39. "Sentí que mi corazón se acelero demadiado."

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— ¿Pueden dejar el romanticismo a un lado? — la voz de Andrew sonó en toda mi cabeza haciendo añicos mis sueños absurdos. ¿Cuánto tiempo habíamos permanecido así?

— Lo siento. — Axel se levantó lentamente de mí y las chicas comenzaron a gritar y dar saltitos en su lugar. Rodee los ojos, ¡Discreción!

— ¿Vamos a jugar o queso? — Dan se cruzó de brazos y me analizó, al parecer era la única que a un seguía en el piso.

— ¡Vamos a demostrarle que somos las mejores! — Shopia les sacó la lengua tan maduramente a los chicos y Kill la imitó.

— No sé quién es más inmaduro. — alcé las manos en señal de rendimiento y me paré por mi propia cuenta.

Rápidamente mi sala dejó de ser un lugar para descansar y se convirtió en un campo de pre-batalla.

— ¿Listas para perder? — Axel nos sonrió y nosotras negamos con la cabeza al mismo tiempo.

— Ustedes van a perder. — las chicas y yo intercambiamos miradas rápidas, como si fuera un código secreto. Digo, no servía para nada, pero nos hacía sentir especiales.

— Tendremos que cocinar un pastel, ¿Hecho? — habló Dan.

— ¡Hecho! — gritamos todos y fuimos corriendo a atacar la bella cocina de mi madre.

Nos dividimos por grupos y comenzamos a trazar un plan para ganar.

— Mía, te encargas de juntar los ingredientes. Kill comienza a buscar recetas en Internet, mientras yo preparo los utensilios y demás. — todas dimos nuestra aprobación y salimos corriendo para realizar nuestro encargo. Al parecer los chicos no tenían ni una pizca de organización, eso explica porque no llevábamos ni unos cinco minutos del reto y ellos ya estaban bañados en harina.

— Jaja, bien... bien... creo que ganamos. — Kill se tiró al suelo y comenzó a reír como una foca retrasada.

Los chicos nos miraron con el ceño fruncido, las lágrimas de risa inundaron mis ojos. Eso explica porque no me di cuenta que Axel se acercó a mi para vaciar un poco de harina sobre mi persona. No pude evitar ahogar un grito e intentar abrazarlo entre tanto panorama blanco, en mi aventura toque muchas partes del cuerpo de personas que ni tengo la certeza de quienes eran y, sin embargo, no pude atrapar a Axel. La espesa nube blanca de harina tapaba todo mi campo visual.

— ¿Mía? ¿Axel? — los gritos de guerra y el sonido del metal contra metal cesaron apenas mi madre piso la cocina... ¿Mi madre?

— Señora Edison. — poco a poco la harina dejó de flotar en el aire y los rostros de mis amigos comenzaron a ser visibles o bueno un intento de. Intercambiamos un par de miradas y luego...

— ¡Fue un gusto verla señora Edison! Pero mi madre ha de estar preocupada por mí. — Kill se encogió de hombros y salió apresuradamente. Vaya amigos que tenía.

— ¡Espera Kill! Te llevo a tu casa. — Andrew tomó su chaqueta de la isla de la cocina y salió más rápido que flash.

— Es demasiado tarde, será mejor retirarnos. — Shopia me dedico una sonrisa de disculpa y salió lo más rápido que pudo, con Dan pisando sus talones.

Regrese a ver a Axel que estaba tratando de escapar y lo tome de su playera.

— Tú me ayudas. — le dije entre dientes.

— Si no está mi cocina limpia en media hora, Mía Edison tendrás un castigo ejemplar. — mi madre me sonrió, pero no fue una sonrisa de "todo va a estar bien" fue más una sonrisa de " no te mato porque eres mi hija"

Mi madre se fue de la cocina y hasta que no escuche desvanecer el sonido de sus tacones pisando el suelo hueco, fue que pude soltar el aire que había tenido retenido.

— ¿¡Por qué te tengo que ayudar!? — Axel se cruzó de brazos e hizo un puchero.

— Porque eres mi mejor amigo y debes de cumplir con las responsabilidades de ser mi mejor amigo. — le sonreí.

~•~

— ¡Sólo presta atención! — cantaba Axel a todo pulmón encima de la isla de mi cocina.

— Ba...i..la.. — tome un poco más de aire lo que hizo que mi boca produjera un sonido extraño y fuera víctima de más carcajadas.

Había pasado más de media hora y sólo habíamos podido medio limpiar las cosas que quedaron un poco blancas.

— Debes de cantar con sentimiento. — Axel rodó los ojos y saltó para quedar a mi lado.

— Lo siento, Batman.

— Nonono, recuerda que sólo soy Batman por la noche. — se acercó a mi oído e hizo una casita con sus manos como si alguien más estuviera presente en la habitación y fuera a delatarnos. — Sólo tú sabes mi secreto.

Comencé a reír con más fuerzas que antes, claro si era posible y Axel se unió a mí. Momentos así de especiales con personas especiales vaya que valían oro.

— Lo siento enana, es demasiado tarde y mis padres no están en casa. Debo irme a mi departamento. — Axel se encogió de hombros y dejó la escoba a un lado.

— Te acompaño. — tome las llaves de mi casa que descansaban en la isla.

—¿Segura? — cuestionó mientras trataba de quitar los restos de partículas de harina de su ropa.

— Cien por ciento. — le sonreí de nueva cuenta y comenzamos a caminar.

Axel era mi vecino, claro estaba. Pero hace un año tuvo un arranque de rebeldía y les pidió a sus padres que le comprarán un departamento para que pudiera independizarse. Sus padres al principio se negaron e inclusive yo me puse triste, pero después descubrimos que sobre nuestra misma avenida sólo que un poco más arriba un departamento estaba a la venta. Los padres de Axel se lo compraron, pero tardaron un poco y cuando el regalo estuvo listo Axel no quería mudarse. Pero a veces cuando sus papás no están en casa y quiere un poco de privacidad, se va a su departamento.

— ¡Vamos Mía! Sólo un poco más rápido.

— Es... Lo... más rápido... que... puedo... — jadeaba.

Axel caminaba el doble de rápido que yo, por lo que era de esperar que estuviera más adelante que yo. Y después de tanto sufrimiento, al fin llegamos a la esquina de su departamento.

— Gracias por acompañarme Mía. — Axel se encogió de hombros y soltó una carcajada. — Se supone que yo debería acompañarte.

Me uno a sus risas, en parte tiene razón. Pero en parte quería acompañarlo. Axel se despidió de mi con un casto beso en la mejilla derecha y luego se metió a su departamento. Dejándome a fuera, con la libre brisa acariciando mi mejilla. Durante ese momento sentí que mi corazón se aceleró demasiado.

Di media vuelta para regresar a mi casa y vi la gran bajada que me esperaba. Bueno, quizá por eso mi respiración estaba tan agitada. Subir toda una colina no se hacía siempre.

Para ti mejor amigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora