Capítulo 8

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El beso se intensificó. Bellamy rodeó a Clarke por la cintura y la alzó sentándola en el mostrador, lo que sorprendió a Clarke pero sonrió y volvió a lanzarse a su boca.
Las manos del chico se colaron debajo de la camiseta blanca de Clarke acariciándole la espalda de arriba a abajo haciendo que un remolino de escalofríos estremeciera a la rubia mientras empezaba a soltar leves suspiros en los labios del funcionario.

Bellamy bajó sus labios al cuello de Clarke dejando besos mojados haciendo que esta suspiraba con los ojos cerrados mientras le acariciaba el cuello.

Lexa observaba desde dentro la escena. Apoyada en la pared y con una gran cara de asco mirándoles a través de las dos filas de rejas que separaban la entrada del módulo.

Apartó la mirada y suspiró. -Manda huevos...- Susurró.
Miró el gran reloj que había colgado en la pared justo encima del mostrados. Se acababa el tiempo. En unos minutos los demás guardias llegarían y sería imposible robar el paquetito.

Observó a su alrededor buscando algo que pudiera ayudar. Al mirar hacia arriba encontró pegado a la pared de la última planta la alarma que sonaba a la hora de comer.

Subió las escaleras hasta el último piso de celdas. Estaba muy alto pero por suerte había una celda cerrada justo contra la pared. La castaña se agarró a los barrotes y empezó a deslizarse hacia arriba. Cuando llegó al máximo pegó un salto y soltó un puñetazo en el aire golpeando el aparato.

La alarma empezó a sonar por todo el módulo haciendo que Clarke y Bellamy se separaran. -¿Que pasa?- Preguntó Clarke abrochandose la camisa amarilla que se había quitado.

-No se... Habrá sido un fallo técnico...- El funcionario se alejó del mostrador y analizó los contadores de luz que había en una esquina.
En ese momento Clarke se acordó de su verdadera tarea. Se bajó del mostrador y sin que Bellamy se diera cuenta, levantó el teclado del ordenador. Ahí estaba. La chica cogió el dichoso paquetito y se le guardó en el bolsillo del pantalón.
Bellamy se giró hacia ella nervioso. -Se han despertado todas las presas. Los guardias no tardarán en venir... Será mejor que te vayas...

Clarke asintió con una sonrisa y se acercó a la puerta de entrada al módulo. -¿Me abres?

-Tendría que inspeccionarte antes...- comentó burlón.

Clarke se acercó a él y le rodeó el cuello con sus brazos. -Creo que ya me has inspeccionado bastante...- Susurró guiñándole un ojo.
Bellamy dibujó una sonrisa. -Adentro entonces...- Dijo abriendo las rejas y dejándole pasar a Clarke dándole un disimulado pico en los labios.

La rubia entró en el módulo y suspiró alejándose de la entrada. Lo había logrado. Y no solo se refería al paquetito... Había descubierto que Bellamy era un chico increíble. Sonrió para sí misma recordándolo.

-¿Te has divertido?- Preguntó la voz de Lexa detrás de ella acabando con la paz que sentía Clarke en ese momento. -No llego a joder la alarma y te le tiras ahí en medio.

El enfado empezó a inundar a Clarke. -Déjame en paz.- Dijo sin detenerse mirando al frente.

-Veo que no aprendes...- Insistió Lexa. -Bellamy es un gilipollas manipulador.

Clarke apretó los puños e hizo oídos sordos acelerando.

-Bueno, yo ya te he avisado...

-¡¿Quieres callarte?!- Gritó Clarke perdiendo la paciencia. -Ya tengo tu puta droga.- Sacó el paquetito del bolsillo.- Llévatela y vete.- Gritó.

-¡Ja! ni de coña. Yo no me voy a quedar esa mierda. Octavia va a estar en aislamiento unos días. Cuando salga se lo das.

-¿...Que..?- Clarke se quedó confusa. ¿Encima de que lo había robado ahora tenía que guardarla y dársela a su dueña?

Lexa se dispuso a irse pero se paró y volvió hacia ella. -Ah si...- La agarró de la camisa haciendo que Clarke se quedará paralizada. -A mí nadie me grita princesita- Amenazó.

Clarke asintió tragando saliva.

-Que te quede claro...- Dijo soltandola y alejándose de ella.

Clarke observó cómo se iba. Apretó los puños con rabia. Estaba harta. Harta de esa estúpida chula.
Se había decidido. No iba a ser más la víctima.

***

-¿Clarke a dónde me llevas?- Repetía Raven siendo guiada por su amiga.

-Ya casi estamos...- Decía sin apartar la mano de los ojos de la morena y llevándola por los pasillos.

Las dos chicas entraron en una enorme sala y Clarke se alejó de ella liberando su vista.

-¡Sorpresa!- Grito Clarke sonriente.

Raven miró a su alrededor. -¿Clarke que tiene de especial el gimnasio de la cárcel?- Preguntó sin entender nada.

Era una gran sala con las paredes cubiertas de espalderas. Tenía una zona de máquinas donde había bicicletas, barras, pesas y sacos de boxeo y al otro lado un ring de combate.

-Bellamy me dijo que me impusiera, que no dejara que nadie me hiciera daño...- Explicó.

-No te entiendo...- Decía Raven perdida mientras observaba como varias presas iban entrando al gimnasios.

-Pues que... Me he apuntado a lucha libre.- Exclamó alzando los brazos esperando una cara sorprendida de su amiga. Pero su cara seguía totalmente seria.

-¿Estás loca?- Gritó preocupada. Cogiéndola del brazo y llevándola a un rincón.

Clarke bajó los brazos extrañada por el comportamiento de su amiga. -¿Por qué? ¿Que pasa?

-Clarke no puedes apuntarte a eso... Olvídalo.

-Pues ya me he apuntado y va a empezar en unos minutos.- La contradijo cruzándose de brazos viendo como el gimnasio se iba llenando.

-En esas clases no te enseñan a defenderte... Te enseñan a pegar pegar y pegar... A dejarle kao... ¡Clarke puedes acabar muerta en las competiciones que hacen! No entiendo cómo es legal hacer esto... Miralas.

Clarke se fijó en todas aquellas chicas que se iban sentando alrededor del ring esperando a que empezara la clase. Ninguna de ellas tenía cara de buenos amigos.

Clarke tragó saliva. -Bueno... Tendré que intentarlo...- Susurró sacando su lado más valiente.

Raven suspiró al ver que era imposible hacer que entrara en razón. Clarke se alejó poco a poco de ella.
-Clarke una última cosa.- Raven la cogió del brazo haciendo que frenara y se girara de ella.

-La campeona del combate pasado...

-Raven me estás poniendo nerviosa ¿Que pasa con ella?

Raven levantó la vista y Clarke se giró hacia donde su amiga miraba.

La rubia se quedó paralizada al ver como Lexa Woods entraba al gimnasio con una coleta y vestida con un top de deporte y unos pantalones cortos amarillos.
Clarke tragó saliva. -Ella... Ella también...

-Todo el que no esté apuntado que salga del gimnasio porfavor.- Gritó la voz de un funcionario entrando.

Raven se despido de Clarke con la mirada y salió de la sala dejando a la rubia paralizada.

Increíble. Todo le salia mal... La buena suerte que había tenido siempre se había esfumado en las pocas semanas que llevaba ahí dentro.

-¡Empieza la clase!- Gritó el funcionario.

ENTRE REJAS | clexaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora