Entrada la mañana del día siguiente al del desafortunado y misterioso incidente que les había dejado una compañera de viaje inesperada, Razelión se detuvo a la orilla de la carretera, cerca de una pequeña laguna, que hacía las veces de oasis, en el desértico paisaje.
—Voy a bañarme. —dijo disgustado Razelión.
Él y Silur todavía llevaban puesta la ropa que el monstruo había ensuciado de tripas al estallar, y lo incomodaba bastante.
—Silur, ven tú también. Ya que nuestra invitada no se ensució, y va a viajar con nosotros, lo mínimo que puede hacer, es limpiar el interior del Star para que cuando volvamos, haya un clima habitable dentro. —continuó, desvistiéndose a la orilla y colgándose la llave del deslizador en el cuello, con una fina cadena que salió del llavero con un click.
Silur la miró, y ella le respondió asintiendo. Él se bajó y fue hasta la orilla de la laguna, mientras se quitaba la ropa sucia con gusto.
Pasaron cerca de diez minutos hasta que Razelión salió para ponerse a lavar su ropa. No tenía problema con estar desnudo frente a los demás, más que el hecho de que el sol estaba tan fuerte que le quemaba la espalda.
Silur hizo lo mismo. Ambos estaban a la orilla, fregando sus vestimentas para colgarlas al sol. En dos horas secarían.
—¿Es sexy, Mara, cierto? —dijo Razelión mientras fregaba, esbozando una leve sonrisa.
—Es una bella chica, si. —respondió Silur, haciendo lo mismo con su uniforme.
—¿Se lo hacemos ahora? La carretera está vacía, nadie nos molesta...
—¿Quieres...?
—Amigo —lo miró decepcionado de que pensara que dejaría pasar la oportunidad— no iba a viajar gratis ¿No?
—¿Esperas que ella se acueste con nosotros porque la llevamos?
—Conmigo al menos, si —se rió y la miró secando el asiento parada desde afuera, agachada, sosteniéndose del marco de la puerta. Su trasero, con ese pantalón corto, lo instaba a no esperar más—. ¿Tú qué? ¿No te gustan los tríos? Si te da vergüenza, voy yo primero, y luego vas tú. No hay problema, te espero al terminar.
—No es por eso —dijo algo nervioso Silur—, yo nunca estuve con una mujer.
—Oh... ya veo. Bien, ¿Pero sabes como...?
—Sé hacerlo —lo interrumpió—, pero nunca lo he hecho.
—Bien, menos mal que yo voy a ir primero, entonces; con tu fuerza, y las ganas que debes tener... ¡Pobre chica! — sonrió y caminó hacia el deslizador.
Para cuando la ropa de los jóvenes estuvo seca con el sol, Mara y Razelión estaban a mano, y Silur había tenido su primera vez con una mujer. Se encontraban en el deslizador, Raz, conduciendo como siempre, y sus compañeros en el asiento de atrás.
—¿Y cómo estuvo el chico? —preguntó Razelión a Mara, sonriendo.
—Es todo un galán —respondió ella, mirándolo con ternura.
—Raz... —dijo Silur, inquieto.
—¿Qué?
—No necesitamos hablar de esto.
—Solo quería saber como te fue —Razelión se rió por verlo sonrojarse, y siguieron charlando de otras cosas. Así, al mediodía, después de comer, ya estaban en camino a Gelir de nuevo.
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Silur de Gelir: La llama del abismo.
Fantasy¿Conocer tu verdadera naturaleza puede cambiar todo por lo que luchaste hasta ahora? ¿Estarías dispuesto a ponerlo a prueba? Un viaje fantástico y lleno de acción, en el que un joven guerrero intentará acomodarse a su nueva vida, descubriendo los se...