Tengo todas mis esperanzas en ti.
Millie se encontraba en casa acomodando los obsequios para el siguiente día debajo del árbol de Navidad.
Ella y Ava estaban riendo gracias a los chistes de su padre mientras que Paige y su madre se encontraban en la cocina preparando la cena. Charlie se encontraba en el sofá durmiendo y roncando.
—Papá, ¿estaría bien si invito a mi amigo a cenar mañana?— preguntó Millie con entusiasmo y esperanza.
—¿Por qué?, ¿Él no tiene familia?
—No, no, es que... sólo son su madre y él así que como Noah siempre viene a casa para cenar, creí que no sería mala idea invitar a otras dos personas. Ademas, dijo que no habían preparado la cena, ni siquiera un árbol de Navidad... su madre está muy ocupada siempre. ¿Qué dices? Solo por esta vez!
Su padre la miró inexpresivo, mirando todo el entusiasmo de su pequeña hija en su rostro. No le pareció mala idea, pero su mamá ya había comprado todo lo que necesitaba, ya casi hasta terminaban.
—Tu madre ya tiene todo listo, quizá las porciones no nos alcancen.— habló su padre y millie abrió los ojos.
—¡Ya sé! ¡Le voy a preguntar, seguro dice que sí!— se levantó corriendo hacia la cocina.
—¿Qué pasa, Millie?— preguntó paige.
—Necesito pedirle algo a mamá.—la miró y su madre se giró sobre sus talones.— Mamá, ¿crees que podría invitar a un amigo y a su mamá a cenar mañana? Ambos estarán solos, creí que era buena idea.
—¡Claro! No quiero que quede mucha comida de sobra, pero dime quién es?
Millie tragó saliva y después pronunció el nombre del chico que más le gustaba:
—Finn Wolfhard, mamá.
Su mamá entre cerró los ojos y sonrió.
Se acercó a Millie y después la tomó de los hombros, Millie se puso más nerviosa que antes y después su madre por fin después de muchos largos segundos habló:
—¡Te gusta! Aw, mi pequeña. Es el chico de rizos negros con pecas y piel realmente blanca?
Millie asintió y rodó los ojos, negó con la cabeza cuando escuchó el "te gusta" y sus mejillas se tornaron de color rosado.
—¡Mamá! ¡No me gusta!— se tapó la cara con sus manos.— Y sus rizos ya no son negros, los tiñó morados.
Su madre hizo una cara de disgusto a lo que millie respondió con seguridad:
—Se ve lindo, okay?
Su mamá sonrió y millie se dio cuenta de lo que acababa de decir, se fue de la cocina hacia su habitación molesta pero incrédula y cerró la puerta para llamar a Finnie.
1... 2... 3...
La imagen de finn se apareció en la pantalla de la computadora, llevaba puesta una pijama navideña y su cara blanca hacia resaltar sus ojeras debajo de sus ojos.
Millie sonrió, porque aún con su aspecto le parecía el niño más bonito.
—¡Finnie!— habló millie sonriendo y pegando un gritito.
—Hola, brownie.— finn repitió su acción y se frotó uno de sus ojos.
Millie volvió a sonreír y abrió los labios para hablar, esperaba que Finn no se molestara por invitarlo a casa. Había comprado un enorme suéter azul marino que estaba segura que le encantaría a finn.
—Tengo buenas noticias, hablé cob mamá y papá sobre mañana y...— hizo sonidos de una batería y movió sus manos al compás.—¡Podrás venir a cenar con nosotros!
