Capítulo 5..

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"Luhan respingó al sentir la caliente lengua recorrer toda su cavidad, jugando con la suya, sintiendo su textura y delicioso sabor, y tal como temió sólo atinó a ponerse de puntillas y entrelazar sus brazos sobre el cuello del moreno."

***


Y allí estaba, mandando al diablo su mente y sólo siguiendo a su alocado corazón, sin importar que sucediera después.

Sus besos eran como un remedio a la tortura que Wang le había suministrado, era como estar borrando cualquier atisbo de malos recuerdos.

– ¡Ah! – Gimió cuando el moreno mordió el labio inferior y siguió besándole con desesperación, sus manos inquietas se colaron por la camisa sintiendo la suave piel, rodeó la estrecha cintura enterrando las uñas en la blanca piel, sacándole otro hermoso sonido que encendía su libido.

Recorrió con sus fuertes manos la espalda de Luhan sintiéndola erizarse bajo su contacto, escuchando como morían los pequeños suspiritos en su boca. Las juguetonas manos se abrieron paso hacia el plano abdomen y pecho, éstas se toparon con un par de protuberancias y en el beso, Kai sonrió.

Con las yemas de los dedos comenzó a sobar los pequeños botones en círculos, despertando mayor placer en el rubio.

Kai dejó de besarlo para probar la exquisita piel del cuello, degustó de toda la extensión mordiendo por aquí y por allá arrancándole sonoros gemidos qué avergonzado, Luhan trataba inútilmente de callar.

Sus piernas no le funcionaron y tuvo que sostenerse fuertemente de los fuertes hombros, el moreno le tomó de la cintura entendiendo perfectamente la situación y aprovechándose de su debilidad lo depositó en la cama con urgencia.

Le desgarró la camisa dejando a la vista su cremoso pecho contrastado por el par de erectos y rosados pezones que Kai se había encargado de torturar. Con los ojos entrecerrados a causa del cegador placer observó cómo el moreno lamía uno de ellos y lo atrapaba con sus labios mientras con sus dedos jugueteaba con el otro.

Luhan se retorció y convencido que no podría evitar los gemidos, decidió acallarlos mordiendo su puño, sintió cómo succionaba su pezón y cómo con su magistral lengua le llevaba lentamente a la locura.

En aquél momento el rubio no recordaba ni su nombre, había abandonado su mente para entregarse netamente al placer en el que estaba siendo exquisitamente sometido.

Kai, intrigado al no escuchar los melodiosos sonidos levantó la vista y su entrepierna punzó al ver la erótica imagen.

El adorable rubio desprendía un aura de sensualidad innata, una extraña mezcla con su característica inocencia qué si momentos atrás daban ganas de protegerlo ante todo, ahora irradiaba feromonas que arremetían contra el autocontrol del moreno, en pocas palabras, ganas no le faltaban de desnudarlo por completo, abrirle las piernas y cogérselo de inmediato.

Tenía el pelo todo revuelto, algunos mechones se pegaban a su frente a causa del sudor y sus ojos violetas permanecían entrecerrados, mejillas furiosamente sonrojadas y en su rostro se pasmaba un gesto de indudable placer.

Sin embargo, Kim no quería arruinar el juego tan temprano, quería seguir divirtiéndose y probar de las mieles que el muchachito le ofrecía.

Por ello, lentamente su mano fue palpando el suave vientre y bajó hasta llegar a la prenda que estorbaba en demasía.

Luhan, instintivamente, se sacó los zapatos y enredó las piernas sobre la cintura del mayor, rozando sus miembros por segundos. Kai sonrió desabrochando el pantalón con una increíble habilidad y se deshizo de él, haciendo lo mismo con la ropa interior.

Gefängnis.. KailuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora