11 - Navidad, negra navidad.

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11 – Navidad, negra Navidad.

Se habían tomado casi toda la noche en la operación. Bree estuvo presente, al igual Regina que ayudó en la operación, Ethan también aportó ayudando a pasar el material adecuado a JD cada vez que este se lo pedía, los cuatro habían colaborado para salvar la pequeña del muchacho y es que parecía que la operación había ido bien, bastante mejor de lo que JD imaginó pues el coagulo ya estaba demasiado avanzado y a pesar de que la esperanza era una de las cosas que más le costaba perder no es que estuviese muy positivo en la operación pero se equivocó, todo salió mejor de lo que en un principio había imaginado.

Linda y Devin habían estado pendientes de cada nueva noticia que salía de la habitación donde le estaban interviniendo a Buzz. Se preocupaban, obvio lo hacían pues al igual que los que estaban ayudando ahí dentro en la operación ellos también querían realmente que el nuevo niño se recuperase, los militares pasaban de sus asuntos, ellos tres siempre se solían aislar de los demás y poco les importaba lo que pasase con el asunto. Alma sin embargo siempre estaba sola, alejada de todos y maldiciendo que todo el mundo le diese la espalda casi siempre, nunca contaban con ella para nada pero se lo había ganado, no era una mujer en la que se pudiese confiar y simplemente estaba así, sola, sin nadie, nadie se preocupaba por ella.

Cuando amaneció, Starla se encontraba en la sala de contadores de la luz, allí tenia montado su pequeño taller, siempre se encerraba cuando necesitaba reflexionar, pensar en lo que había hecho el anterior día con Bree, como estuvo apunto de conseguir matarla y en si aquello era lo correcto pues Starla podría ser todo lo dura que se hiciese ver pero en el fondo tenia remordimientos, extraño era pero los tenía. Había conseguido sacar la hoja cortante de uno de sus machetes, ahora se encontraba intentando sacar la parte afilada de otro cuchillo con unas tenazas y un par de herramientas, algo planeaba hacer con aquello. Finalmente lo consiguió, teniendo así las dos hojas cortantes de dos machetes, sin mango, simplemente la parte cortante de dicha arma.

—Nunca sabré por qué te gusta venir tanto aquí, pañuelitos.

Jerry, su compañero había entrado sin avisar, con su sonrisa ladeada se adentró en la habitación y tomó asiento sobre una de las cajas mientras llevaba una cerveza en la mano, iba dando tragos de vez en cuando, la última vez que él y el comandante salieron a por armas se pasaron también por la tienda de licores del pueblo, se llevaron un buen motín.

—Me gusta la soledad, eso es todo — Respondió ella.

—Y lo respeto solo digo que...podrías abrirte más pañuelitos, conmigo y eso, te invitaría a una birra y...abrirte, ya sabes.

—Cerdo. Ni lo pienses.

Jerry echó a reír. Entre ellos dos siempre había habido una especie de tensión sexual, Jerry siempre le echaba la caña y como es obvio ella le rechazaba pero no había sido Jerry el unico que había soltado comentarios subidos de tono, aunque pareciese extraño Starla tambien le había lanzado la caña más de una vez, por supuesto jamás lo reconocería pero que se conociesen de antes hace que haya cierta confianza entre ambos soldados.

—Ha ido bien la operación del pequeño Willy, nuestros civiles están de enhorabuena.

Starla simplemente asintió, tampoco es que todo aquello de la operación le interesase mucho, le daba más bien igual.

— ¿Qué haces con esos chismes? — Preguntó Jerry

—Armas — Starla abrió una pequeña cajita donde tenía correas de reloj de todos los tamaños, obviamente sin la parte del reloj en sí, solo eran las correas, agarró las dos hojas extraídas de los machetes y las colocó en dos correas de reloj diferente, rodeándolas con un poco de cinta adhesiva haciendo que los cuchillos quedasen pegados y al ponerse ambas artefactos en las dos muñecas quedasen dos armas blancas en cada mano, dos cuchillos punzantes en cada muñeca —No me conviene andar desprotegida, si me quedo sin balas o armas tendré como defenderme...

Donde habita la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora