Maratón 2/3
No siempre sale como se planea.
11 de agosto.
Finn se acercó a mi, despacio y con cuidado. Puso su mano en mi mejilla y después hizo que nuestros labios se juntaran.
Era un beso lento, suave y lindo, él seguía teniendo su mano en mi mejilla y las mías viajaron hasta su cuello tocando cada parte de él.
Fue como el beso perfecto cliché, odiaba los clichés pero vivirlo se sintió tan bien y además, fue tan lindo... solos y sin nadie que pudiera vernos.-Brownie, eres tan...
Mi respiración estaba algo agitada, mis manos y nuca estaban sudando y mis ojos se abrieron en su totalidad.
Que había pasado? Ugh todo había sido un sueño, pero se sintió tan real y tan bonito.Sacudi mi cabeza intentando borrar la idea de besar a finn y tomé mi celular.
1 mensaje nuevo.
Lo abrí y era un número desconocido, quien podría ser? Y lo más importante, como consiguió mi número?
>> Hola Brownie.
No podía ser real, era finn y consiguió mi número por quien? Por un momento pensé en que si había pedido mi número era porque estaba interesado en mi, pero eso jamas pasaría.
<< Finn?
>> Yup, adivinaste.
<< Como conseguiste mi número?
>> Noah.
Debí haberlo sospechado, noah siempre intentando que yo estuviera con alguien en una relación.
<< Y... para que me escribiste?
>> Nada en especial, solo quería hablar contigo. Para conocernos más ya sabes.
Sonreí como idiota a el celular, ava entró a mi cuarto y comenzó a saltar en la cama molestandome.
-Ava! Deja de hacer eso!.- le grité y cuando me brincaba cerca del cuerpo la empuje.- mamaaaaaá!
-Ava a desayunar! Hay pastel de chocolate!
Ava sin pensarlo se esfumó hacia la cocina, gracias mamá me salvaste del apocalipsis de godzilla.
>> Millie estás ahí?
Abrí los ojos grande e intenté escribir algo rápido, que podía decir?
<< Am, sí claro. Lo siento soy muy torpe.
>> No eres torpe, eres linda en verdad.
Sonreí y esta vez me senté en mi cama escribiendo como tonta, lo leí pero no le respondí, simplemente no sabía como hacerlo... la puerta de mi habitación sono y me giré para ver quien era. Ugh, paige. No era que mo me cayera bien, sino que sabía a lo que venía: pláticas emocionales sobre los chicos. Últimamente me las había dado casi cada semana y honestamente ya estaba cansada.