Capítulo 18..

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Después de dejar a Luhan en la enfermería, Yixing marchó hacia su celda dedicándose a escuchar música que le hacía recordar su querida y bella China.

Le gustaba soñar despierto, recostado sobre su cama, y, disfrutando de la música tradicional podía jurar sentir los pétalos de las flores de cerezo sobre sus dedos. Imaginaba el sabor del licor recorrer su paladar y el delicioso aroma de la sopa de pollo inundar sus pulmones.

Todo era perfecto, hasta que llegó él, su mirada ufana le atravesó los párpados y su aura oscura ensombreció cualquier halo de luz.

- ¡Rociaste de nuevo esa maldita fragancia repugnante! - Le gritó Kai arrugando la nariz. Yixing apagó el reproductor de música y le miró ofendido.

- Esa fragancia repugnante es la esencia de las sakura, flor nacional del Japón, más respeto, por favor - Exigió con voz dura y penetrante, Kai rió despectivo.

- Pues la diferencia entre el olor de tu querida flor de cerezo, y la mierda, es muy difícil de distinguir - Se burló y la tez de Yixing se volvió de un rojo vívido.

- La próxima vez recuérdame vaciar todo mi perfume en tu desayuno, tal vez así, pueda endulzarte el día - Kai no se molestó en cubrir el gesto de repulsión sobrevenido por el comentario de Yixing.

- Entonces ese mismo día pondré una bomba en tu plato, sólo para que no las extrañes - Dijo entre risas y el tono escarlata en la piel de Kai se volvió morado.

- ¡No bromees con eso, y no comiences abordar el tema de las guerras mundiales, porque los alemanes se llevaron la peor parte! - Jadeó encolerizado. Kai se rascó el nacimiento de una barba descuidada y le miró lastimoso. Entonces Yixing recordó.

- ¡Mierda, pero tú no eres de aquí! - El chino encaró una ceja dudoso. - Por cierto, ¿de dónde eres? - Inquirió.

- De aquí y de allá - Respondió escueto. Kai puso los ojos en blanco - Pero si te refieres al lugar donde nací, fue en una ciudad: Seúl, en la Bohemia de la antigua Corea del Sur... - Yixing parpadeó sorprendido; le pareció insólito que Kai le soltase información de su vida tan fácilmente.

- Oh! - Fue su corta exclamación y todo lo que pudo emitir.

Kai se recargó en la pared, sacando un cigarro y encendiéndolo al instante, dispuesto a tomar una nueva conversación ante el tenso silencio que se había formado.

- ¿Y bien, qué pasó? - Dijo dando una profunda calada a su cigarrillo. Yixing arrugó el entrecejo, confundido. - Saliste tras Luhan ¿no? - Se incorporó, dudoso de confesarle lo que había pasado.

- ¡Ah! sí.. y no fue algo agradable... - Suspiró. - ...verlo desvanecerse ante mis ojos - Finiquitó ganándose la completa atención de Kai.

- ¡¿Qué?! - Exclamó sorprendido pero moderado en actitud, Yixing hizo un ademán con las manos para que le permitiese hablar.

- Sólo se desmayó - Relató tratando de restarle importancia pero los amenazantes ojos grises le alborotaron su sistema nervioso central. - ¡Lo llevé a la enfermería, el médico lo atendió y me dijo que estaba bien, mañana mismo le dará de alta! - Agregó.

- ¡Ese estúpido no se cansa de dar problemas! - Gritó apagando el cigarro en la desgastada pared. - Si se hubiera mantenido quieto y solícito, nada de eso habría pasado - Refunfuñó comenzando a impacientarse.

Yixing tuvo que morderse la lengua para no replicar, pues sabía, sólo gastaría saliva.

Kai tomó una tira elástica y amarró con ella su cabello negro azabache, abrió la reja y salió bajo la atenta mirada oscura de su compañero.

Gefängnis.. KailuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora