En el valle de los dragones

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Espero que lo disfruten, me gustaría escribir más seguido para ustedes, pero ya saben cómo son las cosas TwT

¡Y que comience el drama!

NOTA: Los personajes no me pertenecen, créditos a Hima— papa, dueño y señor de mi alma XD (Bueno, lo seria si tuviera una)

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Las nubes de tormenta gris tapizaban los cielos por completo. El viento helado y la nieve que se acumulaba en el suelo había dejado una manta gruesa de blanca nieve.

El sonido del viento era lo único que se escuchaba en el desolado desierto congelado. No había color, ni vida. No había nada que pudiera ser de interés aparente para sus ojos claros que observaban el horizonte, expectante.

Su rostro cubierto y las ropas gruesas que lo mantenían no caliente, si no con vida en ese paramo desolado, comenzaban a congelarse. Aun así, aquel extraño siguió de pie, en espera.

En completo silencio, sus ojos se volvieron aguileños y notó la pequeña mancha oscura que descendía de los cielos traicioneros, o, mejor dicho, aquel cuerpo casi congelado que caía a la nieve como si fuera un copo más de nieve.

—...

Entonces con un sonido apenas audible, escuchó como aquel cuerpo hacia su aterrizaje forzoso unos metros más adelante y fue cuando por fin, se movió.

Sus pies envueltos en pieles especiales salieron de veinte centímetros de nieve que le rodeaban por haber estado esperando en ese lugar y, con pasos amortiguados por la rechinante nieve recién caída, se acercó al bulto que ya hacia sin moverse.

—Por fin estas aquí.—Dijo Lukas observando al joven de alas congeladas.—Cría de dragón.

Alfred apenas y pudo alzar la vista, observando aquellos ojos que ya conocía. Al reconocer al guardián de Dragones, este, con una sonrisa habló con voz apenas audible.

—Lo logre.

Dicho esto, Alfred se desplomó, perdiendo la conciencia.

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" —Alfred...Alfred....despierta pequeño. Si duermes en un lugar como este tan frio, pescaras un resfriado.

Alfred, somnoliento, sintió un calor rodearle con amabilidad. Entre sueños y viejos recuerdos, pudo ver a su tutor tomarle en brazos con una sonrisa. Era pequeño, tanto, que cabía a la perfección entre sus brazos protectores, lo era para tomar su pecho como una cómoda almohada.

<<El ritmo de su corazón>> Recordaba <<Es como una canción de cuna>>

Alfred abrió los ojos y el rostro de Arthur se esfumó quedando sepultado en el pasado.

—¿Dónde?

Preguntó cuando notó la luz del sol vehemente sobre la copa del árbol del cual dormía.

La nieve y la tormenta había desaparecido también. En cambio, Alfred se encontraba cerca de un rio de agua cristalina y campos verdes y llenos de vida.

—¿Dónde estoy?

Se preguntó de nuevo observando el escenario de maravilla que le rodeaba.

—¿Mori?

Se dijo cuestionándose, ya que lo último que recordaba era el entumecimiento de todas sus extremidades.

—No. Pero casi.

Cría de DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora