Capítulo 9

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Clarke se sentó entre la multitud con la respiración acelerada. Sentía su corazón a mil por hora. ¿Por se había apuntado? ¿Por qué no había hecho caso a Raven? Todo le salia mal...

-Para las que no me conozcan, me llamo Marcus Kane.- Gritó. -Soy el funcionario jefe y el profesor de las actividades físicas.

Marcus miró a Clarke. -Hoy tenemos una nueva integrante.- Explicó. -Clarke Griffin.

Todas las presentes se giraron hacia ella mirándola de arriba a abajo, lo que incómodo a la rubia.
De reojo observó a Lexa, que la miraba algo sorprendida y con una extraña sonrisa que Clarke no entendió.

-La lucha nos va a ayudar a liberarnos.- Continuó Marcus. -Un modo de soltarnos y relajarnos. Cuando subamos al ring nos vamos a centrar en liberar nuestras preocupaciones con el contrincante. Soltar toda nuestra ira y desahogarnos.

Clarke escuchaba la explicación del hombre con desprecio. ¿Que clase de funcionario invitaba a sus presas a soltar sus penas partiéndose la cara entre ellas? Definitivamente había descubierto que no solo las presas de esa cárcel estaban locas... Sus trabajadores también. Bueno... Bellamy se salvaba.

-Pero bueno... Esto es otro de los muchos deportes que existen...- Siguió Kane. -Y como en todos los deportes, quiero que haya respeto. Respeto entre rivales.

¿Respeto? ¿Que respeto había en luchar sin ningún tipo de norma? Clarke estaba flipando. Ella se había apuntado para aprender a defenderse, para aprender movimientos por si alguien te atacaba o te agredía... Pero no a meterse en un ring y no salir hasta acabar tumbando a tu rival.

-Griffin.- Le llamó el hombre sacándola de sus pensamientos. -Entra en el ring.- Ordenó.

-¿...Q... Qué?

-Vamos a ver de qué pasta estás hecha... ¡Entra!- Gritó.

Clarke tragó saliva y se levanto del suelo. Con paso lento se fue acercando. Intentado disimular el miedo que tenía. Observó las caras de sus compañeras que la miraban sonriente. Como si fuera un animalito cojo al que sería muy fácil cazar. La novata que todas podían vencer con un solo dedo y hacerla sufrir un rato.

Clarke se agachó por debajo de la cuerdas y entró en el ring. El miedo empezó a invadirla.

-A ver... ¿Quien quiere luchar con la nueva?- Preguntó Kane divertido como si se estuviera riendo de la situación.

A Clarke se le heló la sangre al ver como todas levantaban la mano. Todas... Todas menos Lexa. Que la observaba seria tumbada en el suelo boca arriba apoyándose en sus codos.
Clarke respiró un poco aliviada a la vez que se sorprendida ante el gesto de su compañera de celda.
Pero su tranquilidad se esfumó por completo al ver las caras de las presas que solicitaban luchar contra ella. Cada una más corpulenta y aterradora que la otra. Cada una de sus miradas bañadas en sangre se clavaba en Clarke haciendo que no pudiera evitar temblar. 

Kane se quedó pensativo observando a todas la gente que se presentaba voluntaria para entrar en el ring.

Se colocó la mano en la barbilla acariciándose la barba. -Mmmmm... ¡Woods!- Gritó observando la actitud tan pasota que tenía la castaña. -Tu eres la última campeona... Sube ahí y demuestra el buen trabajo que hacemos...

Clarke se quedó congelada al ver como Lexa suspiraba para luego incorporarse y acercarse al ring mientras todas las presas la miraban en silencio con miedo en los ojos.

La castaña subió a la pista sin dejar de clavar su mirada en Clarke.

La rubia apretó sus puños al ver como la miraba con superioridad. Se acabó la niñita buena. Debía aprovechar a devolverle todo lo que Lexa la había hecho. Todo lo mal que lo había pasado por su culpa.

Kane dio dos toques a la campanita anunciando que empezaba el combate. Las dos chicas empezaron a andar lentamente en círculos sin apartar la mirada, acompañadas de los gritos y ánimos de las presas espectantes. Clarke seria y concentrada en su objetivo en posición de ataque mientras que Lexa la observaba segura y sonriente con la cabeza alzada. Desafiandola a empezar.

Clarke se cansó de esperar y armándose de valor corrió hacia ella con el puño levantando. Pero Lexa, sin perder la sonrisa, giró sobre si misma y esquivó el ataque de la rubia con gran facilidad haciendo que Clarke chocara contra las cuerdas de ring, ganándose los abucheos de las presas mientras que Lexa recibía aplausos.

Clarke se incorporó de nuevo. Lo volvería a intentar, lo iba a seguir intentando hasta conseguir quitar esa sonrisa de su cara.
La rubia se volvió a lanzar hacia ella pero esta vez Lexa no la esquivó. La agarró del brazo retorciendolo hacia atrás para luego empujar a Clarke contra las cuerdas mientras la ponía la zancadilla haciéndola caer al suelo.

Lexa pareció cansarse de juegos y se puso en serio. Clarke recibió golpes y caídas por todos lados acompañados de los gritos de las presas y los de el propio Marcus, que sin piedad alguna, animaba a continuar.

Clarke cayó al suelo y se quedó unos segundos paralizada mirando hacia abajo. El dolor se iba estendiendo poco a poco. Cada vez la costaba más moverse. Levantó la mirada y se encontró con una una Lexa prácticamente nueva. No había conseguido hacerla ni un rasguño. Apretó la mandíbula al ver que seguía con esa burlona sonrisa y animaba al público a que siguiera gritando. Se estaba divirtiendo.
Clarke apretó los puños. Y se tumbó boca arriba mientras Lexa se iba acercando despacio hacia ella.
La rubia se acarició el reciente arañazo que todavía tenía en la cara. Su cuerpo se llenó de ira.
Cuando Lexa llegó hasta ella se dispuso a pegarle el último puñetazo para dejarla inconsciente y así acabar con el combate. Pero Clarke fue más rápida y con un giró sobre si misma en el suelo sorprendió a Lexa dándole una patada en la cara que la hecho hacia atrás. Al ver como la castaña de ponía la mano en la cara, Clarke se levantó con rapidez y la brindó una gran puñetazo en la boca haciendo que Lexa retrocediera hacia atrás y se quedará agarrada a las cuerdas dándola la espalda.

En ese momento el gimnasio entero se quedó en silencio. Un incomodo silencio en el que solo se oían las respiraciones de las dos chicas. Todas las presas se quedaron paralizadas, esperando a lo que Lexa pudiera hacer. Observando a Clarke con lástima. Diciéndola con su mirada que había sentenciado su propia muerte.

Clarke esperaba confusa, lo sabía, sabía que había despertado a la bestia.
Lexa se pasó los dedos por sus labios y observó que se iba desprendiendo sangre sin parar.
Se giró hacia ella. Mirándola con los ojos bañados en sangre.

-Mierda...- Susurró Clarke al ver la espeluznante cara de su oponente que la observaba con unos ojos verdes llenos de odio que se clavaban en ella como espadas. -Voy a morir...

ENTRE REJAS | clexaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora