38. "Ojos de insomnio perfecto."

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— ¿Alguien tiene una doble vida que va a confesar? — pregunto Shopia al aire.

— Pues si me preguntan... — Kill se cayó inmediatamente y luego ya no quiso hablar más.

El ambiente se volvió un poco incómodo y yo solo cruzaba miradas fugaces con Axel.

— ¿Por qué no hacemos algo divertido? — pregunto Andrew para romper el silencio.

Todos asentimos y nos pusimos a jugar su nueva creación. Aunque yo estuviera presente de cuerpo mi mente solo se centraba en una sola persona Axel. Yo trato de superarlo y el siempre busca la manera voluntaria o involuntariamente de estar presente en mi cabeza... y se que lo hace con la intensión de que es mi mejor amigo y me quiere ver triunfar.

— ¡Mía! — Kill me dio unos toques en el brazo derecho para llamar mi atención. Y me di cuenta de que era mi turno de jugar.

— ¡Eso es hacer trampa! — Shopia se cruzó de brazos e hizo un puchero.

— ¡Tú no sabes perder! — le replicó Andrew.

— Tus reglas son injustas. — Kill sonrió con autosuficiencia mientras veía sus uñas recién pintadas por Andrew momentos antes de que se enojara.

—¡Las chicas no saben perder!

— ¿Por qué no hacemos una revancha? ¡Y ya dejen de gritar que mis oídos quieren sangrar! — Axel grito y todos se quedaron callados, aunque sus expresiones decían que no les gusta estar en silencio.

— ¿Y quién decidirá la revancha? — hablé por primera vez en esa guerra mundial.

— Pues quien es mitad chico y mitad chica. — habló Axel despreocupado.

— ¡Axel! — le gritamos todos.

— Está bueno, ¡No griten! Hagamos los típicos papelitos. — Axel se cruzó de hombros y todos asentimos en señal de acuerdo.

Me levanté de mi lugar para buscar un pedazo de papel. Sobre una mesa encontré una libreta de hace unos años, supongo que mi mamá la iba a tirar y la dejo por accidente. La abrí para encontrar una hoja en blanco y regresar lo más pronto posible con mis amigos, ahora que sabían mi secreto era demasiado peligroso dejarlos solos. No es que fuera desconfiada de ellos, simplemente sabía que bajo presión las cosas no salían como se planeaban.

Durante mi tarea encontré una página a tinta azul, me llamo la atención los dibujos que parecían más garabatos e hice una pausa para ver con claridad. Recordaría esas palabras en cualquier lugar que las viera, hace unos años Axel y yo quisimos ser cantantes. Si, así de loco que se escucha. Axel y yo queríamos destacar en el mundo artístico, por lo que tomo mi libreta y comenzó a experimentar unas rimas.

Cosa que no nos salió porque siempre nos desviamos y llegábamos a canciones que ya existían. Nuestro dúo cayó en picada y nunca volvimos a hablar del tema, hasta ahora, que encontré la libreta. Comienzo a darme cuenta de que quizá fue el destino, o quizá no. Las casualidades no existen, si volví a encontrar la libreta fue por algo.

— ¡Que estás haciendo! — Axel grito y me sobresaltó.

— ¡Tonto! — le lancé la libreta y está cayó, perdiendo la página de nuestro recuerdo.

— Te estamos esperando, ya llevas casi un siglo. — Axel rodó sus ojos y se cruzó de manos. — A este paso nuestros hijos harán la revancha y no nosotros.

— Ya voy. — tomé la libreta del piso y comenzamos a caminar de vuelta a la sala, donde nuestros amigos nos esperaban como una sonrisa pícara y gigante. Al parecer ellos nunca entenderían el significado de la palabra < Discreción>

Me di una palmada en la frente, si Axel no fuera Axel de seguro ya se habría percatado de que mis sentimientos habían adquirido un nuevo significado.

— ¿Alguna idea? — les cuestioné y volví a ocupar mi lugar.

— ¡Hagamos una guerra de agua! — chilló Kill.

— Hagamos una competencia de básquetbol. — se cruzó de manos Dan.

— Mejor de voleibol. — comento Andrew.

— Mejor unos retos, quien cumpla más es el ganador. Los retos serán extremos. — Shopia se encogió en su asiento y todo el mundo comenzó a lanzar ideas demasiadas raras hasta para nosotros. ¿No había algo menos complejo como un chin-champú?

— ¿Y si intentamos cocinar? — les dije después de que mi tinta dejará de escribir.

— Que absurdo. — habló Axel alzando una ceja. — Mejor competencia de comida.

— Ninguno de nosotros sabe cocinar, ese es el reto. — les dije obvia y todos se lo pensaron un momento.

— Podría funcionar, ¿Estás dispuesta a prestarnos tu cocina? — me lo pensé un momento. Tal vez no pensé en todo. Mi madre amaba rotundamente su cocina y recuerdo cómo se puso la vez que Edward presentó a su hermosa novia y Axel y yo hicimos un plan perfecto, el cual implicaba ensuciar su cocina.

— Aguantaré el castigo. — me encogí de hombros, esto iba a doler mucho. Pero que conste que si amaba mucho a mis amigos.

— Estamos agradecidos, Mía. — Axel me abrazo, aún estábamos sentados lo que hizo que mi equilibro fallara un poco y cayera sobre la alfombra, con el peso de Axel sobre mí.

Comencé a reír como una foca con retraso mental, Axel lograba un efecto en mí que es imposible de explicar a medio de palabras. Quizá ni con acciones sea capaz de expresar lo mucho que Axel me hace bien, él es como mi medicina. Es una medicina para mi enfermedad, enfermedad mejor conocida como amor.

Pero sé que esto está mal, Axel ya tiene a Diana como dueña de su corazón y lo mejor que puedo hacer es apartarme y dejarlo ser feliz, pero no quiero. No quiero renunciar tan fácil a mis sueños, quiero alcanzar ese jodido deseo de formar una relación con Axel. Y si, sé que tengo mucho miedo de lo que pueda pasar, pero me detengo un momento. El tiempo parece congelarse y que en la habitación sólo existimos los dos, nadie más.

Paro de reírme un poco y lo miro, miro directamente a sus ojos... Unos ojos que me persiguen por la noche... Unos ojos que me obligan a prestar mi atención... Unos ojos que quizá nunca me miren, pero que sin duda alguna me he perdido en ellos.

Lo miro tan simple, sin preocupaciones. Sus pestañas son largas y finas, están levemente curveadas (correspondiente a su posición) y sus ojos, esos ojos tan cafés. Esos ojos cafés... Esos ojos tan cafés de insomnio perfecto... Esos ojos que sólo tienen un dueño...

Esos ojos me miran directamente y al instante me siento aterrorizada. Me siento débil y pequeña y a la vez sé que esos ojos me cuidan por siempre. Por siempre y para siempre tendré insomnio. Pensando en esos ojos coquetos.

Para ti mejor amigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora