—¡Separémonos! —gritó Razelión mientras esquivaba dos garrotazos y lograba tomar distancia hacia el portón. Los vampiros que lo buscaban a él, en seguida cambiaron de objetivo, preparándose para abanicar sus armas hacia Silur por la espalda, mientras los otros dos intentaban atacarlo por el frente.
—¡Me van a rodear! —dijo Silur, esperando que un golpe a traición le aterrizara encima, ahora que los tenía a todos alrededor.
—Creen que pueden aparecer...
Razelión se quitó la chaqueta rápidamente. Su marca abisal brillaba con un resplandor verde intenso.
—Y sorprendernos solamente... —continuó con voz entrecortada, que daba la impresión de estar haciendo esfuerzo físico, mirando hacia donde estaban los que estaban tras Silur, y levantando su mano con la palma hacia arriba a la altura de su pecho— ¿¡Solo porque nos superan en número!? —Cerró la mano con fuerza. Se empezaron a marcar las venas de todo su brazo con el mismo resplandor—. ¡Ahora se van a meter con alguien de su tamaño!
Durante un momento de distracción, Silur logró dar un buen golpe en la cara a uno de sus oponentes y agarrar al otro de la cabeza, metiéndole sus pulgares dentro de las órbitas oculares. Los otros dos corrieron hacia su Razelión, viéndolo inmóvil mientras realizaba su técnica.
—¡Golem abisal! —levantó su mano y el brillo verde fulguró con intensidad hasta apagarse por completo en su brazo. Delante de sus oponentes, que ahora se acercaban lo más cautelosamente posible, el concreto del piso del almacén se resquebrajó estallando y formando un golem de aproximadamente tres metros de alto, lleno de lineas verdes resplandecientes que formaban símbolos a su alrededor.
—¿Qué es eso? —Dijo Silur esforzándose por soportar la resistencia que oponía el vampiro que tenía intentando cegar y matar.
—Es una mascota. Ahora si puedo encargarme de estos dos, tú encárgate de los tuyos, ¿Si? —los vampiros que se acercaban a él se miraron y luego miraron un poco más arriba, hacia el golem, cuyos símbolos parecían "flotar" en su superficie como si fuera el exterior de una burbuja.
Razelión hizo un movimiento de manos rápido, que su golem imitó enseguida a la perfección, golpeando a uno de sus oponentes, que salió volando por el aire inconsciente.
—¡Señor, retírese! ¡Nosotros acabaremos con los asesinos! —dijo el vampiro que vio a su compañero volar por el golpe del golem y sentía el temblor que cada uno de sus movimientos producía.
—No tiene sentido, Vincent —respondió resignado Krieger—. Si salgo de aquí escapando, los demás que están en mi contra buscarán otra oportunidad para intentarlo. Debemos salir con las cabezas de estos dos y mostrársela a todos, para que sepan que no pueden mandar a nadie tras de mi. Yo defenderé la puerta para que nadie se una a la fiesta —se quedó escondido, esperando que algún otro partícipe del plan para matarlo se haga presente.
—¡No somos más esclavos! —gritó Vincent antes de cargar contra Razelión esquivando un golpe del golem, y acercándose peligrosamente; hasta que la invocación logró en un rápido movimiento sostenerlo entre sus manos, apretándolo como una prensa hidráulica.
—¿Eres libre? —Murmuró Razelión, confiado, aprovechando la situación para desmoralizarlo— ¿Libre de matarme, por ejemplo? —Se acercó a él a unos centímetros. El vampiro intentó morderlo cuanto pudo, inútilmente—. Nadie es verdaderamente libre —continuó mirándolo directo a los ojos.
El vampiro se mordió la lengua e intentó escupir sangre a la cara de Razelión. Lo tomó por sorpresa. Para esquivar la sangre, tuvo que moverse, haciendo que el gólem suelte a su enemigo, con los huesos maltrechos, en el piso.
—¡Ahora morirás! —el vampiro se abalanzó lo más rápido que pudo, con la boca llena de sangre y los miembros con fracturas notorias, solo para ser interceptado por el golem de Razelión, que lo aplastó entre sus manos como si fuera un mosquito. Su cuerpo se convirtió en cenizas que se escaparon lentamente entre las manos de concreto.
—¡Vince! —gritó Krieger con furia para luego ver a Silur, que seguía forcejeando y soportando golpes detrás de los riñones y "abrazos de oso" para soltar a su oponente, mientras el otro se reponía del golpe directo y todavía estaba mareado en el piso.
—¿Sabes que se siente meter la cabeza dentro de un horno? —dijo Silur con la respiración acelerada— Mira... —concentró su piromancia, como en las veces que practicó, y la cabeza del vampiro que estaba sosteniendo se empezó a cocer. Era un espectáculo horroroso. Su víctima, abrió la boca hasta casi dislocarse la mandíbula, y de ella salió un humo suave, como de barbacoa, hasta que cayó al suelo, inerte, y se convirtió en cenizas como su compañero.
—¡Ya basta! No estoy dispuesto a ver a más de mis amigos morir hoy. Ahora pelearán conmigo —Krieger se alejó de la puerta del ascensor y se quitó el traje para quedar con el torso desnudo—. Muchachos... abranse paso fuera del club, si pueden.
—¡Pero...! —interrumpió el guardia que se estaba aún reponiendo del golpe del golem.
—Está decidido, yo mismo los mataré.
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Silur de Gelir: La llama del abismo.
Fantasia¿Conocer tu verdadera naturaleza puede cambiar todo por lo que luchaste hasta ahora? ¿Estarías dispuesto a ponerlo a prueba? Un viaje fantástico y lleno de acción, en el que un joven guerrero intentará acomodarse a su nueva vida, descubriendo los se...