El comienzo de un viaje.

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Al salir del crisol, a unos metros de la entrada principal, encontraron a Razelión subido a su vehículo, similar a un auto deportivo; pero con extrañas modificaciones en los ejes.

—Viajan ligero —los recibió, sorprendido de las pocas cosas que habían empacado, abriendo la puerta para que puedan subir.

—Éstas son todas nuestras posesiones, señor —respondió humildemente Kiremas.

—Ya veo —bajó la mirada con expresión de lástima—. Bueno, suban. ¿Habían estado alguna vez en un aerodeslizador?

Ambos negaron con la cabeza y se acercaron a la puerta

—Es un Shooting Star modificado —continuó—: viaja de cero a cien kilómetros por hora en 3.2 segundos, tiene blindaje bélico, motor solar y algunas herramientas para mantenerme seguro.

—¿Las metralletas "colmillo" de nueve milímetros montadas al frente se consideran herramientas? —interrumpió Silur el monólogo que hacía Razelión sobre su vehículo, mientras las miraba de reojo. Este se tomó un tiempo para pensar mirándolo directamente y comenzó a reírse.


—Pensé que soldados como ustedes no tendrían sentido del humor. Eres muy observador, por cierto... Silur.

—Estamos entrenados para serlo.

—Mi seguridad es muy importante. Debo estar preparado para defenderme en caso de toparme con un enemigo.

—Entonces has planificado mal tu estrategia —interrumpió de nuevo y golpeó con suavidad el blindaje para escuchar el eco del ruido metálico—, las metralletas deberían estar a los lados del vehículo, y si se puede tener al menos un acotado ángulo de movilidad. Esas armas están empotradas para interceptar objetivos. Son más de ataque que defensa.

—La mejor defensa es un buen ataque —contestó rápidamente Razelión con una mirada penetrante y un gesto molesto.

—¡Concuerdo! —Gritó Kiremas cortando la tensión y pasando al asiento de atrás luego de dejar su arma y el resto de sus cosas en el portaequipaje.

—Ahora que ya inspeccionaste todo, sube —continuó el joven jefe—. Estaremos en el destino aproximadamente a las 4:00 de mañana si salimos ahora mismo.

Silur guardó su equipaje y tomó el asiento del copiloto. Al cerrarse las puertas, el deslizador se elevó unos centímetros sobre el suelo. Se escucharon partes metálicas acomodándose e instrumentos hidráulicos funcionando y cuando el tablero encendió una luz, el motor empezó a impulsar el deslizador a gran velocidad. Silur se sostuvo del apoyabrazos de la puerta y se puso enseguida el cinturón de seguridad con algo de miedo que intentaba no demostrar.

—Es extraño subirse a uno de estos la primera vez, lo sé. Es porque uno no está acostumbrado a la falta de resistencia por rozamiento que hacen las ruedas de los vehículos comunes. Te sientes un poco... a la deriva porque los ejes dan más estabilidad a los automóviles. Se requiere un piloto muy experimentado para... ¿Oye, estás bien? —Silur estaba pálido y su respiración se veía algo acelerada.


—Estoy mejor que él —movió la cabeza indicando a Kiremas, que estaba buscando abrir la ventana.

—¡Oh, no vayas a...! —Razelión miró por el espejo retrovisor justo cuando su pasajero sacaba la cabeza para vomitar fuera del Shooting Star a más de cien kilómetros por hora.

Silur de Gelir: La llama del abismo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora