Lydia
Llegamos a la fiesta en el auto de Meli, Emma no tenía intenciones de llegar y nosotras no podíamos presionarla, ella no está bien emocionalmente, lo único que ha recibido son puñaladas por la espalda: una de su primer amor y otra de la amiga que era como su hermana; las chicas y yo entramos, todo es un desastre, hay demasiadas personas y la música está a todo volumen.
— Hola chicas — nos saluda Dylan, aunque la verdad es un poco imposible escucharlo bien.
— Hola — saludamos todas al unísono.
— Amm lo siento, pero tengo que preguntar —dice con nerviosismo — ¿Emma va a venir?
— La verdad no sabemos, aunque lo más seguro es que no venga, se sentía mal como para venir a un evento de tal magnitud —respondo sin mencionar la verdadera razón.
— Bueno gracias, espero y se diviertan —señala desanimado y se marcha.
— Bien chicas, es hora de divertirnos —indica Melissa bastante animada, todas bailamos a nuestra manera, pero en grupo.
Después de mover el bote voy a la barra para tomar algo y las chicas me siguen, aunque Meli desaparece de nuestra vista, me quedo con Ali, volteo y...
—¿Ya viste quien está ahí? —cuestiona Alina juguetona.
— No, ¿quién?
— El niño de las piñas —expresa, una pequeña risa sale, no puedo evitarlo ante tal referencia, más porque ayer lo mencionamos.
— Tenemos que hacer que él y Meli hablen —sugiere Alina interrumpiendo mis pensamientos.
— Es una excelente idea —respondo con complicidad, ambas nos acercamos a ese chico.
— Hola —saluda Alina.
— ¿Hola?
— Oye una amiga te quiere conocer —confiesa sin rodeos —¿Quieres conocerla?
—¿Eh?... si —responde el chico con una sonrisa y al mismo tiempo con cierta sorpresa.
— No te muevas de aquí —ordeno y vamos al encuentro de nuestra amiga que parece buscarnos.
—¿Dónde estaban chamacas?
—Acompáñanos —pido divertida, ella no dice nada, sin que lo vea venir la ponemos frente a su crush.
— Hola —saluda el chico dedicándole una sonrisa amigable.
—Hola —responde nerviosa, aunque eso no es lo único, su piel ha comenzado a adquirir una tonalidad rojiza.
—¿Cómo te llamas?
— Meli —responde con torpeza — Y ¿tú?
— Idali.
— Mucho gusto —toma su teléfono de sopetón – Lo siento, me tengo que ir, adiós —se despide y sale del lugar.
— Bueno ahora solo seremos tú y... —me veo interrumpida, ya que un chico se acerca a Alina y la besa, al parecer este es el famoso Anthony.
— Mira Lydia, él es Anthony, el chico del que te hable —revela con una grata sonrisa.
— Mucho gusto —digo, aunque para ser sincera no me agrada mucho este chico, Alina se va y al parecer sólo seré yo.
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NUNCA ME DIGAS TE AMO
RomanceHablar de amor puede sonar algo muy complejo, tomar decisiones entre a quién debemos amar, puede ser igual de complejo e incluso un paso que si se da en falso, puede llevarnos por un camino incierto, pero si eres realista, todo camino es incierto. ...