Capítulo 33

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-No Lexa.- Clarke se acercó hacia ella. -No te mereces esto.

-¿Y tú qué sabes?- Apretó sus puños.

Clarke se quedó en silencio cayendo en la cuenta de que todavía no sabía lo que había pasado, no sabía por qué Lexa estaba así.

-Le he matado Clarke. He matado a mi propio hermano. Le disparé cuando la policía me perseguía.

A la rubia se la heló la sangre y sintió como se la partía el corazón al imaginar cómo se sentía Lexa. -Lex... Porfavor no hagas esto... Porfavor baja de ahí.

-¿Y por qué no lo debería hacer? No me queda nada. No tengo a nadie...

-Me tienes a mí.- Dijo Clarke entre lágrimas. -Se que no es mucho... Pero estoy aquí.

Lexa la miró dejando que también sus lágrimas aparecieran en sus ojos.

-Lexa porfavor dame la mano y baja de ahí.- Suplicó Clarke.

La castaña alzó la mirada hacia el sol que cada vez se iba colando aún más en el horizonte.

-Lexa dame la mano.- Repitió intentado alargar su brazo lo máximo posible.

-Tu lo dijiste... Soy una asesina.

-Lex...

-No entiendo por qué me quieres.- Interrumpió. -Te he amenazado, te he humillado, te he acosado, te he pegado...

-Si, lo has hecho.- Contestó Clarke con seguridad sorprendiendo a Lexa. -Pero también me has salvado de una violación, me has salvado de morir ahogada, me has protegido, me has cuidado, me has besado, me has querido, me has amado...

-Y todavía lo hago...- Se mordió los labios intentado no romper a llorar.

Clarke sonrió y estendió su mano. -Pues entonces baja de ahí y ven conmigo.

Lexa dudó unos instantes pero acabo por estender su brazo con timidez y coger con suavidad la mano de la rubia. Clarke no dudó en agarrarla con fuerza y tirar de ella haciéndola bajar para acto seguido atraparla entre sus brazos mientras las dos rompían a llorar fundiéndose en un cálido abrazo.

Se separaron y se quedaron mirándose a los ojos frente a frente. Clarke la rodeó la cara con las manos. -No me vuelvas a asustar así.

Lexa dibujó media sonrisa y cortó la poca distancia que había entre sus labios proporcionando un beso suave y lento a modo de disculpa.

Sus labios y sus lenguas volvieron a juntarse después de semanas separadas. El beso fue a más en la que las dos aferraron sus cuerpos e intensificaron los movimientos de sus bocas acompañados con un liguero movimiento de caderas en las que colocaron sus muslos entre las piernas de la otra soltando gemidos a la vez sin cortar las lágrimas que salían de sus ojos.

Lexa agarró a Clarke y la tumbó con cuidado en el suelo sin dejar de separar sus labios. La rubia hundió sus dedos en el cabello de la castaña y pasó su lengua por el cuello de la mayor provocando suspiros en ella.

Se colocó encima, la desabrochó los botones de la camisa amarilla y la subió la camiseta blanca dejando a la vista su sujetador y su abdomen. Estaba oscureciendo y las ráfagas  de aire empezaron a  hacerse presentes. Clarke se acercó hasta la boca de la castaña. -¿Tienes frío?- Susurró.

-Para nada.- Lexa volvió a lanzarse a sus labios.

Clarke bajó por el cuerpo desnudo de Lexa dando sutiles besos en su garganta, esternón y bajando por su tripa hasta llegar a su sexo. Sin hacer sufrir más a Lexa, Clarke bajó sus bragas y no dudó en probarla mientras oía uno tras otro los gemidos de la mayor que la pedían más.

Lexa acabó explotando de placer llegando al orgasmo con la respiración acelerada. Clarke se relamió los labios y volvió a subir hasta su boca saboreando ahora sus labios y sintiendo el sudoroso cuerpo de Lexa contra el suyo.

Se quedaron observandose mientras las dos recuperaban el aliento sonrientes.

-Eres increíble.- Susurró Lexa cerrando los ojos.

Clarke sonrió y acarició sus rostro pasando su pulgar por sus arañazos y las ojeras de sus ojos. -Debes descansar.

-No quiero separarme de ti.

Clarke se quedó callada recordando la llamada de su padre de esa misma tarde. Pero antes de que pudiera decir nada sonó la alarma indicando que las presas tenían que volver a sus celdas.
Debía contárselo. Aunque no estuviera preparada para hacerlo.

***

Eran altas horas de la noche. Todo estaba en silencio. Las celdas, los pasillos... Raven dormía en su cama plácidamente hasta el punto de que se la oían unos ligeros ronquidos.
Clarke estaba sentada en la cama de Lexa rodeada por sus brazos. Acariciando con cuidado los nudillos heridos de la castaña con la mirada perdida. Lexa también miraba a un punto fijo, en silencio, sintiendo el calor del cuerpo de la rubia del que solo oía su respiración. Ninguna de las dos podían dormir. Solo las faltaba una de estas canciones lentas en inglés para acompañar el momento.

Después de varios minutos en los que las dos estaban perdidas en sus pensamientos, Clarke decidió romper el silencio. -Lex.- Clarke se incorporó separándose un poco de ella para mirarla a la cara. -Tengo que contarte algo.

La rubia se relamió los labios y apartó la mirada de los atentos ojos de la castaña internado encontrar las palabras necesarias para hablar. Una lágrima apareció en su rostro preocupando a Lexa. -Clarke... ¿Que ocurre?

-Yo... Te juro que lo he intentado... He intentado encontrar la manera de suspender el juicio... Pero...

-Espera. ¿Un juicio?- Interrumpió Lexa asustada.

Clarke respiró ondo. -Hoy me ha llamado mi padre. Tiene todos los papel... Ha convocado un juicio que se va a celebrar dentro de un día... Todo está falsificado... Ganaré el juicio y me sacarán de aquí.

Lexa observó con Clarke comenzaba a llorar y la atrajo hacia ella para que se apoyará en su pecho mientras la volvía a rodear con sus brazos. -Porfavor...- Pidió Clarke. -Ayudame a detener el juicio... No quiero irme. No quiero separarme de ti.

Lexa la abrazó con fuerza. -Lex ayúdame... Algo podremos hacer...- Suplicó.

La castaña se quedó unos segundos pensativa. -No voy a ayudarte.- Contestó entristecida.

-¿Que? ¿Por qué no?- Sollozó separándose de ella.

Lexa dibuja media sonrisa. -Porque vas a ser libre. Vas a salir de la cárcel. Vas a ver a tu madre... Debes asistir al juicio.

-Pero... Pero no puedo dejarte aquí.  No me lo perdonaría...

-Clarke.- Lexa la cogió las manos apretándolas con fuerza y mirándola a los ojos. -No te preocupes por mí.

-Pero...

-Lo único que quiero es que seas feliz. Que salgas de aquí. Que ayudes a tu madre. Que corras por el césped y te tumbes en el campo a observar las estrellas.

-Lexa yo no... Yo no quiero...

-Porfavor Clarke.- Sus ojos verdes se clavaron en ella envolviéndola. -Yo estaré aquí. No me voy a mover. No voy a darte más sustos.- Sonrió dejando caer una lágrima.

-Pero... Pero todo es tan perfecto.

-En la cárcel no hay nada perfecto.

Clarke apartó la mirada. -Tu si...

Lexa sonrió y la atrajo hacia ella probando sus labios. La abrazó con cariño acariciando su cabello. Se colocaron frente a frente con los dedos entrelazados entre sí llorando silenciosamente.

-Clarke.- La llamó Lexa al ver que tenía la mirada apartada.

La rodeó la cara con las manos y la obligó a mirarla a los ojos. Sus miradas conectaron como nunca lo habían hecho. Con una intensidad que hacia que la respiración de las dos se cortara.

-Prométeme una cosa.- Susurró la castaña sin dejar de mirarla. -Prométeme que vas a ser libre.

Clarke, con todo el dolor del mundo volvió a saborear su boca sollozando y susurrando en sus labios. -...Te lo prometo...

ENTRE REJAS | clexaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora