13. "Serpientes rojas."

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Al fin llego a casa, escurriendo en agua. Mis padres aún no llegan así que puedo pasar libremente, sin miedo a que mi mamá me quiera regresar para que no ensucie su alfombra. Sé que necesito ducharme ahora, sin embargo estoy estática esperando a que algo suceda. Trato de quebrar mi cabeza, hasta que la respuesta llega a mí.

Estoy esperando un insulto de Axel. (Insulto cariñoso) Me tendré que acostumbrar a compartirlo con su pesada novia. Reviso mi celular sin mucho ánimo y me doy cuenta de que si tengo un mensaje en la bandeja de entrada y este dice:

De: Mi mejor amigo.

Para: Mi mejor amiga.

Enana, tienes que estar aquí en los entrenamientos en media hora.

Leo el mensaje una y otra vez hasta que entra por mi pequeño cerebro. Olvidé la práctica de las animadoras. Ni si quiera sé cómo vestirme. Quizá sea la primera vez que pierda un reto. Ah te crees.

Subí escaleras y me cambié como un rayo con ropa deportiva. Realmente necesitaba aprender a manejar. Hoy es uno de esos días en los que adoro algo que ya no tengo, chófer, pero para eso existen los taxis. Pedí uno rápidamente en una de todas las plataformas que hay y llegue en un par de minutos.

El césped estaba húmedo a causa de la torrencial lluvia que me había seguido hasta que llegue a mi casa. Las animadoras estaban con sus trajes de animadoras en una esquina calentando y estirando sus esculturales cuerpos. Del otro lado estaba el equipo de americano recibiendo instrucciones para poder comenzar a entrenar. Y En el centro de ambas partes estaba él, con ella.

Axel y Diana estaban besándose tiernamente en frente de todos. Axel era más alto que Diana por lo que se veían como una perfecta pareja. La pareja ideal.

— ¡Ey! Diana deja de comerte a tu novio. ¡Mía! Cierra la boca. — las risas no se hicieron esperar y pronto yo era el centro de atención y el hazmerreír de toda la cancha. Fulmine a Elisa con la mirada y arrastre los pies hasta donde estaban las demás. Pero que disparate era decir que Axel me gustaba.

— Empecemos con algo básico, Mía harás tres piruetas en el aire y luego la ancestral pirinola. — Elisa trataba de intimidar mi postura con nombres de posiciones que no existían. O tal vez sí, pero la verdad no entendía mucho de la situación en la que me había metido.

Pero no venía en blanco, el año ante ante-pasado fui a un campamento de gimnasia. No resultó bien, pero eso no importa.

— Puedo dominar solo lo que sí existe. — sonreí con autosuficiencia cuando acabó de dar su letanía.

Las chicas comenzaron a agruparse alrededor de nosotras y comenzaron a hacer comentarios sobre nuestra escenita. No era usual que alguien quisiera desafiar a la reina del equipo y yo no soy especialmente la persona ate-sistema. Pero era la ex de mi hermano, no tenía por qué caerme bien.

— Vamos Elisa, quizá Mía tenga potencial. — le grito una chica de piel obscura y ojos negros.

— Está bien Mía, pero al primer error... Sales. — Elisa me miró directamente a los ojos y pasó a mi lado. El entrenamiento comenzó y yo solo rezaba por no perder alguna de mis extremidades.

— Comencemos con algo básico, el calentamiento. — una chica bajita con lentes y ojos cafés preciosos me explicó cómo hacer los movimientos. Comencé a seguir sus instrucciones al pie de la letra, poco a poco fui agarrando más práctica. La gimnasia se me daba realmente bien. Y caí en cuenta de que Elisa no era la chica capitana que todos creían, no cumplía con todas sus funciones sino que las demás estructuraban y ponían las rutinas. Elisa y Diana solo sonreían con autosuficiencia y se pasaban con orgullo por los pasillos.

Para ti mejor amigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora