Abrí los ojos y estaba Marta a un lado en una vieja silla leyendo un texto cuya portada estaba tan corroída por polillas que no pude distinguir el título. —¿Qué hago ahora?— dije, continuando la conversación que habíamos iniciado en el psiquiátrico.
—Llamarlo — dijo con voz firme.
—¿A quién?
—A Tomás
Pensé unos segundos y contesté: —¿No sería rastreado hasta este lugar?
Marta sonrió, cerró el libro y se acercó a mí diciendo: —Sí, por eso llamaremos desde la calle. Pero así como tú podrás ser rastreado, nosotros podremos rastrearle a él—. Me acercó un vaso de agua y un pequeño plato con algunos camarones que ella había logrado salvar del almuerzo.
No tenía idea de para qué queríamos saber la ubicación del "pequeño agente" pero acepté ser parte del plan que apenas comenzaba a dibujarse.
Comí un poco pensando lo increíbles que hubiesen sido estos camarones fríos con un par de Timbis.
Luego de bañarme tras cuatro días sin conocer un jabón y de alistarme con ropa fresca, Marta, Kani, tres rebeldes más y yo subimos a una furgoneta que para cualquier incauto luciría como una ambulancia del estado. Desde que llegué a Tinebia todo era tan raro que ni siquiera me cuestioné por qué usábamos una ambulancia.
Nos dirigimos hacia una cabina telefónica ubicada a unas ocho cuadras, allí bajé con Marta y marqué el número que el niño me había regalado en la escuela. Luego de unos tres repiques, la voz de una mujer adulta atendió mi llamado. —Buenas noches— dijo en francés.
—Sí, le habla Eric Romero y quiero hablar con Tomás— indiqué en castellano. Si esta persona estaba al cuidado del niño, suponía que podría entenderme. A los segundos la voz del infante apareció por el auricular.
—Hola— saludó con inocencia aquel que consideraba mi amigo.
Marta me hacía señas para indicarme que siguiera hablando mientras rastreaba la ubicación de mi interlocutor desde su laptop.
—Estoy preocupado por ti, Tomás. Creo que este lugar puede no ser un buen sitio para ti. Quiero llamar a tus padres, ¿puedes darme su número?
Mi pregunta pareció no incomodarle, me respondió con seguridad:
—Tranquilo Eric, me siento muy bien y mis papás están contentos de que pueda vivir en este lugar.
Marta me indicaba que solo necesitaba algunos segundos más.
—Entonces regálame su número, por favor.
Tomás hizo silencio. Sentí que consultaba con alguien acerca de qué hacer. Mi compañera me miró y sonrió. Dijo con sus labios sin hablar: —Lo tenemos.
Colgué entonces el teléfono y sentí que por primera vez, los ratones cazaríamos al gato.
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Un Viaje a Tinebia
Mystery / ThrillerUn viaje a Tinebia es una novela llena de suspenso y psicodelia. La historia se desenvuelve en un universo distópico llamado Tinebia, en donde todas las sustancias psicoactivas han sido despenalizadas y el gobierno promueve su consumo entre los ciud...