Capítulo 23..

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Si buscabas a una persona resentida con la vida, llena de desdicha y miseria, no se tenía que ir muy lejos. Estaba ahí, con Jin Hyuk, en un pequeño y apenas iluminado cuarto, sobre una silla metálica, apoyando sus tísicos antebrazos en la superficie de un escritorio.

Era una mujer ya florecida en edad, pero casi marchita por sus tragedias. Alta, delgada, rubia y de prosapia. Sus ojos eran dos grandes estanques; vacíos y amargos, su mirada estaba muerta, y de ser cierto que los ojos son la ventana del alma, entonces, ella estaba más árida que un desierto. Vivir o morir... ya no le importaba, ¿cuál era la diferencia?

Admirablemente, ni siquiera en aquella situación amedrentadora la mujer se veía asustada; apenas parpadeaba y fumaba un cigarrillo con paciencia, como si se encontrase en una simple reunión con alguna de sus amigas. Su ropa era elegante, y sus joyas equivalían a varios ceros cargados a la derecha.

Ella observaba fijamente una pantalla de televisión donde se trasmitía una cinta en la que era la principal protagonista. Sonrió con cinismo y apagó con firmeza su cigarro, desviando su mirada a con Jin Hyuk.

– Quítela, no necesito verla, tengo buena memoria – Su voz era apacible, hasta un tanto dulce – ¿Qué quieren que diga? Ya todo está sobre la mesa, finalmente mis palabras salen sobrando – Derrotada, dejó caer las manos esposadas sobre la superficie de madera.

– Una madre busca respuestas, So Eun, dáselas – Explanó Ji Hyuk. La mujer giró su asiento hacia una larga ventana polarizada.

– ¿Está ahí, verdad? Como en las películas... – Rió – Yi Jie...

– No, estoy aquí – Y la puerta se abrió, revelando la delgada silueta de la madre de Luhan. Sin temor, se aproximó hasta situarse enfrente de So Eun, con el semblante más serio que Jin Hyuk hubiese visto jamás.

– Yi Jie, no puedes... – Se adelantó éste.

– Sólo será un momento, por favor.

– Yi Jie...

– Por favor – Sonó tan firme, que el hombre no rebatió.

– Pero no me moveré de aquí – Finiquitó.

– La viuda Yi Jie – Saludó So Eun, con tremenda burla.

Yi Jie la escrutó con desprecio.

– ¿Por qué, So Eun? ¿Por qué llegar a éstos extremos? ¿Estás demente? – La aludida levantó los hombros, sin darle importancia.

– Sin pretenderlo, terminé matando a mi propio hijo ¿qué quieres que diga, Yi Jie? Mis palabras jamás describirían el dolor que me carcome a cada segundo.

– ¿Por qué querías arrebatarme al mío? ¿qué fue lo que Luhan hizo para ganarse tu odio y desprecio?

– Ah – Formó una agria mueca que podía pasar como sonrisa –¿Quieres saber las razones que tenía para matar a tu hijo?, ¿quieres tratar de entenderme? ¿para qué? Mis razones jamás serán suficientes para ti – Suspiró – Solo te diré que pudiste estar en mis zapatos, pudiste ser la asesina de tu propio hijo y no me juzgues cuando no has experimentado estos sentimientos que te queman por dentro. Ódiame, ódiame todo lo que quieras, pero no me juzgues.

Gefängnis.. KailuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora