14 – La caída del rey.
Una enorme metálica puerta se mostraba frente a ellos. Cuando llegaron por primera vez al hospital hacía ya cosa de unos meses el comandante se encargó de despejar aquella zona de la planta él solo, la zona que había tras la doble puerta metálica. Le advirtió a su ojito derecho que jamás entrara ahí, le mandó asegurarse de que ninguno de los otros miembros del grupo les diese por acercarse aquel lugar. Jerry estuvo custodiando una habitación la cual ni el mismo sabía lo que en su interior se encontraba. Simplemente acataba ordenes de su líder, su jefe, su comandante y posiblemente su único amigo en aquel grupo.
La mirada de Peterson parecía completamente perdida frente aquella puerta. A Jerry le había parecido oír gruñidos al otro lado pero no le dio más importancia de la debida puesto que el comandante tampoco lo había hecho. Ambos se miraron, Peterson parecía estar teniendo algo en mente pero no lo había compartido con Jerry, no todavía.
— ¿Sabré algún día lo que hay tras esa puerta?
—Tras esa puerta está nuestro comodín, es todo lo que necesitas saber.
Peterson dio una palmada en el hombro a su mano derecha y ambos echaron a caminar, alejándose del lugar prohibido. El comandante empezaba a notar como Jerry estaba algo nervioso, inquieto más bien. Después de todo lo que había pasado en las últimas horas era como para estarlo, al fin y al cabo Jerry era la primera vez que se enfrentaba a una situación como esa pues nunca antes había combatido en guerras, nunca antes había actuado plenamente como militar, era la primera vez que tenía algo entre manos sumamente delicado.
— ¿Qué vamos hacer con ellos? No podemos tenerlos encerrados toda la vida.
—Lo sé, estoy pensando, estoy pensando que hacer con ellos.
Ambos continuaban caminando, uno al lado de otro y es que si alguien le preocupaba excesivamente a Jerry era Starla. Su comportamiento contra el comandante iba a traer consecuencias y él era consciente de ello.
— ¿Has pensado que vamos hacer con Starla?
—No — Respondió el comandante.
—Ella es de los nuestros.
—Eso está por verse. Por lo pronto quiero que la vigiles, échala un ojo, discreción, que no se note, no quiero que nos fastidie nada ¿Estamos?
—Claro — Afirmó Jerry.
Y ambos se separaron.
Lo de Jerry y Starla venía desde hacía tiempo. Antes incluso de que el mundo se fuese al infierno ya había habido tonteo entre ambos, no era nada serio, ambos lo sabían pero les gustaba, ambos satisfacían sus necesidades sexuales mutuamente. Y aunque le cueste reconocerlo, Jerry había acabado por tomarle cierto cariño a la del pañuelo.
Cuando llegó al pasillo donde habían encerrado a Bree pudo ver que la puerta del lugar estaba completamente abierta. Su corazón rápidamente se aceleró y con su rifle en alto fue directo a comprobar quien o como había abierto la metálica puerta.
El candado del pomo estaba rajado y forzado y en el interior no había nadie, alguien la había soltado y ahora sí que estaba en un grave problema como no la encontrase pues lo que menos quería ahora mismo es que se montase otra revuelta como la que se había montado anteriormente, era la guerra, ahora dispararían a matar y Jerry lo sabía.
Cuando se volteó pudo ver a la mismísima Starla frente a él. Esta con ferocidad le propinó un golpe en la cara con su puño haciendo que el militar cayese hacía atrás. Starla se lanzó sobre él para qutiarle el rifle de las manos con rapidez, Jerry se negaba a entregárselo y forcejeaba con ella, la militar puso punto y final aquella lucha dándole un fuerte rodillazo en sus partes íntimas, haciendo que de una vez soltase el rifle.
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Donde habita la muerte
HorrorEl mundo está apunto de cambiar. El joven Buzz, de once años de edad después de haber vivido toda su vida bajo maltratos y humillaciones no tiene ni idea de que su vida está apunto de dar un giro monumental. Los que creían que estaban muertos ahora...