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¡Noah, salváme!

¡No puede ser!
¡¿Cuándo tomó esa foto?! Se las tendrá que ver conmigo, estoy demasiado furiosa.

Tomé un abrigo que estaba sobre mi cama y salí disparada hacia la casa de Wolfhard.
¿Cómo pudo hacerme eso? Ahora tendría problemas con Lilia, genial.
Bajé las escaleras y me topé a papá sentado en uno de los sofás leyendo un periódico viejo.

—¿Adónde crees que vas?—me dijo sin despegar la mirada del periódico.

Despegué la mano de la manilla y hablé:
—Iré a ver a Noah, recordé que teníamos tarea de biología.

—No importa. No saldrás de casa porque estás castigada.

—¡¿QUÉ?!— corrí hacia él con los ojos bien abiertos. —¡Papá, aún no invito a Finn a casa! No pueden castigarme.

—Así que se llama Finn.— me puse de cuclillas dispuesta a rogar.

—Ese no es el punto, papá.— sacudí la cabeza.

—Si tu madre te deja salir, está bien te puedes ir.— rodé los ojos y me dirigí a la puerta.

Lo siento mamá, lo siento papá, esto es más importante que mi castigo.
Salí de la casa diciendo un: "al diablo con esto" y cerrando de un portazo.
Podía escuchar los gritos de papá desde fuera y eso me hacía estremecer. Lo ignoré y bajé los escalones del pórtico.

El clima estaba horrible, hacía mucho frío y el aire pegaba en mi rostro haciendo que mi cabello se despeinara y se pusiera por todo mi rostro. Caminé con las manos en los bolsillos y en un momento me decidí por comenzar a correr.
Se suponía que iría a casa de Finn, pero un impulso me llevo a la casa de Noah. Esperaba que estuviera ahí y no siguiera con Lilia porque enserio lo necesitaba.

Toqué la puerta una y otra vez, era una emergencia.
Su madre abrió la puerta con un delantal, estaba preparando galletas de jengibre, lo sabía porque conocía ese olor. Sonrió al verme y antes de que hablara pregunté si Noah se encontraba en casa. Ella asintió y me dejó entrar a su casa.

—Cariño, él está...— No la dejé hablar.

Subí corriendo las escaleras hacia su habitación y lo encontré a él dormido, ¿cómo pudo dormir ran rápido?
Tomé un cojín de su cama que tenía por decoración y comencé a darle golpes hasta que despertara.
No estaba funcionando, tendría que llegar a algo más lejos.

—¡Noah!— comencé a gritar desesperada.

—¡Millie, cállate!— tapó su cara con la manta.

—¡Quitaron Friends de Netflix!— esperé a que se levantara de la cama.

—¡¿Qué?!— dio un brinco y comenzó a soltar lágrimas de sus ojos. No puedo creer que eso le afectara tanto, y ni siquera era cierto.

—No es cierto. Es mentira.— en otras circunstancias me estaría riendo, pero es muy serio.

—¡Te voy a matar!— extendió sus manos y yo me puse a correr.

Corrimos de arriba a abajo, no me sentía apenada, esta era como mi segunda casa así que básicamente podíamos correr de aquí a allá.

The List; FillieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora