20 - Tomado por las llamas.

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20 – Tomado por las llamas.

Ojalá el mundo se hubiese congelado como la nieve del exterior, ojalá todo se hubiese vuelto de piedra por unos instantes, solo unos cuantos minutos, el pequeño no pedía demasiado, solo unos cuantos minutos. Si le hubiesen dicho horas antes que ahora mismo estaba al borde de echar correr para salvarse el pellejo no lo hubiese creído de ninguna manera. Aquel hogar, aquella familia, sí, con sus problemas pero es lo que parecían una familia, una familia que acababa de desmoronarse por completo a ojos de Buzz.

Aparentaban ser felices, perfectos, llenos de moralidad y positividad pero detrás de toda esa fachada se estaba escondiendo algo realmente oscuro. Buzz estaba convencido que nadie le hubiese creído si ahora mismo se ponía a gritar lo que acababa de ver, lo iba hacer, obviamente pero todos quedaron tan impregnados con aquella imagen mental de que Henry era un adorable anciano que jamás hubiesen esperado un hecho tan desagradable como el que el chico acababa de presenciar.

Y es que la familia de Henry no era muy diferente a la suya. Su padre nunca había abusado de ellos sexualmente, eso era cierto pero sí lo había hecho de otras formas. Con Buzz sobretodo, Kelly siempre se llevaba la mejor parte del asunto. Si alguna diferencia había entre Henry y Terry, el padre de Buzz, es que Henry era mucho más inteligente que el alcohólico trozo de mierda que solía tumbarse al sofá y beber y beber hasta hartarse.

Henry había sabido cómo crear una fachada, como crear una gran mentira y arrastrar a sus tres nietas a ello. Desde la más pequeña hasta la mayor, había arrastrado a toda su familia hasta su círculo vicioso y ellas, de alguna manera, había aceptado el maltrato. Y eso es lo que aquel mundo ocultaba tan bien, no había policías, no había gobierno, ahora era él, Henry, quien marcaba las reglas, quien decidía que es lo que podía hacer y lo que no. Sin embargo aún en la otra vida Terry, el padre de Buzz fue tonto hasta para eso. Jamás pudo arrastrar a sus dos hijos a sus maltratos, quizás Buzz se acostumbró a ellos pero jamás los aceptó.

Pensándolo bien Henry y Terry eran exactamente idénticos, la única diferencia abismal que había en ambos era la inteligencia. Terry jamás tuvo de eso.

Su espalda chocó de lleno contra la pared del pasillo, ya no había más espacio por el cual retroceder, ya no había más espacio por el que huir de aquel hombre enfermo con su enorme machete.

Quería huir, quería gritar, quería contarles a todos quien era Henry, sin su máscara, sin las apariencias, sin las mentiras, quería contarle a todo el mundo quien era ese monstruo, quería hacerlo pero el pánico, aquel pánico que ya creía haber tenido superado se apoderaba de él de nuevo, haciendo que su cabeza se llenase de pensamientos que no le dejaban avanzar de ninguna manera. Y es que parecía que volvía a ser aquel mocoso llorica de los vestuarios, el niño bebé que siempre lloraba cuando su padre utilizaba el cinturón sobre él, parecía como si todo lo que hubiese pasado nunca hubiese ocurrido, como si todo hubiese sido en vano, como si toda la valentía que había ganado en aquellos meses simplemente…desapareciese por completo.

Las feroces garras del anciano agarraron la sudadera de Buzz, Sus finos y pálidos dedos rodearon la tela haciendo que de un fuerte empujón el chico cayera contra el suelo, mientras que aquel despreciable loco estaba sobre él, golpeando su cabeza contra el rustico suelo de madera del pasillo.

— ¡¿Por qué has tenido que hacerlo, mocoso?! ¡¿Por qué tenías que abrir esa puerta?! — Golpeaba la cabeza del chico una y otra vez, sin parar, lleno de furia y odio — ¡Me vas a obligar hacerte daño! ¡Tú me has obligado!

Buzz intentaba forcejear como podía. Llevó sus manos hasta la cara del anciano e intentó golpearlo, arañarlo o lo que fuese pero como si fuese una nueva sorpresa para él, aquel viejo no estaba tan débil y enfermo como había aparentado.

Donde habita la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora