Capítulo 28

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Pasaron las semanas en las que todo iba bien. Lexa y Clarke pasaban los días juntas, a pesar de estar encerradas, las dos se sentían felices y llenas al estar al lado de la otra.
Octavia y Echo no las habían vuelto a molestar y se dignaban a mirarlas con odio pero sin pasar a más.
Bellamy había vuelto al trabajo pero para evitar más disturbios le habían trasladado a otro módulo por lo que no se encontrarían de nuevo por los pasillos.
Clarke continuaba con sus trabajos de ayuda y mantenimiento para intentar conseguir lo antes posible ese permiso penitenciario. La directora la había asegurado que sin seguía con buena conducta en sus trabajo, recibiría el tercer grado en pocos meses.

Las dos últimas semanas, la rubia había trabajado en la biblioteca de la cárcel. Se pasaba allí la mayor parte del día, se iba pronto y llegaba a la celda tarde por lo que las dos chicas solo se veían en la comida.

Lexa estaba algo confusa ya que Clarke la decía que tenía un trabajo bastante duro en el que tenía que colocar y reorganizar los cientos de libros que había el la biblioteca y que las presas dejaban desordenados.
Pero cuando Lexa se pasaba por allí para visitarla, se encontraba a Clarke sentada en una mesa revisando libros de guías telefónicas.

Todo el mundo sabía para que usaban las presas ese tipo de libros. Libros gordos que se encontraban siempre al final de la biblioteca, libros que nadie leía y solo servían de escondite para guardar droga o dinero.

Esa mañana Lexa entró en la sala, llevaba todo el día anterior sin ver a Clarke y quería saber cómo estaba.
La rubia estaba como siempre ojeando guías de teléfono pero nada más ver a Lexa cerró el libro y se levantó para recibirla.

-Lex... ¿Qué haces aquí?

-¿Todo bien?- Preguntó Lexa al ver que Clarke había cerrado el libro nerviosa nada más verla. Se apoyó en la pared con las manos en los bolsillos.

-Todo perfecto.- Sonrió.

-Ya...- La castaña miró a su alrededor.- ¿Tienes mucho trabajo?

-Ahora estaba quitado el polvo a algunos libros y luego tengo que recolocar los que van trayendo las presas que estudian.

Lexa asintió seria. -Bueno pues... Te dejo trabajar.

Clarke se acercó a ella y la dió un beso. -Solo van a ser estos días... Luego tendremos todo el tiempo del mundo para estar juntas.

Lexa volvió a asistir dibujando media sonrisa y salió de allí consciente de que Clarke la estaba mintiendo.
Decidió comprobarlo escondiéndose detrás de unas baldas observando como Clarke seguía con su labor de mirar aquellos libros amarillos.
La rubia se quedó leyéndolos hasta que pareció encontrar algo. Saltó de alegría y sin que nadie la viera cogió la guía y la escondió en un sitio apartado de la estantería.

Lexa apretó los puños. ¿Por qué Clarke la estaba engañando? Sino se lo quería contar sería por qué estaba escondiendo algo malo... Siempre se contaban todo, sus alegrías, sus preocupaciones... ¿Por qué la ocultaba cosas?

Decidió relajarse y volver a celda sin comerse más la cabeza. Confiaba en Clarke. Pero la idea de que estuviera traficando o consumiendo drogas la atormentaba.

Llegó la tarde en la que no tuvo más noticias de Clarke y decidió apartar esos malos pensamientos boxeando en el gimnasio. Como tantas veces había hecho, se des ahogaba en el saco de arena sin dejar  de moverse y poco a poco ir aumentando la intensidad hasta que se quedaba sin aire gastando sus últimos esfuerzos.

Observó cómo Clarke pasaba por el pasillos y cansada de esperar a recibir alguna respuesta salió de la sala y agarró a Clarke del brazo y la llevó a un rincón apartado donde ninguna presa las pudiera oír.

ENTRE REJAS | clexaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora