La luz de la avanzada mañana la bañó cuando entró al comedor. Descalza, con el cabello recogido, vestía mi camisa de cuadros azules y blancos; le llegaba hasta la mitad de los muslos, estaba mal abrochada, pude deducirlo por la asimetría con la que la pieza cubría sus piernas. Yo podía verla desde la cocina mientras continuaba preparando el desayuno.
—Me gusta esto de que me hagan el desayuno— dijo sonriendo. Sus ojos brillaban con mayor intensidad en la mañana, era como ver el mar azul siendo acariciado por los rayos del sol.
Sonreí, mientras colocaba unas tostadas sobre el plato. —Toma asiento— le dije, y ella accedió, sin embargo tomó el individual que estaba en medio de la mesa y lo corrió hasta la punta de ésta.
De a poco fui trayendo todos los ingredientes de nuestro desayuno: Una jarra de jugo de naranja recién exprimido, dos tazas de café oscuro, cuatro tostadas de pan, mantequilla y mermelada de mora.
—¿Crees que va a funcionar?— me dijo, sin esperar que yo tomase asiento.
Temía el contexto en el cual su cerebro formuló esa pregunta, por lo que hice silencio.
—El plan— agregó al ver mi desconcierto.
—Creo que el punto más crítico depende de ti. ¿Realmente quieres hacer esto?
Hice un breve silencio y aclaré: —El plan.
Entrecerró sus ojos y tomó un sorbo del jugo. Ella sabía que si la había reclutado, había investigado su historia, tenía claro que yo conocía su parentesco con el Ministro, sabía además que yo tenía todo el derecho a dudar de su participación, pero se preguntaba internamente por qué entonces la había convocado.
—¿Quieres hacer la pregunta directamente o quieres continuar coqueteando con ella?— dijo.
Ya sentado tomé un sorbo de café. Estaba amargo, recordé por qué había dejado de tomar café en casa.
Continuó: —Sí. Deseo acabar con esto y si para hacerlo debo acabar con él, lo haré.
Me recordó a su padre, casualmente él había elegido acabar con su esposa justamente para sostener lo que Camile llamaba “esto”. Era curioso cómo ella no podía ver lo similar que era su accionar con el de Lauve. Estaban dispuestos a todo para lograr lo que querían.
—Entonces no hay de qué preocuparnos— dije untando mi tostada con la mermelada.
—¿No sientes que el plan es demasiado complejo?
—Realmente es bastante simple— dije relajado, aún conociendo que la operación era absurdamente compleja, pero sabiendo además que este era un elemento necesario para que los rebeldes se vieran forzados a atraer a la mayor cantidad de disidentes posibles a cada una de las fases y subfases de la intrincada estrategia, y así poder entregarles a la Oficina de Control de Anomalías. Pero definitivamente era un tema que no quería traer a esa mesa.
—En tu plan no aparece qué haremos luego, eso me inquieta.
Se levantó, caminó hacia la esquina del comedor hasta el perchero, sacó del bolsillo de mi chaqueta una cajetilla de cigarrillos y un encendedor. Tomó uno del empaque y lo encendió. Recostó un pie descalzo y su espalda sobre la pared, esperando mi respuesta.
—No aparece porque la operación termina allí. Otro plan comenzará a partir de ese momento— mis parcas y desenfadadas respuestas hacían que un pitido similar al de una olla de presión comenzara a cargar el ambiente. Sabía que estaba empujando su paciencia al borde.
—¿Estaremos los mismos involucrados?— dijo con el tono de quien se advierte excluido.
—Lo sabremos cuando cada quien haga su labor en esta fase— dije antes de dar el último mordisco a la crujiente tostada.
Caminó hasta su puesto en la mesa, apagó su cigarrillo aplastándolo contra el plato justo al lado de sus tostadas. La presión en sus dedos y su silencio dejaban ver su inconformidad con mis palabras. Aunque solo había probado el jugo de naranja, se retiró del comedor.
A los dos minutos escuché el motor de su auto encenderse. El polvoriento camino se agitó una vez más.
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Un Viaje a Tinebia
Mystery / ThrillerUn viaje a Tinebia es una novela llena de suspenso y psicodelia. La historia se desenvuelve en un universo distópico llamado Tinebia, en donde todas las sustancias psicoactivas han sido despenalizadas y el gobierno promueve su consumo entre los ciud...