20. "La piedra de la verdad."

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Después de enterarme que el proyecto no se entregaba al día siguiente, pude dormir en paz como un angelito. Fue de esos momentos en los que cierras los ojos y un segundo después los vuelves a abrir, encontrando con que el reloj ha avanzado unas nueve a diez horas y que vas tarde al instituto.

Ya saben, lo típico de mí y de seguro también típico en ti.

— ¡Mía Edison! — mi madre coreaba mi nombre una y otra vez para apresurar mi marcha.

Cosa que realmente no me importó, ya iba tarde. Nada podía hacer. Tome mi mochila y la colgué en mi espalda, otro día en mi instituto.

— ¡Edward! ¿Me vas a llevar? — de sobra estaba preguntarle a Edward eso, el siempre partía temprano y nunca quería mi compañía. Supongo que no puedes obligar a alguien a querer tu compañía.

Sonreí tristemente y me di la vuelta, ahora entendía porque las personas decían que no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Y yo lo sabía bien, no supe aprovechar el tiempo con Edward y ahora estaba pagando las consecuencias. Aunque a decir verdad ¡La culpa no era mía!

— Me voy mamá. — me despedí de mi madre con un beso en la mejilla y tome una fruta.

— ¿Quieres que te lleve? Papá salió por unas compras del supermercado, pero está el automóvil de Ed, te puedo llevar si gustas — me respondió mi madre.

— Iré caminando, hoy quiero economizar y ayudar al planeta. — agite mi manzana en el aire, como si acabara de dar un discurso muy importante.

¿El automóvil de Ed estaba en casa y no en el Instituto?

~°~

— ¡Ey! Cerebrito ¿Por qué no viniste a la primer clase? — Axel se recargo en uno de los casilleros.

— Larga historia Axel. — levante la cabeza e hice un pequeño contacto visual.

— Pues cuéntame, para eso están los amigos.

— ¡Ax! ¿Vas a venir en la tarde? — Diana llegó a nuestro lado y abrazo a Axel de costado. — Mía. — me saludo venenosamente y me limite a contestarle con un asentimiento de cabeza.

— Este día no Diana. — Axel sonrió cansadamente en mi dirección y me gane una mirada asesina por parte de Diana.

— Ve con ella. — sabía que extrañaba la compañía de mi mejor amigo, pero prefería no interferir en su felicidad. Aunque yo no estuviera en sus planes.

— Está bien Mía. No soy su dueña, Axel puede salir contigo una tarde. — Wow, pensé por un momento detectar hipocresía pero nada de eso. Diana sonaba pacífica y segura de sí misma, hablaba conmigo no como otras veces, si no como si fuera una de mis amigas más cercanas. Como si fuera Kill o Shopia. Mi mejor amigo se tensó ante sus palabras.

— Eres la mejor. — Axel miró a Diana directamente a los ojos y sus labios se acercaron hasta toparse con los contrarios.

Que bonita pareja hacían y yo aquí de mal tercio. A estas alturas ya me había resignado a estar condenada a casarme con un bote de helado.

Incómodamente mantuve la mirada en el casillero, esperando que el par de mejores amigas que tenía llegara a salvarme pero no fue así, ellas ya estaban en la cafetería degustando su almuerzo.

— Te alcanzo en la cafetería, Mia.

Confirmando el mal tercio que soy cerré el casillero y comencé a andar en paso apresurado para no quedarme frente a ellos más tiempo.

Para ti mejor amigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora