Capítulo 41: Sorpresas inesperadas

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****Ada****

¿Qué pasaría si el día se vuelve noche y la noche día? Sencillo... nos acostumbraríamos como hacemos generalmente y tratarías de vivir con eso. Pero ¿y si solo existiera noche? La oscuridad te trataría de consumir, y posiblemente lo lograría en algunas personas, pero es ahí donde entro yo, Ada Grace James Black, que aun que estoy en la oscuridad sé que existió la luz, y mientras eso no se olvide, la posibilidad de volver a encontrar esa luz persiste como el amor que le tengo.

- Usted dirá- le digo al director.

- No sé qué pasó entre ustedes Ada pero no quiero que eso involucre al colegio. A faltado mucho- me dice poniendo las manos en el escritorio.

- Sé que he faltada mucho y lo peor es que seguiré faltando en ocasiones pero por eso me gustaría pedirle hacer exámenes libres- este abre los ojos sorprendido por mi petición.

- Pero para eso debe darnos una buena razón y obviamente que se presente su apoderado- suelto un suspiro.

- No me siento bien en el colegio en este momento y tengo que realizar algunas cosas que requieren de mi tiempo, bueno, y en cuanto a mi apoderado usted sabe que es mi hermano, solo tengo que hablar con él- No muy convencido asiente de formal lenta.

- Tráigame a su apoderado ahora y lo realizaremos en este momento debido a que no tengo tiempo el resto de la semana. Tendremos que mandar una carta al ministerio de educación para que acepten su petición y es por eso que creo que debería argumentar su razón ya que de otra manera se la rechazarán- asiento.

- Voy a buscar a Jacob- me hace un gesto con la mano para que vaya.

Me paro y me dispongo a ir con Jacob, sé que no quiere verme ni en pintura, en su lugar tampoco querría verme pero así están las cosas.

Tocó la puerta de su sala, a los segundos sale una maestra, le digo que el director llama a Jacob James, el aludido sale y al verme de la vuelta para volver a entrar pero lo paro antes de que haga eso.

- Por favor Jacob- perdóname hermano. Perdóname por cómo te trate pero así tiene que ser, prometo que todo esto habrá valido la pena.

- ¿Qué quieres, Ada?- me habla imponente, fuerte...de hierro.

- Necesito tu ayuda- al decir eso se empieza a reír con una grande carcajada.

- Resulta que ahora tengo que ayudarte ¿por qué? Si no somos hermanos, no hay nada que te vincule a mi ¿no?- inquiere con pesadez.

- En algún momento me entenderás y el favor que te voy a pedir también te beneficiará a ti- le explicó- ya ni me verás- argumentó.

- ¿A que te refieres?- me mira ahora más serio.

- Eres mi apoderado- comienzo- y quiero dar exámenes libres, en otras palabras no venir al colegio y para eso necesito que tú cómo mi  apoderado lo apruebes. No me verás más aquí ni en la casa- frunce el ceño- me voy a mudar. No te preocupes por mamá, sé que no llegará hasta dentro de algunos meses, estaré allí para cuando llegue- término de explicarle. Su cara se desfigura entre enojo, pena y algo que no sé ver.

Me toma del brazo fuerte y me lleva hacia la biblioteca que en este momento está solitaria.

- ¿Qué te pasa? Suéltame- me suelta y cierra la puerta con pestillo.

- Eso es lo mismo que me gustaría saber, ¡¿qué demonios pasa?!- se acerca a mi furioso- ¡eres mi hermana Ada, no puedo no hacer nada mientras te destruyes- me reprocha.

- No me destruyo- susurro mirando el piso.

- ¿A no? Por favor, hable con Alexander- subo mi mirada- sé que te estás juntando con tu padre- acuna mi rostro y los ojos se me hacen agua- sal de ahí mi Adita- cierro fuertemente los ojos para evitar llorar, trato de que las lágrimas no salgan- mírame- niego- puedes confiar en mi, juntos podemos- y sin más me tiro a sus brazos, brazos que me reciben gustosos.

Reglas para una vida " perfecta"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora