mi  padre había comprado.

Subí a mi habitación y me quedé mirando el techo hasta que me llegó un notificación. Ilusionado, pensando que era ella lo miré, pero no era ella, así que decidí hablarle. El último mensaje que le envié fue de despedida, el cual no hizo ni puto caso. ¿Por qué coño no se digna a contestarme? ¿Qué le he hecho yo, volver a intentarlo?

Estaba devastado por ello, porque cada vez me demuestra más que no le importó. Tengo que asumir que no es la niña que conocí.

Cuando éramos amigos, era bonito ver cómo ra fría con todos menos conmigo, me hacía sentir especial, o cómo cuando un chico le intentaba ligar y ella se aferraba a mí y yo la protegía.

Pero ahora, me duele su indiferencia.

Dado que no contestó mi mensaje, decidí volver a París para poder aclarar las cosas con ella.
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En el avión estaba bastante nervioso, no paraba de jugar con mis manos, mover mis piernas, morderme el interior de mi mejilla, pasarme la mano por el pelo etc.

Cuando llegué a París quise buscarla como un loco con la moto, ya era de noche así que ella debe de estar de camino al salir del gimnasio.

Estaba en la puerta de su casa, de repente había mucha seguridad...

Se hacían las 23.30h y no llegaba, ¿le habrá pasado algo a mi pequeña?

Me fui directo allí con la moto a toda ostia, no había ni un alma, no sabía cómo localizarla.

Fui a casa de David para ver si por casualidad sabía algo de ella, estaba desesperado por volver a verla.

No logré encontrarla, así que me fui a casa y antes de dormir le envié un mensaje:

Álex:
Hola pequeña... sé que no quieres saber nada de mí ahora mismo, pero yo no tengo la misma fuerza de voluntad que tú para alejarme, así que he vuelto a París, necesito verte aunque sea por última vez. Buenas noches ♡.

Un Mafioso ProtectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora