15 - Viaje al fin de la noche.

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15 – Viaje al fin de la noche.

En un principio ninguno de los integrantes del grupo quería que la recién llegada se quedase con ellos. Regina contó lo que había pasado en el supermercado y Ethan se negaba a aquella mujer durmiese en el mismo sitio donde estaba durmiendo su pequeño Bobby. Tuvieron una discusión, JD no estaba para tomar decisiones en aquel momento, ya había sido sanado por parte de los dos doctores pero poca cosa podía hacer en aquel estado, reposaba en una de las habitaciones. Así que finalmente aquella decisión se tomó en consenso de todos, Buzz insistió en que debían darle una oportunidad, era la primera vez que el pequeño intervenía en una de las decisiones del grupo y tras contarle su terrible historia muchos de ellos acabaron con el corazón hecho pedazos, la dejaron quedarse, con todos ellos, aun así no le iban a sacar el ojo de encima en ningún momento. Había sido un día largo, una noche larga y solo quedaba que pudiesen descansar. Todos se fueron a dormir, bueno, Linda y Regina no dejaron de comerse a besos a Devin en un buen rato pero finalmente ellos también marcharon a descansar.

Se escuchaba el chirrido sonido de las ruedas de la silla de Alma cruzando acercándose hasta donde se encontraba el militar retenido. Se adentró en la habitación pues no le había sido muy difícil hacerse con la llave, al fin y al cabo todos dormían y las últimas horas habían sido demasiado exhaustas como para que alguno de ellos estuviese con un ojo abierto.

— ¿Lo has traído?

—Aquí está.

Alma acercó la botella de whisky hasta los labios del comandante que seguía atado en los barrotes de la cama. Mojó sus los labios con el licor, lentamente, inclinando la botella para que el hombre pudiese beber con facilidad.

Apartó la cabeza una vez que estuvo satisfecho.

— ¿Todos duermen?

—Sí — Afirmó ella.

— ¿Trajeron a tú hijo y al otro?

—Así es. Ellas son unas heroínas ¿No? No podían fallar, los trajeron sanos y salvo.

—Ellas no son más que tú.

—Al menos pueden salvar la vida de la gente, yo estoy destinada  estar postrada en esta dichosa silla todo lo que me quede de vida, no puedo salvar la vida de nadie, ni siquiera la de mi propio hijo.

—La rubia es una puta. Starla es solo una mandada apuesto a que no sabe pensar por ella sola, siempre va a necesitar alguien que le guie, es una inútil pero en cambio tú...bueno, no podrás hacer lo que hacen ellas pero estoy seguro que eres mucho más lista e ingeniosa que esas dos.

Alma sonrío tímidamente.

Peterson hizo un gesto con la cabeza para que la mujer se volviese acercar y vertiese algo más de licor en su boca.

Y así hizo. 

El rostro del militar todavía seguía cubierta en parte por la sangre que había brotado de su boca y nariz, la paliza que le habían dado Bree y Starla todavía hacía mella en el hombre y es que no había habido más humillación para este que haber sido derrotado por dos mujeres de aquella manera.

—No merecías que te hiciesen esto — Comentó Alma retirando de nuevo la botella una vez que Peterson estuvo satisfecho.

—Es lo que hay...

—Son tan injustos conmigo, la vida siempre me ha tratado como una mierda sabes, no tienen ni puta idea por lo que he pasado, por lo que he pasado para criar a esos dos niñatos y así me lo agradecen.

—Son una panda de desagradecidos.

—Mala madre sé que dicen a mis espaldas. No tienen ni idea como iba con el coche aquel día para salvarle la vida, no tenían ni idea, eso no es ser mala madre...

Donde habita la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora