Esmeralda mentiroso

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Drama time XD

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El calor que acarició por completo el cuerpo de Arthur hizo que un suspiro se escapara de su boca. Sentir la sensación acogedora le invitaba a relajarse. Su cuerpo lo necesitaba. Las sales del oriente y los perfumes que le había regalado su amigo que vivía en aquel mar de arena, eran perfectos para un momento de paz.

-Mmh...

El agua en su larga y ancha tina había tomado un color rosado y el vapor del baño se acumulaba dentro haciendo descender la temperatura del interior como una sauna.

-Repíteme...¿Porque estoy permitiendo esto?

Preguntó a la nada. Entonces el vapor pareció condensarse en la orilla de su ostentosa tina, como si algo lo empujara en el interior de un recipiente transparente y poco a poco, ella apareció.

-Se lo debe.-Dijo Alice cuando Arthur levantó su brazo y Alice lo sujeto para lavarlo con jabones de rosas y miel dorada.- Primero por el hecho de que el joven amo tuvo que encargarse de usted en tan lamentables condiciones.-Dijo Alice exagerando un rostro de decepción.

-No pongas esa cara Alice. Se que fui una vergüenza, pero tenía que relajarme un poco. La nueva información que me diste...agh.-Arthur se frotó una sien.-Me produjo dolor de cabeza.

Alice le dedicó una mirada fría a Arthur en total silencio.

-De nuevo mirándome de esa forma. Basta Alice.-Ordenó Arthur ignorándola un segundo.-No tengo planeado hacer nada por el momento. Tarde un poco, pero ya ideé un plan que no incluye lastimarle.

Alice cerró los ojos al tomar aire, aliviada.

-Sigh. Es increíble que te preocupes por terceros.

-¿Puedo atreverme a decir algo, amo?

-Por desgracia también te di esa característica.-Resopló Arthur espantando un par de burbujas que flotaban frente a él.-Dilo Alice.-Susurró.-Después de todo, tú te quedaste con gran parte de mi conciencia.

-Estoy aliviada porque no deseo que Alfred sufra más de lo necesario.

Arthur le miró con el rabillo del ojo, entre burbujas perfumadas de pequeños y grandes tamaños que hacían como espejos frágiles flotantes, cada burbuja, reflejaba el esmeralda mentiroso del mago.

Ya que, el mago sabía que no había una medida exacta, algo que le indicara cuanto era lo necesario. Después de todo, el dolor no se puede medir, ni siquiera con magia.

-Alista todo para la llegada de nuestros invitados Alice, sé que hoy confirmare mis sospechas y quiero, que todo este perfecto.

-Como ordene, amo.

...

-¡Bienvenidos!

Gritó Alfred a pulmón cuando Matthew bajó del coche de corceles blancos seguido por un hombre que despedía elegancia y belleza.

-Alfred, cuida tus modales.

Farfulló Arthur escandalizado por la forma tan confiada con la que había gritado Alfred.

-Ah...lo siento Arthur.

-¡Ah! ¡Mi querido amigo!

Se escuchó una segunda voz que hizo fruncir el cejo al ojiverde.

-Tan estricto como siempre ¿No es así Arthur?

-Bonnefoy...

-Oh vamos Arthur, sabes que puedes decirme Francis.-Decía el hombre de cabellos largos y sujetos por un lazo rojo.-Oh mon petit Alfred, es un honor que nos hayas invitado a cenar. Espero que Arthur no haya tenido nada que ver en la cocina.-Dijo en voz baja y Alfred rio bajito.-Y bueno, ya que estamos con el protocolo absurdo de presentarnos. Matt...

Cría de DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora