24. "El regreso de lady cucharas."

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— ¿Segura que no estas escribiéndome?

— Segura, ¿Por qué te mentiría?

— Esta bien, hablamos después.

Axel colgó el celular y después no quiso aceptar ninguna de mis llamadas, frustrada y pensativa. Por saber a qué se debía aquello, el sueño no quiso llegar a mí. Resignada me fui a la ducha y me tome mi tiempo, al salir solo tome un cuaderno y me distraje plasmando todos mis pensamientos, aun curiosa por saber de qué se trataba aquel suceso de madrugada.

— ¡Mia! ¡Shopia está en la casa! — mi madre grito desde el pórtico.

Me pare cuidadosamente de mi cama y deposite la libreta en mi escritorio, me coloque una sudadera y baje a ver a Shopia.

— ¡Ey! — la saludé cuando llegue a su lado en mi sala.

— Kill no tarda en llegar me acaba de mandar un mensaje. — Shopia seguía revisando su celular sin siquiera prestarme atención.

— ¡Ey! — volví a repetir pero antes de poder escuchar una contestación, el timbre anunciaba la llegada de nuestra rubia amiga, me pare de un salto y abrí la puerta.

— ¡Ey! — la salude con ánimo.

— ¡Hola! — Kill pasó a mi lado como si estuviera en su casa.

— Oigan chicas, antes de que lleguen los demás ¿Hablaron conmigo hoy?

— ¿Qué?

— ¿Prestaste tu cuerpo y no sabes que hizo el extraterrestre contigo? Me pasa. — Shopia se encogió de hombros como si fuera lo más normal del mundo. No responde mis ey, pero si me cuenta sus experiencias paranormales. Genial.

— Mía, cuando Axel dijo que estaban con un chico peligroso que te repartía drogas la verdad pensaba que solo era una broma de mal gusto. — Kill se cruzó de brazos pensativa.

— No me secuestraron los alienígenas Shopia gracias y no me drogo, ¿Cómo sabes eso Kill? — le cuestione a la rubia.

— Axel me mandó un mensaje en el que decía que tuviéramos cuidado con un tal Neithen que es un asesino en serie y vende drogas. — me sorprende el nivel de calma con el que las chicas actúan.

~°~

— ¿Segura que era por esta puerta? — preguntó Kill a Shopia.

— ¿Es la seis no?

— Yo veo un seis pero no veo a los chicos.

— Les llamaré. — Shopia marco y puso el celular en el centro de las tres para que alcanzaríamos a escuchar.

— ¿Bueno? — contestó alguien al tercer tono.

— Dan, somos nosotras ¿Dónde están? — pregunto Shopia un poco alarmada.

— ¡Tienen derecho a guardar silencio! — me di una palmada en la frente, sabía a quién le correspondía esa voz.

— ¡Shopia! ¡Ven por nosotros a la comisaría! — grito Andrew de fondo.

Y luego silencio. La llamada había finalizado y ahora sabíamos dónde estaban los chicos.

Abandonamos la idea de ir tranquilamente al museo y regresamos en el automóvil de Shopia a buscar a los tres hombres que se supone deberían de protegernos a nosotras.

— ¿Creen que pidan fianza? Solo tengo un labial y unos chicles de menta. — la pelinegra rebusco en su bolsa pero no parecía tener al alcance nada más.

Para ti mejor amigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora