Muerte y libertad.

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La piel de Salbian empezó a ponerse de un tono gris paulatinamente, mientras los músculos de su cuerpo se hinchaban. Cerró los ojos y soltó el tubo de ensayo, vacío, que cayó al piso rompiéndose en pedazos. Alzó la voz, entrecortada y con una cadencia del habla marcadamente ralentizada dijo:

—No es... tan bueno como el que te dieron a ti, Silur... pero es lo mejor que pude hacer aquí, y solo —abrió sus ojos y las pupilas estaban completamente dilatadas.

La puerta de la biblioteca se abrió y entró el guardia que los había dejado pasar, observando lo sucedido.

—¿Qué rayos le hicieron? —dijo horrorizado.

—Una mejor pregunta es "¿Qué te va a hacer a ti, ahora?" —contestó Razelión, alejándose de a poco, y haciéndole una señal a Silur para que lo siga.

—¡No podemos irnos! —contestó él.

—¿Quieres ver de cerca lo que va a pasar? Vaya, eres más sádico de lo que pensaba.

—No podemos dejar que los mate. Estos tipos solo cumplían órdenes.

El guardia apuntó su arma a Salbian y disparó repetidamente sin mediar palabra al escuchar la conversación de los jóvenes.

—Les dije que no debían dejarlo quedarse con las muestras; pero decían: "¿Qué puede hacer con ellas? Déjalo que participe en otros proyectos... no es peligroso" —murmuró entre dientes mientras disparaba.

Las balas impactaron sobre el tórax de Salbian. Se frotó la piel, como si le hubiera hecho cosquillas, y empezó a acercarse a su celador de tantos años.

—Ustedes merecen esto —cada vez el habla se le complicaba más y se asemejaba más a una masa de músculos caminante que ya llegaba a los dos metros y medio de altura—... van a pagar —continuó, dando un salto hacia su carcelero que no pudo alejarse lo suficiente.

Salbian (o en lo que se había convertido) tomó con cada una de sus grandes manos, uno de los hombros de su aterrada víctima, y los arrancó del torso en un espectáculo que llenó de desagrado hasta a Razelión, que estaba acostumbrado a ver heridas graves.

—Bueno, quizás sí deberíamos correr ahora —dijo Silur, y comenzó a acercarse a la puerta mientras se escuchaban los demás guardias de la mansión, devenida en prisión vip, llegando al trote.

—Es un poco tarde para eso —interrumpió Razelión y se adentró de nuevo en la biblioteca, rodeando a la bestia que en otro tiempo había considerado casi de su familia—. Dejemos que tenga su venganza, y cuando todo esté más seguro salimos.

—Podemos escapar si- —Razelión lo interrumpió.

—Yo no soy antibalas como tú, Silur, deja que Salbian se encargue.

Se acomodaron rodeándolo, calculando alejarse del camino de los disparos cuando los soldados de Gelir entren a intentar terminar con su vida. La monstruosidad ya no hablaba; bufaba y resoplaba con un aliento de olor ácido muy fuerte y gruñía.

Entraron seis soldados con rifles automáticos; dispararon a la vez. Los fogonazos de las balas, inútilmente rebotaron en el cuerpo de la bestia, que gruñó antes de saltar hacia donde estaban todos ellos y comenzó a masacrarlos a golpes.

Arrinconados, los jóvenes abisales se dispusieron de forma que si una bala perdida llegara hacia ellos, Silur pudiera cubrir a Razelión con su propio cuerpo, para que la ropa de gelita los conservara a ambos a salvo. Durante cerca de treinta segundos, escucharon los gritos de terror, impotencia y dolor de los soldados que se quedaron hasta el final intentando acabar con la criatura. Al acabar, había sangre; armas; y cuerpos (o pedazos de ellos), regados por todo el lugar, cuya pared rompió el perpetrador de la matanza para poder salir cómodamente.

Tras atravesar el cuarto, llenándose de sangre el calzado, y verse rodeados de una escena dantesca, ya afuera de la mansión, vieron a la bestia de rodillas; parecía haberse quemado por dentro. Hasta hacía un ruido como si estuviera en una extensa exhalación mientras miraba al cielo en sus últimos momentos. A Silur le pareció verlo sonreír, pero no estuvo seguro. Al final de su suspiro final, el cuerpo de la criatura se empezó a verse cada vez más deteriorado, hasta caer con la apariencia de un cadáver momificado.

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⏰ Última actualización: Nov 15, 2019 ⏰

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Silur de Gelir: La llama del abismo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora