7 - Mi amiga Bree Weston.

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7 – Mi amiga Bree Weston.

Aquella noche le hubiese gustado soñar. Un sueño que le llevase lejos, probablemente a un prado, no, ya no quería historia de superhéroes, no quería historia de espectaculares batallas, se conformaba con ser transportado a un extenso y bello prado.

Si podía ser con flores, montones de flores de todas las clases pero que todas ellas desprendiesen un agradable aroma, como el de los ambientadores, esos que hacen que un lugar se sienta limpio y fresco incluso si no lo está. Quería ese tipo de flores en su sueño. Y el enorme prado para que pudiese correr, pero no correr porque huía de alguien que intentaba despedazarlo, correr por pura diversión, correr porque aquello le relajaba. Agotarse para después dejarse caer sobre el pasto, sobre aquel blando y bonito pasto donde gracias a la relajante corriente de aire puro quedaría dormido. En paz, sin miedo, solo en ese prado, descansando todo el tiempo que le placiera.

Solo si hubiese soñado aquella noche…

Al abrir los ojos pudo comprobar que no, no había soñado con tal prado y de hacerlo no recordaba ni un pequeño pedazo de tal sueño.  Seguía en aquel incómodo y viejo asiento de copiloto del automóvil.

Casi como si fuese un auto reflejo el primer lugar el cual su mirada fue guiada fue el asiento de al lado, el del conductor; estaba vacío. Y con el miedo de que aquella chica rubia le hubiese dejado empezó a mirar hacía todos lados.

La vio, no se había largado. Bree estaba sentada sobre el capó del coche mientras se fumaba un cigarrillo. Buzz puedo respirar aliviado, al menos no había sido abandonado a su suerte de nuevo.

No recordaba muy bien en qué punto quedó dormido.  Recordaba como huyeron de Lewiston, el berrinche que vino después y como la conversación entre ambos después de tal acto fue casi escasa, más bien nula. La noche les había alcanzado y Bree dijo que seguiría conduciendo lo más lejos que le fuese posible, hasta que el coche quedara sin gasolina. Y Buzz, observando como aquellas rayas blancas de la carretera pasaban a una velocidad lo suficientemente aceptable como para considerarlas hipnóticas, con las lágrimas todavía resecas en sus ojos, su extremo cansancio y su cabeza apoyada sobre el cristal quedó dormido, más rápido que cualquier otra vez.

Quizás porque por primera vez desde que todo el holocausto había comenzado se sentía seguro, por primera vez alguien le hacía sentir seguro y aquella era Bree. Ella le había salvado la vida dos veces en el pasado día y de algún modo aquello era reconfortante, seguridad fue todo lo que pudo sentir en aquel coche mientras ella conducía.

Su rostro era proyectado en uno de los retrovisores del coche. El que estaba justo al lado de su puerta. Su ojo hinchado ya era parte del pasado, un pasado que parecía mentira que solo hubiesen pasado dos semanas desde que su padre se lo hizo. Parecían meses.

Se colocó bien el gorro de lana sobre su cabello y decidió salir fuera con Bree. Su mochila y el bate de beisbol quedaron dentro, parecía que el perímetro era seguro, no había necesidad de preocuparse.

—Oh, te has despertado piojo.

— ¿Es realmente necesario que me llames siempre así?

—Sí, créeme, lo es — La rubia sonrió tímidamente.

Buzz se encogió de hombros, aquella fue su respuesta.

— ¿Qué haces aquí fuera con todo el frio? Podrías estar dentro del coche.

—Estaba esperando a que te despertaras. La gasolina se ha acabado, estuvimos en la carretera más de dos horas — Explicaba Bree mientras su cigarro se consumía entre sus labios — Hemos pasado Boise, las cosas por ahí no parecían mejor de lo que estaban en Lewiston. He utilizado carreteras secundarías para evitar grandes atascos. He visto a grupos, grupo de gente, mientras avanzábamos pude ver como ellos también se refugiaban en sus coches, no eran muchos pero hay gente ahí fuera, gente viva — Dio otra profunda calada al cigarro, le quedaba poco para quedar totalmente consumido — Pero lo hicimos, nos alejamos lo suficiente y parece que por aquí las cosas están más tranquilas.

Donde habita la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora