Capítulo 13

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-Clarke- [REC🔴]

Me siento más atrapada de lo que estoy. Siento que estoy envuelta en una oscuridad de la que no puedo salir. En la que no puedo confiar en nadie ni recibir ayuda del exterior. Siento como si poco a poco me quedara sin oxígeno. Necesito salir. Necesito respirar...

-Lexa- [REC🔴]

En la antigüedad los campesinos lucharon por cambiar las cosas, lucharon contra la autoridad por la igualdad. Aquí hay que hacer lo mismo. Luchar por ser igual, revelarte todo lo posible contra la autoridad. Demostrar que no pueden hacer lo que quieran contigo. Revelarte sin ningún miedo, total, ya estás en la cárcel... Peor no puede ser.

***

Lexa se encontraba sentada en el suelo apoyada en la pared de la celda de aislamiento mientras lanzaba una y otra vez una pelota de tenis que había robado del gimnasio contra la pared. Lanzándola y cogiéndola de nuevo con expresión aburrida.

Clarke estaba en la celda de al lado, separa por un gran muro de hormigón pero podía oír perfectamente el sonido de la pelota rebotando ya que había una pequeña reja de ventilación a la altura del suelo que unía las dos celdas. La rubia estaba tumbada en la incómoda cama mirando al techo. Reflexionando en todo lo que la había pasado desde que había entrado en esa cárcel.

Se incorporó todavía con molestias y se acercó hasta la pared sentándose al lado de las pequeñas rejas. -Lexa.- La llamó con timidez.

La castaña paró de lanzar la pelota invitándola a hablar.

-Creo que se me olvidó decirte algo...- Clarke se quedó en silencio. Por mucho que la odiara no podía negar que la había salvado. -Gracias.- Soltó.

Lexa dibujó una leve sonrisa durante unos segundos, pero después se puso seria y volvió a lanzar su pelota contra la pared. -Te advertí.

Clarke puso cara de sorpresa. ¿Cómo podía tener tanta cara?

-¿Y de verdad crees que iba a creerte?- Espetó molesta dejando a un lado su timidez cruzándose de brazos.

Lexa soltó una carcajada que hizo que en el rostro de Clarke también apareciera una sonrisa.
La castaña se quedó en silencio. Era la primera vez en mucho tiempo que se reía de verdad, aún que solo hubiera sido un simple comentario.

Clarke pareció entender el silencio de la castaña y ella también se quedó pensativa. No entendía por qué pero la historia de aquella chica la intrigaba. Su pasado, el por qué de sus actos.
Lo único que sabía de ella era lo que las demás presas le había contado. Pero lo que más le llamaba la atención no era su gran historial de crímenes, sino su idea de no querer salir, de no buscar la libertad, de no intentar hacer algo para conseguirla a pesar de sus condena permanente. Parecía darla igual estar fuera que dentro.

-Deja de comerte el coco.- Exclamó Lexa sacado a Clarke de sus pensamientos.

-¿De qué estás hablando?

-Siempre estás pensando... Siempre te estás preocupando de todo.- Clarke miró a la pared extrañada. -Tienes que aprender a disfrutar.- Siguió Lexa.

Clarke se quedó confusa. -Estoy en la cárcel. ¿Como quieres que disfrute de eso?- Preguntó molesta.
No entendía por qué siempre veía todo como un juego, como si para ella la cárcel fuera una divertida excursión de fin de curso.

Lexa sonrió al notar a Clarke con un ligero enfado. Miró al frente decidida. -Quizás es mejor disfrutar de las pequeñas cosas.

Esa respuesta dejó a la rubia con la palabra en la boca, descolocando todos sus pensamientos y volviéndose a quedar en silencio reflexionando.

ENTRE REJAS | clexaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora