Epílogo..

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Epílogo..

Notas del capitulo: 

NOTA AUTORA: Para éste último capítulo, he de avisarles que no es la continuación del cap. 35. Ya que se sitúa años después. Hay cosas que habrán cambiado y que no ha muchos les gustará. 

Ojalá puedan asimilarlo. 

A mí también me costó, besitos.

* * *

Ah Young lucía bastante bonita con el vestido turquesa que le había obsequiado para esa noche en especial. El nuevo corte de cabello resaltaba sus grandes ojos verdes, y el maquillaje suave hacía lo propio con las facciones. Iba entaconada, con el tiempo había aprendido a aceptar los zapatos, y ya caminaba como si anduviera descalza. Sin embargo, lo que más llamaba la atención era su sonrisa sincera, y el que anduviera del brazo de un atractivo hombre.

En la mesa de bebidas, Xiao Yi Jie recogía un par de copas de champagne mientras hablaba animosamente con su amigo Jin Hyuk; ambos reían y saludaban a los nuevos invitados.

Todo era gala, una celebración. El lugar estaba espléndido, con el lago como paisaje, la fiesta se llevaba a cabo en los bellos jardines de la residencia.

Luhan observaba complacido cada detalle desde un amplio ventanal, identificando a sus conocidos, preguntándose quiénes serían los extraños. Vio a Kim Young Kwang hablando con su joven pareja y a Kim Sehun... entrando por los grandes portales, vestido igual de impresionante que siempre, llamando la atención con su sofisticada figura.

— ¿Cómo es que lo dejaste ir? — Una aterciopelada voz le hizo respingar en abrupto. Había estado tan perdido en sus divagaciones que no sintió la presencia de alguien más. Giró el cuello en dirección a la jovencita recién llegada. Era rubia, con una pesada mata de cabello rizado, los ojos celestes más bellos que jamás vería y de rostro hermoso. Una bella y muy conocida cara. — Míralo, tan guapo y elegante. Y sigue enamorado de ti.

Luhan rió suavemente, desdeñando el comentario.

— Para ya con eso. Cada vez que lo ves me dices lo mismo; puedes llegar a ser muy odiosa, ¿sabes? — Ella se carcajeó en respuesta. Lo abrazó efusiva y depositó un beso en su frente despejada.

— Perdóname. Hoy es el día que tanto esperabas, tienes que disfrutarlo. ¡Prometo que me comportaré! Además, estoy vestida como toda una dama, ¡mírame! — Abrió los brazos en señal de apreciación. Luhan asintió, lleno te ternura. — Y tú... te ves lindísimo. Ésta noche serás el centro de atención. — Le cogió del antebrazo, guiándolo hasta la salida. — Vamos, no te sonrojes, ¿te pondrás nervioso en el discurso? ¿No, verdad? Yo estaré a tu lado, y también me lo he aprendido. Si tienes problemas con la emoción, intervendré tan natural que nadie se dará cuenta. ¿Te parece, hermano?

Luhan frunció el entrecejo. ¡Claro que no tendría problemas con el discurso!, le había salido directo del corazón. No eran palabras burdas y vacías que se olvidarían si no las releía con frecuencia; los ojos límpidos de la joven le mataron el reclamo, y al final, sólo brotó un suspiro de sus labios.

— Por supuesto que sí, Han Na.

Desde el balcón del segundo piso, Luhan se perdió en la contemplación del restaurado lugar: Las aristocráticas escaleras se curveaban suavemente, cubiertas por una fina alfombra dorada que descendía hacia el recibidor. El enorme candelabro de araña había sido lustrado en cada uno de sus cristales, y la luz que entraba por los grandes ventanales, rebotaba en ellos, bañando la estancia con destellos y halos del sol. No había allí, ni una sombra que le recordara la residencia como la conoció; el resplandor era su principal característica. Pero no había sido fácil arrancarle la oscuridad que nacía desde su mismo corazón.

Gefängnis.. KailuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora