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Alina

Llegamos a mi casa, Peter espera abajo para que me cambie, luce tan guapo con esa camisa azul rey, me encanta, me acerco al armario y tomo el vestido que he guardado para una ocasión muy especial, mi abuela me lo regaló, es un obsequio muy valioso, es un vestido de tul color azul rey con abalorios en la parte superior, brillantes adornados de la cintura y espalda de encaje, sin mangas en forma de trapecio; procuro no demorar mucho, doy los últimos detalles y bajo.


Peter

Espero a Alina, estoy nervioso por la sorpresa, tiene mucho que no salimos juntos, sus trabajos la han tenido ocupada, pero hoy se dio la oportunidad, levanto mi mirada y la veo, luce tan linda, realmente me siento afortunado por tenerla, la noche no se compara con su belleza, luce tan radiante con ese vestido, simplemente es perfecta, siento que nota mi mirada y me dedica una sonrisa, estoy muy nervioso y ella parece notarlo, toma mi mano y me da un beso, ¡Dios!, me fascinan sus labios, son demasiado cálidos, es como si fuera la primera vez que nuestras bocas se juntan, la abrazo, nos separamos con torpeza, pero algo nos lo impide, ambos reímos, su pulsera queda atorada a mi suéter.

—Espera, sólo tengo que hacer esto —dice tratando se soltarse, yo intento ayudarle —¡Listo!

—¿Nos vamos madam? —cuestiono intentando sonar muy formal.

—Por supuesto que si —acepta burlona.

—Te amo —digo en un susurro y ella solo sonríe, salimos de su casa, le abro la puerta del auto y ella pasa, no lo nota, pero esta sonrojada, eso hace que me estremezca, se ve tan tierna así, no hablamos mucho, llegamos a mi casa y nos dirigimos a las escaleras para llegar al balcón, antes de abrir la puerta le tapó los ojos, puedo sentir que su cuerpo se eriza, ambos estamos nerviosos y eso me hace enrojecer, la dirijo por la puerta torpemente, pero los nervios me traicionan y choco con la puerta.

—¿Estás bien? ¿qué pasa? —cuestiona preocupada.

—Estoy bien —respondo el dolor pasa rápidamente por la euforia de poder contemplar su reacción al ver la sorpresa.

Poco a poco libero sus ojos, el silencio que existe entre nosotros me hace sentir muy raro, pasan unos segundos que para mí son una eternidad, nuestras miradas se unen, esos ojos color marrón tienen un brillo inusual, su mirada me vuelve loco, quiero robarle un beso, pero sé que arruinare esta conexión, no quiero arruinarlo, ambos tenemos el mismo semblante lleno de nervios, pero ella muestra mucha felicidad, esa sonrisa tan sincera que me llena de vida, es como si su sonrisa tuviera la magia necesaria para hacerme sentir pleno.


Alina

Al encontrarme con la mirada de Peter me siento muy feliz, el lugar es perfecto, es como un cuento de amor en el que el chico hace la vida perfecta, el lugar es un poco frío, pero no importa, él me da la calidez necesaria, hay muchas velas de diferentes colores, lo que más capta mi atención son las rosas azules que están sobre la mesa, pero lo mejor es que estoy con el chico perfecto, siento nostalgia y una lágrima calienta mi mejilla.

—¿Qué pasa? ¿acaso hice algo mal? —cuestiona preocupado.

—No tú eres perfecto, todo lo que haces me hace sentir en las nubes —respondo dedicándole una sonrisa.

—¿Entonces?, desconozco el motivo de tus lágrimas —dice tocando mi mejilla para secar esa lágrima traicionera.

—Es sólo que recordé todo que lo pasó para que termináramos juntos y en verdad me siento mal por Victoria —respondo al pensar que ella no la va a tener fácil, pienso en lo complicado será recuperarse del accidente.

NUNCA ME DIGAS TE AMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora