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{capítulo doce}

Mina toco la puerta, soltando algunos "Serena" mientras lo hacia. Serena miro a Eira, suspirando mientras se levantaba para abrirle la puerta.

— ¿Mina? ¿Qué pasa?— Serena levantó una ceja, mirando extrañada a la otra rubia.

— Quiero ir a casa de Kunzite y Beryl. — dijo mirando a Eira. La chica de cabellos plateado nego rápidamente, mirando a ambas rubias.

— Kunzite nos ha amenazado, ¿y quieres ir allá? — preguntó Eira con un toque incrédulo. — eso no hace ningún sentido.

— ¡Estoy segura de que algo anda mal! Kunzite no renunciaria a su deber asi, lo conozco.

— Tal vez no lo conociste bien, Mina. — Luna, quién estaba en la cama de Serena la miro desde su lugar. — la gente cambia.

— Claro que no...yo lo conocí bien, Luna. Estoy segura de que pasa algo... él...

— Mina, basta. Eres la lider, no debes ir tras tonterias como estas. Es peligroso, no solo para ti, pero para todas las demás y para Serena. Tú deber es protegerla, no ponerla en peligro por que crees que Kunzite esta bajo malas influencias que no le permitieron elegir el camino que tú querias.

Serena y Eira miraron a Luna en silencio, quien estaba mirando a Mina mientras hablaba. La otra rubia observo a la gata, ahora sintiendose completamente tonta y avergonzada. Serena notó esto, y fue a darle un abrazo.

— Mina, Luna tiene razón. Él mismo ha decidido que no quiere tomar nuevamente su lugar como general. Tenga una explicación o no, ya no es tu deber buscar que él sea una a nosotros. Él tomo la decisión. — Serena le dio una triste sonrisa, y Mina asintió.

— Tienes razón. Él no importa. Lo que que importa ahora es que podrían irse en nuestra contra; en tú contra, Serena. Ellos saben quien eres, y lo peor de todo, Beryl ya te ha hechado un ojo. Podría planear hacerte daño. — Mina retomó su comportura, tratando de ocultar el echo de que se sentia como una tonta por haber ido hasta alla esperando que la ayudaran con Kunzite.

— Beryl es ahora una humana, no puede hacerme daño.— contesto Serena como si fuese obvio.

— Aun hay mal en el mundo, Serena. Ya ella se ha dado al mal dos veces por el principe de la tierra, ¿No crees que podría volverlo a hacer? — Mina se sentó en la cama de Serena, suspirando. — Debemos protegerte de cualquier amenaza, asi que de ahora en adelante no debes salir sola, ¿entiendes? y ni siquiera pienses en pelear, ya sea normal o como Sailor Moon. Podrías hacerte daño, o a tu bebé.

— No soy una niña, sé que debo protegerme, Mina. — la rubia rodó los ojos. Mina suspiro.

— Lo sé, Serena, pero a veces hay que recordarte las cosas.

— oigan — Eira las interrumpió. — ese chico...Kunzite, y los demás generales, ¿ustedes los conocian en el Milenio de Plata?

Mina miro a la chica con cabellos plateados. Luna recosto su cabeza en la cama de Serena, esperando la contestación que ella ya sabia.

— Se conocian, si. Mina y las demás tuvieron que buscarme muchas veces aca en la tierra antes de que mamá se diera cuenta que no estaba en la luna. Mina mayormente venia mucho a la tierra, admiraba cuanta gente enamorada habia a los alrededores, ¿no, Mina?— Serena la miro, y la otra rubia sonrió levemente al recordar aquellos tiempos.

— La tierra siempre me parecio hermosa. Aqui conoci a Kunzite, y aunque al principio no queria que las demás y yo estuviesemos aqui, poco a poco comenzamos a reunirnos con los generales hasta que Endymion y Serenity se vieran por algun rato. Todos eramos complices de su amor...— Mina recordo que no solo eran complices del amor entre la princesa de la luna y el principe de la tierra, si no entre ellos también. Habian pasado tanto tiempo con los generales que habian comenzado a sentir cosas por los otros. Al menos, ella podría asegurar que entre ella y Kunzite si hubo algo. Algo que ya no existia.

Escribiendo el destino [Sailor Moon] [SD2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora