Llegaron a la ciudad en el horario que había calculado Razelión. Estaban a tiempo en el club para empezar con la misión. Blumina era un lugar arquitectónicamente muy estético, de edificios altos y paisaje urbano muy poblado. Silur venía encantado con la vista.
—Es un lugar tan brillante... —dijo mirando hacia todos lados.
—Así es. No hay noches oscuras y lóbregas aquí.
—Que extraño me siento; como si estuviera rodeado de personas. ¿Todos estos edificios están llenos de gente?
—Algunos están llenos de día y otros de noche. Los de compañías y negocios, están llenos de día mientras la gente trabaja, y los de departamentos están llenos de noche, mientras todos descansan de haber trabajado. Las vidas humanas son así de simples.
—Entiendo —dijo, esbozando un gesto de incomodidad pensando cuanta gente que no conoce había a su alrededor.
Transitando una avenida muy amplia y concurrida, Razelión comenzó a bajar la velocidad.
—¿Llegamos?
—Así es, está a una calle de aquí —bajó del deslizador mientras este se detenía por completo y se apoyaba en el suelo firmemente.
Caminaron hacia el club. Silur reconoció la entrada por la fila de personas esperando para entrar, antes que por el enorme cartel. Se saltaron la cola y pasaron, decididos, al lado de muchos jóvenes (y no tan jóvenes) que esperaban charlando y usando sus celulares, hasta donde estaba el encargado de seguridad de la puerta: un hombre alto, musculoso y vestido con un traje abierto que dejaba ver una camiseta negra, apretada, debajo.
—¡Hola! ¿Podemos pasar?
—Depende si me caes bien —dijo el guardia, mirando a los ojos a Razelión sonriendo. Parecía esperar que lo fueran a sobornar con algo de dinero para no esperar.
—Me dijeron que venga aquí... ¿Me entiendes? —insistió Razelión algo molesto.
—Y a mi igual... para que ningún niño mimado como tú entre donde no pertenece —respondió intimidante el guardia, dándose cuenta que no sucedía lo que él creía. Silur se mantuvo en silencio, pero se preparaba para responder a golpes si pasaba algo.
—Vengo a ver a K.
—No sé de qué hablan —el guardia se puso algo nervioso.
—Si sabes, pero no nos crees. Mira, imbécil —Razelión se subió la manga y mostró su marca abisal.
—Ustedes dos —se quitó las gafas oscuras—, ¿En serio? Krieger los matará. No son más que dos niños —susurró llevándose la mano a la frente.
—¿Quieres que reporte que te opusiste a cooperar?
—Son sus vidas... pero solamente los dejaré pasar. Si me preguntan, no los conozco. Me ofrecieron dinero y los dejé colarse.
—No —respondió Razelión, molesto—, tú debías concedernos acceso al salón VIP donde se encuentra el objetivo.
—No voy a involucrarme así. Cuando Krieger termine con ustedes, averiguará quien los dejó entrar y matará a mi familia entera.
—Cobarde... —hizo cara de disgusto y continuó—: bien, nosotros nos las arreglaremos. Entiendo tu preocupación, no estarás involucrado si algo sale mal.
—Así lo espero —el guardia se hizo a un lado y los dejó pasar por la puerta principal—. Sigan adelante hasta el fondo. Hay una escalera que dice privado; es ahí.
El club estaba lleno de gente. Se oía una música electrónica extraña, con muchos sonidos violentos y disonantes. La mayoría sonreía y cabeceaba mientras saltaban con los sentidos entumecidos en alcohol y otras sustancias.
—¿Qué haremos ahora? —dijo Silur, siguiendo a su compañero, esquivando gente.
—El plan no cambió.
—¿Cómo vamos a-
—No discutamos esto ahora —se acercó al oído de Silur para susurrarle—, no hay que llamar la atención. Déjame ocuparme —siguió caminando hasta la escalera seguido por él.
Llegaron a la escalera. No había guardia en la salida de abajo. Subieron y se encontraron con el guardia del piso.
—Este lugar es privado, chicos.
—Venimos a ver a K —dijo Razelión sin preocuparse.
—K no recibe a nadie que tenga un asunto con él. En este momento está ocupado. Vuelvan abajo, por favor.
—Es un asunto importante. Seguramente si lo llamas estará contento de vernos.
—K está ocupado ahora mismo —repitió amenazante—, con un asunto verdaderamente importante. Váyanse.
—Deberé decirle entonces a Raim'ah que no pude entregar el mensaje —entrecerró los ojos y se frotó la nuca nervioso.
—¿Raim'ah?
—Así es —se quitó la chaqueta y mostró su brazo con la marca abisal.
—Son mensajeros del maestro... Increíble. ¿De qué clan?
—No estoy autorizado a discutir esa clase de información contigo. Solo puedo hablar con K. Si quieres saberlo, puedes preguntarle a él una vez nos hayamos ido, y te responderá solo si te cree confiable.
—Soy seguridad en su salón VIP, claro que confía en mi —miró con desagrado a Razelión.
—Eso no lo sé yo. Ahora déjanos entrar, por favor.
—Tú puedes pasar, pero que tu amigo espere aquí.
—Los dos tenemos que estar presentes cuando él escuche el mensaje. Es protocolo.
Se quedó pensativo un momento, mirándolos a la cara.
—Bueno... denme un momento. Esperen aquí, por favor.
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Silur de Gelir: La llama del abismo.
Fantasy¿Conocer tu verdadera naturaleza puede cambiar todo por lo que luchaste hasta ahora? ¿Estarías dispuesto a ponerlo a prueba? Un viaje fantástico y lleno de acción, en el que un joven guerrero intentará acomodarse a su nueva vida, descubriendo los se...