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El dia en general había sido tranquilo, el cielo se encontraba algo nublado, caminaban lento por una calle bastante vistosa, la gente se encontraba armando mesas y poniendo carpas, habría un festival al dia siguiente, los cinco extranjeros guiados por quien para ella era un extraño bastante amistoso, recorrían las principales calles de la ciudad.
En todo el tiempo que se había encontrado en la universidad nunca había hablado con ninguno de ellos, salvo por Raul quien era su amigo y Lucia con quien de vez en cuando mantenía cortas conversaciones.
-Conozco un bar bastante bueno- dijo su joven guía mientras detenía todos, Joaquín si no se equivocaba, si Raúl no se llevara tan bien con todas esas personas ella no estaría ahí- Podemos volver al edificio para que se cambien y salir en una hora.
La mayoría se entusiasmo ante la idea, a ella no le interesaba asique solo se dedicó a observar mientras el resto afinaba detalles. Sentada a lado de Raúl y con el bullicio que habían armado los jóvenes a lo largo del camino pudo apreciar por la ventana las bellas calles de la ciudad. Al llegar al bar pudieron notar que era aún más grande de lo que parecía, el sonido de la música martillaba en sus oídos y no tardo en hacerse presente un ligero olor a tabaco en el ambiente. Todos bailaban, incluso ella hacía uno que otro movimiento, el ambiente no podía ser mejor hasta que dos de los jóvenes se desplomaron en el suelo.
Algo asustada vio como los paramédicos subían a sus amigos en las ambulancias, con ellos irían Joaquín y Raúl, dándole las llaves del auto su amigo le pidió que buscará a Andrea quien hace unos minutos había ido al baño.
Empeso a recorer el lugar buscando a su compañera, no se encontraba en el baño, trato de llamarla pero la chica no le contestaba, el teléfono timbro una, dos, y tres veces hasta que ella contestó, para su sorpresa Andrea estaba junto a Lucía, en la ambulancia, tras cortar la llamada nego con al cabeza ante aquel descuido.
Caminaba en dirección al estacionamiento subterráneo, estaba llegando a su auto cuando obserbo que cerca a este había un grupo de personas que parecian tener una discusión bastante acalorada. El lugar tenía mala iluminación pero pudo notar como uno de ellos estampaba su puño en el rostro del otro, que por lo que pudo distinguir tenía el cabello rizado, cuando este estuvo en el suelo los otros dos que parecían ser ladrones revisaron sus bolsillos, trató de llamar a la policía, pero no había señal en aquel lugar.
-Acaben el trabajo ¡Hijos de puta!- escuchó que gritaba desde el suelo aquel el chico de cabello rizado, ellos rieron mientras ella seguía escondida tras los autos, hiso señales a una de las cámaras esperando que el vigilante llegara.
-Hay que premiar la valentía- uno de ellos se acercó y le dio otro golpe esta vez en las costillas y lo arrojaron contra uno de los autos, ella no podía seguir ahí sin hacer nada, rápidamente empezó a tratar de abrir los autos que estaban a su alrededor, las alarmas de los vehículos empezaron a sonar y el que debía ser el vigilante del estacionamiento despertó de su siesta en ese instante, los delincuentes salieron corriendo mientras el hombre según ella permanecía en el suelo.
-Esta muy herido, llame a una ambulancia- dijo la joven al vigilante mientras miraba sujeto. Casi sin fuerza el chico en el suelo pidió que no se llamara a nadie.
-Debería dejar de meterse en problemas, podría perder mi trabajo por esto- el vigilante se encontraba enojado. Ella con una mirada fulminante veía al vigilante mientras trataba de ayudar a levantarse del suelo al joven.
-Deberia hacer bien su trabajo, pudieron matarlo- exclamó mientras ayudaba al joven a mantenerce en pie.
-No es mi culpa que ande por ahí provocando a la gente, mejor váyanse de aquí sino haré que se los lleve la policía- amenazo el vigilante.
-Te llevaré a tu casa- aseguró amablemente mientras le ayudaba a subir a su auto.
Tras una larga conversación con el sujeto en la cual no lograba hacer que le dijera su dirección o en la que se negaba a ir al hospital terminó diciendo que lo llevaría con la policía.
-Dejame por aquí, ya vere que hago- dijo aquel personaje mientras se acomodaba en el asiento, ella trató de razonar con él pero nada funcionaba, de la boca de aquel tipo no saldría ninguna información.
Trató de pensar algo rápido, había estado dando vueltas por la manzana, se detuvo y observó por un instante a su acompañante, el sujeto se veía algo demacrado, a pesar de la sangre y moretones que tenia pudo notar su mirada a apagada, la expresión en su rostro a parte de denotar dolor mostraba una profunda tristeza, al verlo una imagen se le vino a la mente, un recuerdo bastante triste que por más que quería no podía superar por completo.
-Te curare las heridas y de ahí podrás hacer lo que quieras- afirmó mientras conducía hacía su departamento.
Al verse en una situación tan complicada y sin la experiencia necesaria acudió a su vecina, quien estaba a punto de graduarse en su misma carrera, medicina, Esthefania reviso rápidamente al sujeto, todo parecía en orden, no tenía nada roto aunque tendría unos puntos en la ceja izquierda, bastante agradecida despidió a la mujer que algo apresurada salió del lugar, trato de limpiar lo mejor posible las heridas, mientras él algunas veces se retrocia de dolor, una vez que limpio las heridas y aplicando un poco de anestesia suturo con agilidad la lesión.
Pudo notar que se había encontrado equivocada, observo a su paciente ya limpio por unos segundos, por las facciones de su rostro se dio cuenta que era una mujer y se sintió aún peor al no haber intervenido antes.
La mujer le agradecio y trato de irse, pero una punzada de dolor en su costado la hiso volver a sentarse en el sofá, con la mirada perdida y una expresión de tristeza empezó a soltar un par de lagrimas.
-¿Te duele demaciado?- pregunto la joven preocupada.
-No te preocupes, de todo lo que siento los golpes son lo menos importante.
Tras una pequeña platica la joven pudo lograr conocer al menos el nombre de la mujer.
-Laura, no te esfuerces tanto- dijo al ver como la mayor trataba de levantarse para irse -Te hará peor.
Pero aquella mujer era bastante obstinada y no fue hasta que volvió a sentir una pulsada de dolor muy fuerte que se sentó de nuevo.
Intentó ser lo más amable y hablo con ella, al principio parecía que sus palabras eran ignoradas por aquella desconocida, pero su insistencia logró hacer que la mujer accediera a quedarse.
-Eres mi primer paciente- explicó mientras acomodan a la mujer en su habitación -Trataré de cuidar lo mejor de ti para que pronto te recuperes- para ella su profesión era su vida y trataba de aprovechar al máximo todas las situaciones que le ayuden a incrementar su experiencia, observó como la mujer con los ojos brillosos trataba de evitar derramar sus lagrimas- tranquila, si quieres llorar hazlo, las lágrimas no resolverán nada pero aliviaran un poco el dolor- hablo la joven con una sonrisa en el rostro, una sonrisa que en ese momento para Laura fue muy reconfortante.
A pesar de los medicamentos que la joven le había brindado unas punzadas de dolor asomaban en diferentes partes del cuerpo de Laura, pero esa no era la razón por la que no podía dormir, tenía la cabeza hecha un lio y su corazón se caía a pedazos. Empezó a recordar poco a poco cada acontecimiento de aquel día.
Había llegado a la ciudad con el motivo de relajarce y vacacionar un poco, aunque las cosas se habían tornado algo tensas después de todas las discusiones que había tenido con Lauren.
Caminaba sin rumbo por una zona bastante alejada de la ciudad, buscaba la mejor forma de acabar con todo sentimiento que tenia por Lauren, siguió un sendero que se encontraba bastante alejado, desde donde a lo lejos, cerca de lo que parecía una tienda se encontraba estacionado un auto que le resultaba bastante familiar, al llegar pudo constatar que efectivamente aquel vehículo era suyo.
Entró al establecimiento, unas risas sonoras le hicieron caminar hacia el baño de aquel lugar, ahí pudo verla, Lauren besaba apasionadamente a un hombre que por el uniforme que llevaba era quien trabajaba en aquel lugar, el mundo se detuvo para Laura sintió como poco a poco su corazón se rompía con aquella escena. Sin darse cuenta las lágrimas salian de sus ojos, con la visión borrosa sacó su móvil y sin saber porque tomo una fotografía de tan horrible momento. Salió corriendo sin dirección, sabía que todo con Lauren era una mentira pero eso no hizo que su traición fuera menos dolorosa. Abatida y con lágrimas aún corriendo por sus mejillas se sentó en la barra de un bar, la pantalla de su móvil se iluminó, era un mensaje de Lauren.
"Laura quiero hablar contigo, he pensado bien las cosas, llámame cuando veas este mensaje"
Rápidamente llamo, quería oír lo que tenia que decirle aquella traicionera.
-Laura, mi amor- dijo alegremente -He pensado y me he decidido, quiero que lo intentemos, que lo hagamos de nuevo, esta ves sin mentiras, me he dado cuenta que te amo.
Aquellas palabras dolían, la presión en su pecho aumenta a medida que oía cada palabra de la joven, corto la llamada y le envió por mensaje la foto.
-Laura, ¿cómo conseguiste eso?- fue lo que escucho en el teléfono al contestar la llamada de Lauren después de que viera la fotografía.
-Los vi- dijo al borde de las lágrimas-¿Por qué?
- Laura... yo... estoy confundida.
-¿Y así quieres que nos casemos? Para que en cualquier momento me engañes con quien se te pase por enfrente.
Un largo silencio se hizo presente al otro lado de la línea.
-¿Acaso no te das cuenta?, no te soporto, cada día que estuve contigo sentía que enloquecería en cualquier momento, lo único que me produces es asco Laura, y si realmente me quieres espero que elimines esa foto.
Colgó la llamada, esa fue la gota que derramó el vaso, si hace unos segundos se encontraba mal ahora realmente estaba destruida, por su mente paso una lista de recuerdos, detalles, regalos, sonrisas que le había brindado a Lauren, cada beso sincero, abrazo amoroso, caricia y cada mirada que con profundo amor tenía siempre para ella.
Pidió otro trago, talves el alcohol le ayudaría a olvidar momentáneamente ese dolor que se apoderaba cada vez más de ella, estaba a punto de terminar la segunda copa cuando fue interceptada por tres tipos que a la fuerza la llevaron al estacionamiento, uno de ellos era el amante de Lauren. Discutieron mucho debido a que ella se negaba a borrar la foto, ellos pensaban que publicaría esa foto, pero ella no era capas, no era ese tipo de persona pero si ella sufría Lauren también deveria hacerlo aunque por una razón diferente.
-Si no borras esa foto soy capas de matarte, no arruinaras a Lauren- amenazó el hombre.
-¿Enserio? ¿Como sabes que a ti no te esta usando también?, es una arpía.
-Cállate- sintió el primer golpe, quedo algo desorientada, los acompañantes de aquel hombre rebuscaron en sus bolsillos y a parte de tomar su celular se quedaron con todo lo que llevaba.
El dolor que sentía no era nada en comparación de como se sentía su corazón, Lauren la había cambiado y por un idiota.
Con una valentía inexplicable les grito "Acaben el trabajo ¡Hijos de puta!", a lo que volvieron a golpearle y esta vez mucho peor.
Algo dentro de ella se quebró aún más al recordarlo todo, tumbada en la cama, veía pasar los minutos, las lágrimas habían cesado, se sentía un poco mejor, observó a su izquierda, en un mueble que se encontraba en la habitación dormía la chica que le había ayudado, la observo por unos segundos, era bastante joven, su expresión mientras dormía refleja una calma abrumadora, era como una pintura, al verla podías perderte en ella, descifrando cada detalle, tratando de encontrar el origen del sentimiento que te arrastraba a no dejar de verla, pudo notar que la joven aunque estuviera ya en un sueño profundo sus labios se curvaban en una sonrisa.
Por primera vez y a pesar del dolor sonrió al verla.
-Gracias- dijo mientras cerraba los ojos tratando dormir, antes de caer en un sueño profundo pronuncio en un susurro -Nunca había visto una sonrisa bonita.

Dolor de Cabeza (LP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora