Habían pasado ya unos días desde que Helena se vio obligada a dejar a Laura, su actitud era sombría y su sonrisa tenia tintes tristes y melancólicos, a nadie mas que a Santi le importaba la condición de la joven, su hermano mayor estaba de viaje y su padre no era alguien que se preocupara mucho por ella, su madrastra Dios sabe donde se había ido, talvez uno de sus tantos viajes en los que terminaría gastando el doble del dinero que lleva encima y terminaría llamando a su hija llorando pidiéndole que le transfiriera dinero, Catherine no era buena pero con una madre así tampoco se podía esperar mucho.
De todas maneras, su relación con su hermana se había roto definitivamente, ya no podía ni pensar en perdonarla, las heridas en ella eran cada vez más grandes, difíciles de olvidar.
Caminaba por los pasillos del hospital, sorprendentemente su desempeño cada vez era mejor, la idea de estar sola en casa la deprimía, aunque su hermano este ahí no podría hablar con él, no podía decirle porque se hallaba así, solo podía soportar callada ese agudo dolor que parecía no querer irse nunca.
-No te ves bien, deberías descansar más - las palabras de alguien que había acabado de llegar a la sala de descanso, se giro lentamente, no tenia ganas de hablar con nadie y menos con esa persona.
-Rodrigo, no debes preocuparte - dijo de manera indiferente, dispuesta a irse.
-Hable con Alex, ya me conto todo, siento haber tenido que ocultarlo - su tono de voz era tranquilo, pero se podía notar en sus ojos la tristeza.
Ella trato de sonreír - Las cosas no fueron fáciles para nadie.
-Alex te ha buscado estos días.
Helena recordó las innumerables llamadas perdidas en su celular, últimamente casi no lo usaba, solo contestaba las llamadas de su hermano.
-No sé de qué quiere hablar, sinceramente todo lo que se refiere a Javier me importa demasiado, pero, ahora no tengo ánimo para nada.
-Lo entiendo, solo no tardes mucho en hablar con él, yo no soy de mucha ayuda, no puedo hacer nada - dijo con una amarga sonrisa - Tu padre es capaz de hacer muchas cosas, incluso si eres su hija, ten cuidado.
Dicho esto, el joven salió del lugar, no era la primera vez que alguien hablaba de su padre como si fuera el mayor delincuente que hubiera pisado el país.
A pesar de haber terminado su turno continuaba ayudando, no quería volver a casa, parecía que últimamente iba a vivir en ese lugar.
Camino lentamente a la salida, perdida en sus pensamientos.
-Se suponía que tu turno terminaba hace una hora - la voz de un hombre le hiso detenerse, a su lado estaba Alex.
-Siento no contestar las llamadas.
-No importa eso ahora - hablo tranquilamente - lo que tengo que decirte es importante.
-Ahora no tengo tiempo - trato de despedirse, no tenia ganas de hablar con nadie.
-Esta bien, entonces solo te pido un favor - se detuvo por un momento, parecía que estaba considerando si era o no prudente seguir hablando - En tu casa, en el despacho de tu padre, hay un cuadro de Picazo, detrás esconde una pequeña caja fuerte, consigue la contraseña, son cuatro dígitos.
El rostro de Helena cambio drásticamente, ni siquiera ella sabía eso, conocía que había una caja fuerte en el armario de la habitación de su padre, pero no sabía nada del despacho.
-Estás loco - atinó a decir, puede que odie mucho a ese hombre, pero una cosa era el resentimiento por su abandono y otro era tomar sin su permiso dinero o documentos importantes.
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Dolor de Cabeza (LP)
FanfictionNo te prometo que las cosas seguiran igual porque... sabes, la gente cambia, las circunstancias cambian, la vida cambia, pero puedo prometerte que pase lo que pase nunca te olvidaré.