Fin de semana en familia♥

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El resto del día pasó en un parpadeo. Itachi se hizo cargo de todos los papeles que se necesitaban llenar para poder dar de alta a Sakura y de verificar los estudios de la pequeña Sarada, los cuales habían sido favorables, la niña no estaba enferma, pero aun así le aplicaron la vacuna, por lo cual la pequeña se sentía molesta y estuvo llorando prácticamente todo el rato.

Cuando por fin salieron del hospital, el pelinegro llevó a Sakura y a su sobrina a su casa para que tomaran las cosas necesarias para poder pasar su estadía en la casa de éste. Tsunade le había dicho a Sakura que el fin de semana se debía mantener en calma y el lunes debía regresar al hospital para un chequeo, si ése día llegaban a la conclusión de que la pelirosa podía retomar su trabajo sin ningún problema, para el día siguiente ya estaría atendiendo a sus pacientes nuevamente. 

-Itachi, de verdad te agradezco todo lo que hiciste hoy por mí, pero ya te lo dije, no es necesario que Sarada y yo nos quedemos en tu casa.- Dijo Sakura por milésima vez. Aún no le gustaba nada la idea de pasar todo el fin de semana en casa del Uchiha, aunque tampoco sabía cómo le iba a hacer para cuidar a Sarada ella sola si es que no se podía acercar tanto a la niña.

-Y yo también ya te lo dije. No está a discusión Sakura, tú no puedes cuidar bien a Sarada por ahora y la niña tiene energía para alumbrar a toda Konoha y lo que tú necesitas es descansar. Así que fin de la plática.- Concluyó el pelinegro, estacionando su auto frente a la casa de la mujer. El hombre tomó a la pequeña niña en sus brazos y la sacó del auto, caminando detrás de Sakura esperando a que ésta abriera la puerta de la casa. Luego de una hora, Sakura ya había hecho una maleta un tanto pequeña, donde había metido su ropa y la de su hija, además de otras cosas de uso personal. 

-¿Es todo?- Preguntó Itachi, quien acariciaba el cabello de su sobrina, la cual estaba completamente dormida.

-Sí. En realidad es más ropa de Sarada que mía. Además de su juguete favorito, por supuesto.- Señaló la pelirosa, mostrando el pequeño peluche verde de dinosaurio. 

-No puedo creerlo.- Susurró Itachi sin darse cuenta.

-¿Qué cosa?- Preguntó Sakura, confundida.

-No, nada.- Mintió el hombre. Aquel peluche era exactamente igual al que tenía Sasuke de niño y en realidad ése dinosaurio sin chiste también era el juguete favorito de su hermano. -Bueno, entonces si ya es todo nos podemos ir- Concluyó el pelinegro, sosteniendo a Sarada con un brazo, mientras que con el otro tomaba la maleta de la joven.

-No es necesario, yo la cargo.- Se apresuró a decir la chica, intentando recuperar el bolso.

-No te preocupes.- Contestó Itachi, dedicándole una sonrisa, la cual provocó un sonrojo en la chica. 

Durante todo el trayecto en el auto, ninguno de los dos adultos dijo nada. Su silencio era cortado por las respiraciones que daba la niña y los autos que pasaban. Cuando por fin llegaron a la casa del Uchiha, Sarada bajó del auto tomada de la mano de su madre, quien iba siguiendo al hombre hasta el interior de la residencia. Una vez que los tres estuvieron adentro, Itachi encendió las luces, las cuales de inmediato iluminaron la sala y cocina. 

-Pueden sentirse como en su casa.- Dijo el azabache, señalando el lugar con la mano. 

-Gracias- Contestó Sakura, un poco avergonzada pues no pudo evitar que el recuerdo de la primera vez que había estado en esa casa la asaltara.

-Sarada y tú se van a quedar en distintas habitaciones...- Itachi fue interrumpido por Sakura, quien empezó a agitar las manos apresuradamente.

-N-No es necesario. Ella puede quedarse en la misma habitación que yo.- Dijo la mujer, sintiéndose apenada por la hospitalidad que le daba el pelinegro.

Encontrarte otra vez -TERMINADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora