Cuidados especiales♥

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La semana había sido sumamente dura para Sakura. Uno de sus pacientes llegó con una gripe bastante fuerte y aunque al final el hombre quedó sano, la pelirosa terminó contagiada. 

Para el viernes, la mujer casi agradecía de rodillas al cielo por el final de sus días de trabajo, así podía tener el fin de semana para reponerse por completo. A pesar de que ya había tomado medicamento, la gripe no cedía ¡Al contrario! Parecía que se hacía casa vez más fuerte. Cerca del medio día, la pelirosa sentía que se estaba muriendo, le había tenido que pedir ayuda a otra doctora para que se hiciera cargo de los pacientes que le quedaban, pues no podía atenderlos en ése estado, seguramente los contagiaría. Con paso lento, decidió ir hasta el pequeño cuarto de descanso que ocupaban las enfermeras y ver si un té caliente le ayudaba a deshacerse del frío tan fuerte que sentía.

-¿Sakura, estás bien?- Le preguntó Shizune en cuanto la vio entrar, sin embargo cuando la mujer estuvo a punto de responder sintió cómo todo a su alrededor comenzaba a girar hasta que finalmente terminó estampada en el suelo -¡Sakura! ¡SAKURA!- escuchaba a lo lejos, pero por más que quería responder su cuerpo no cooperaba. Poco a poco los gritos que escuchaba fueron bajando de volumen, hasta que finalmente dejó de escucharlos por completo. 

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Sakura sentía que su cabeza martillaba, era una tortura abrir los ojos pero se obligó a hacerlo. Lentamente fue distinguiendo las cosas y sonidos a su alrededor. Sintió que estaba acostada en una camilla, por lo que intentó sentarse, pero fue detenida por una enfermera, que se apresuró a acercarse en cuanto vio que ella estaba despierta.

 Sintió que estaba acostada en una camilla, por lo que intentó sentarse, pero fue detenida por una enfermera, que se apresuró a acercarse en cuanto vio que ella estaba despierta

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-Por favor no se levante, Doctora Haruno.- Dijo la joven, mirándola con preocupación. Sakura tocó su cabeza y esta le dolió al instante. 

-¿Qué pasó? ¿Por qué me duele tanto la cabeza?- 

-Déjeme buscar a la Directora Tsunade, por favor no se mueva para nada. No tardo.- Dijo la enfermera, saliendo de la habitación. Sakura miró en todo su entorno y pudo notar que estaba en uno de los cuartos del hospital, pero lo que no terminaba de entender era el por qué estaba ahí. Luego de unos minutos, Tsunade y Shizune entraron a la habitación.

-¿Cómo te sientes Sakura?- Preguntó la rubia, con el ceño fruncido. 

-Me duele mucho la cabeza ¿Qué fue lo que pasó?- Dijo la pelirosa, mientras Tsunade se acercaba a ella para examinarla más de cerca.

-Shizune dijo que te desmayaste de repente. Pregunté a las enfermeras si sabían algo y todas coincidieron en que no te veías bien desde hace tres días. ¡¿Me puedes explicar por qué si trabajas en un hospital no le pediste a ninguna doctora que te revisara?! ¡¿Cómo se supone que vas a curar a los pacientes cuando tú también estás enferma?!- Le soltó Tsunade, molesta. La pelirosa sólo bajó la mirada, sintiéndose como Sarada, cuando es regañada por ella. ¡Sarada! En ese momento la mujer recordó a su hija y de inmediato desvió su mirada hasta el reloj que estaba en la pared ¡Eran las tres y cinco! La hora de salida del colegio de la niña ya se había pasado por cinco minutos. Sakura de inmediato intentó ponerse de pie, pero fue detenida por la rubia. -¡¿Qué no escuchaste lo que te acabo de decir?!- Gritó Tsunade, enojada.

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