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Emma


—¿Qué tu qué? —cuestiono asombrada.

—Fingí ser novia de Ricardo —confiesa Melissa con una sonrisa.

—¿Y qué pasó con Idali?

—Pues ya no creo que pase nada bueno —dice en un tono triste.

—Pero se supone que tú lo quieres.

—Emma, mejor dime ¿qué le dirás a mi primo?

—Ah, este —suspiro, ¿cómo se evaden las preguntas incomodas? —Aún lo estoy pensando.

—¿Aún?, pensé que ya le darías el sí.

—Melissa —reprocho al recibir su golpe —Casi tiro las esferas navideñas y aún no las pago —ella pone los ojos en blanco, aún espera mi respuesta.

—Sólo ustedes improvisan dos días antes del tan famoso veinticinco de diciembre.

—No es nuestra culpa, debimos decorar antes, lo sé, pero estuvimos dos semanas y un día fuera de casa —explico, cosa a la que no le veo sentido porque ella sólo aguanto una semana ahí.

—Ash, ni me lo recuerdes —me mira un poco desafiante —No me evadas el tema y responde mi pregunta.

—Yo pensé que aceptaría como una loca colegiala —confieso con algo de drama —Pero...

—¡No puede ser! —exclama sin despegar la vista de mis ojos, cosa que me hace sentir amenazada porque ella detecta si miento o no, bueno, cuando quiere —¿Sientes algo por Dylan? —las personas a nuestro alrededor nos miran, no los culpo, la voz de mi amiga llama la atención de cualquiera.

—Baja la voz —pido apenada —No es eso —suspiro —Es complicado de explicar.

—Me vale que nos escuchen —responde risueña, definitivamente adoro a esta niña, seguimos con las compras, es chistoso que nuestros caminos se hayan cruzado en el supermercado —Emma, sólo sé sincera con lo que quieres —claro, lo dice cómo si fuera fácil.

—¿Cuánto tiempo duraste con Ricardo?

—Tontita, sabes que fue falso.

—Si, pero para crear una mentira debes tener bien construidos los hechos —ella niega con la cabeza, claro que no pensó en lo que implica decir una mentira.

—Lo siento —se disculpa, volteo y veo a mi amiga impactada y toda roja por el niño de las piñas.

—Hola Emma —saluda Idali.

Veo el panorama, tardo en notar que ambos chocaron y mi buena amiga me ha dejado sola, totalmente sola.

—Luego nos vemos —digo apenada, pago los adornos y busco a mi amiga, sé que no tarde mucho, pero igual ella ya no está.

—Adiós Emma.

Esto tiene que ser una broma.

—Hola Eithan.

—Hola —me dedica una sonrisa —¿Cómo estás?

—Bien —miento, verlo después de... después de nuestro beso me pone ansiosa —¿Y tú?

—Bien ahora que te veo.

¡Dios! su sonrisa que me vuelve loca.

—Ah...

—Oye, ¿te gustaría salir conmigo? —inquiere, parpadeo lo suficiente como para no mostrar mi sorpresa, eso fue muy directo.

—¿Eh?

NUNCA ME DIGAS TE AMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora