{capítulo veintiuno}
NOA
Noa entró a su apartamento, empujando todo en su camino. Estaba completamente enojado, frustado, lleno de irritación. Aquella princesa... nuevamente, se habia salido con la suya. Le había quitado lo que queria, y por fin habia entendido el coraje que habia crecido en los corazones de Eira y Beryl.
— Maldición. — masculló el chico, empujando todas las cosas que tenía al escritorio hacia el suelo.
No podía quitar la imágen de Beryl en el suelo de su cabeza. Aquella mujer...ella ahora iba a ser su razón para acabar con la princesa de la luna para siempre. El castaño recordaba muy bien su plan inicial, mucho antes de que se enamorara como tonto de aquella pelirroja. Aquella mujer que solo pensaba en Endymion, y que habia muerto en manos de él mismo.
Noa solo quería el cristal de plata, al menos, al principio habia sido así. Habia investigado mucho de Sailor Moon, de Serena, y su pasado como princesa lunar. Más bien, estuvo dos años buscando lo más que podia sobre ella, pero nunca la había visto. Habia estado cerca de Tokio, y cuando por fin fue hasta alla procuro ocultarse bien de la rubia y sus amigas. Entonces pudo encontrar a las gemelas, Lethe y Mnemosyne. Estaban viviendo una vida "normal", pues su planeta había sido detruido por Galaxia. Y con la inocencia y buena voluntad de Mnemosyne, Noa pudo manipularla hasta poder esconderla de su hermana, y asi obligarla a ayudarlo. Lethe tomó el nombre de Ágata, y se convirtió en la hermana falsa de Noa hasta que pudiesen encontrar el cristal.
Luego vio a aquella pelirroja. Iba como una niña feliz, junto a aquel general, ambos caminando por las afueras de Tokio sin alguna preocupación. Noa la reconoció, aun cuando nunca la habia visto, las imágenes de ella en aquella batalla con las guardianas llegaron a su mente como si aquello fuesen recuerdos de él mismo. Le pareció injusto que Sailor Moon acabará con una vida que a él le parecia completamente normal, claro, él no sabia lo caprichosa que era Beryl. Luego del congelamiento de la tierra, pudo acercarse a ella. Supo la historia de ambos, y como irónicamente habian terminado siendo hermanos en esa vida. Entonces bastó con convencer lo suficiente a Beryl para tener a Kunzite de su lado también.
Ella no lo notaba. Noa estaba seguro de que asi habia sido tantas veces en las tres vidas que habia tenido la pelirroja. Beryl no era una mujer de mal parecer, y con algunos ajustes, también podía ser encantadora. Pero su capricho con Endymion era grande, soñaba despierta con ser correspondida, repitiendo una y otra vez como la princesa de la luna le habia quitado la oportunidad de que ella y Endymion tuviesen algo. Noa se preguntaba si en realidad eso era asi, pero nunca la cuestionó. Le gustaba verla feliz. Por eso, cuando ella le pidió deshacerse de la rubia totalmente, el aceptó sin pensarlo bien. Ella solo queria deshacerse de la princesa lunar para quedarse con Endymion, y Noa solo le estaba haciendo el trabajo facil para irse con alguien más, pero no podía negarle nada.
Y también acepto cuando le pidió que utilizara sus nuevos poderes. Poderes oscuros, de muerte, que ella sabia muy bien que él no habia usado aun. Él no pensaba usarlos a menos que fuese necesario, pero Beryl suplicó por su ayuda, y él los utilizó. Ahora no se arrepentia del todo. Vida por vida, pensó. Pero ahora Beryl estaba muerta, y aquel capricho que le cumplió jamás seria agradecido. Peor aun sus otros aliados, Kunzite y Eira, ahora seguramente caerian en las manos del bien otra vez. No podia permitir aquello, no podia dejar aue estropearan sus planes.
El castaño caminó por el lugar, lueg encontrando un cordón que al halarlo hacia caer unas escaleras del techo, llevando al ático. Cuando la luz entro a aquel lugar, unos quejidos se escucharon, y el castaño solo rodó los ojos antes de subir.
— A ver, Mnemosyne. No entiendo por que haces ruido cada vez. — dijo, acercándose a la pelirosa para remover la venda de su boca. — Ágata estará muy feliz de verte.
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Escribiendo el destino [Sailor Moon] [SD2]
Fiksi PenggemarSaga Destino 2 • Terminada ---------- A veces querer algo no significa que lo iras a tener. Podemos querer muchas cosas, pero debemos trabajar por ellas si de verdad queremos tenerlas. Serena Tsukino se esforzó para convertirse en una verdadera guar...