34.. Final

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Advertencia... 

Saquen sus pañuelos... 😭

Solo digo... 🙊😅



* * *

Luhan observaba con demasiado interés el vapor que desprendía su taza de café; sentado en un cómodo sillón, aferrado a sus pensamientos y con evidentes signos de preocupación, se mecía lentamente, a punto de soltar el llanto.

Podía sentir la presencia de Sehun muy cerca, y su mirada oscura, clavada sobre su ser como un cuchillo. Levantó el rostro, tímido, encontrándole entre las sombras del marco de una puerta, ¿cuánto tiempo habían estado así? En el doloroso silencio, ignorándose porque no hallaban las palabras adecuadas para decirse en un momento como ése.

Los minutos pasaban hasta convertirse en horas. Angustiosas horas. Café tras café, cambios constantes de posición para que las piernas no se le entumieran y la vista dirigida hacia un largo pasillo blanco, cerrado por las típicas puertas hospitalarias. Luhan se masajeó el antebrazo, justo en la zona donde la enfermera le había pinchado para extraerle una dosis de sangre; sonrió, melancólico, ¿quién iba a pensar que compatibilizaban hasta en el tipo de sangre? Su garganta emitió un ligero y tortuoso sollozo. Luhan cubrió su rostro con las manos, incapaz de soportar el dolor que martillaba por todo su cuerpo.

Sintió un cálido aliento, seguido de una caricia insegura, Luhan destapó la cara. Sehun estaba en cuclillas, dueño de la expresión más humana; sufría, a un palmo de distancia, no había tinieblas que le escondieran. El jovencito quiso decir algo, pero la garganta cerrada por la angustia no se lo permitía, Sehun pareció entender y limpió el rostro húmedo por las lágrimas.

— ¿Estás cómodo? ¿Quieres que te traiga algo más? — Se ofreció, viendo la bata provisional con la que se había vestido. El rubio negó con la cabeza.

— Estoy bien — respondió secamente; ladeó el rostro, la preocupación en cada una de sus facciones — ¿Él lo estará? — Sopló, exhausto — quizá debimos llevarlo a otro hospital... — Por acto reflejo, Luhan dio un veloz escrutinio a su alrededor, algo desconfiado.

— Es el mejor hospital privado del país, puedes estar tranquilo.

Apretó los labios al tiempo que su corazón brincaba con ímpetu: no confiaba en Sehun, y allí residía su titubeo, no en la ineficacia del lugar. Al parecer, el hospital era el mismo que solía frecuentar el moreno, y el médico que atendía en ése preciso instante a Kai, era el médico de cabecera de Sehun. ¿No era aquello, una situación bizarra?

— Sé lo que estás pensando — Susurró, sonriendo apenas — ¿Estarás más sereno si te juro que no intentaré nada contra él?

Las mejillas pálidas enrojecieron, y sus ojos violetas divagaron en el piso blanco y exageradamente brillante. — ¿Por qué?

— Porque tiene capturada a Daela, a mi preciada nana... — Reflexionó el decirle, pero pronto dio cuenta que algo más flotaba en la superficie: el deseo de recuperar a Daela no era la única razón. — Lo amas — Aseguró con la voz enronquecida — Y él a ti. — Se sobó la frente, sin apartar la mirada. — Nunca pensé que él sería capaz de hacer algo así...

Luhan frunció el entrecejo, liado.

— Yo no le disparé, Luhan... Fue Da Long. No nos dejaba acercarnos a la cabaña, pero a Kai no le importó, ni siquiera lo meditó... se le fue encima para distraerlo y que así yo pudiera someterlo... luego, cuando menos acordé, se había metido a ese infierno para buscarte.

Gefängnis.. KailuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora