I love this work.

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"Maldita Jessica" maldijo por lo bajo Kurt mientras caminaba en dirección al chico que ocupaba una mesa cercana al gran ventanal del lugar. Detuvo sus pasos temblorosos cuando después de tan atemorizante caminata, llegó por fin frente a él. La mirada del chico que estaba pegada a la pantalla de su teléfono cambió por completo, y tuvo toda su atención justo ahí en la palma de su mano. Casi se desmaya cuando notó que aún al más mínimo movimiento, los ojos del contrario no de despegaban de él.

Odiaba eso, de sentirse tan nervioso. Habían hablado esa misma tarde, pero aún así el intercambio de un par de palabras no parecían ni aflojar un poquito todo el nerviosismo que se transportaba a todo su cuerpo. Se sentía tonto.

Tontamente enamorado.

— ¿Y qué vas a ordenar? — preguntó mientras apoyaba la mano en la mesa pero calculaba mal el movimiento (y eso no era nada su culpa, si no fuera Blaine esa persona hubiese sido una fácil orden que pedir) y casi pasaba directo al suelo. Su equilibrio le tuvo compasión y eso no pasó, pero el intento de risa disimulada de la persona frente a él aún así llegó a sus oídos.

Eso casi le provoca otra caída. Era una de las risas más lindas que había oído.

— La verdad, me gustaría un plato que no está en su menú. — eso ya era suficiente. ¿Era eso una extraña clase de magia mental para lograr que hiciera el ridículo en su trabajo y se ganara el primer día la fama del mesero torpe? Si era eso, estaba funcionado. — Así que no seré exigente y sólo pediré una malteada de fresa.

— Nada más, está bien. Volveré de inmediato con ella. — se dio la vuelta y ya trotando se dirigió dentro del local para pedir la bebida. Eso de volver enseguida era una mentira pura, no tenía ni la más mínima intención de volver ahí, al menos no en un buen y largo rato. El plan principal era sólo esperar a que hicieran en batido, los chicos de la cocina se demoraban un montón incluso para hacer menos, por desgracia justo ese día se había levantado con la mala suerte de su lado (aunque siempre la traía consigo), y su pedido llegó a sus manos en menos de 5 minutos.
Su plan B era sólo enviar a otra persona. Nadie le hizo caso, por la obvia falta de trabajadores estaban todos ocupadísimos en hacer el suyo y un par más y él solo, tuvo que afrontar el problema que ahora se le aproximaba.

— Aquí está — sirve el vaso de tu crush pero no se lo tires encima ni te mueras de vergüenza challenge.

Antes de que justamente su amiguita vergüenza saliera a la vista de verdad, se retiró para ir a atender a otra mesa.
Pensó que Blaine de verdad había ido sólo para esa malteada, y fue una horrible (o no, aún no estaba seguro) sorpresa cuando descubrió que al parecer planeaba pasar todo el día ahí pidiendo batidos. Iban ya por el cuarto y eran las 7;49 de la tarde. Terminó en el suelo más de una vez, y también se confundió un montón de veces al momento de hablar con otros clientes. Casi le tira encima un helado a un niño, por dios. Blaine se limitaba a reprimir su risa (o reírse de verdad un par de veces, muy pocas sí) y a soltar un par de comentarios cortos cada vez que pedía una nueva malteada.
La noche por fin llegó y con ello el momento de cerrar el lugar, ese día le tocaba a él hacerlo y en lo personal le encantaba, porque sabía que después de un largo día de trabajar duro -y hacer el ridículo- podría por fin irse a su casa.
El lugar quedó vacío rápido, en 10 minutos ya habían salido todos del recinto excepto una persona; Anderson, Blaine.
Se acercó a pedirle que por favor se fuera pues debía cerrar pero el chico sólo lo miró mientras tamborileaba sus dedos en la mesa y le pidió que se sentara.

Jamás había obedecido algo tan rápido.

— ¿Quieres seguir torturándome? — decir aquello era un poco descortés, pero ahí ya sólo su maldito nerviosismo estaba hablando por él. Igual era una pregunta medio real.

One More Night 〝 Klaine. Completa〞  ↓𝘌𝘕 𝘌𝘋𝘐𝘊𝘐Ó𝘕↓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora