Parte 4

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---¿Entonces que estás pensando hacer?---Pregunta Patapez al otro lado del telefono---Recuerda que no solo debes durar 3 meses con ella, también debes enamorarla.

---A las chicas les gusta que seamos tiernos y romanticos, cosas por ese estilo---Me quedo pensando un momento en lo siguiente que voy a decir---Algo así como bien meloso, estar pendiente de ella, que hace y que no hace.

---No lose, creo que deberías ser tu mismo.

---Patapez, si fuera yo mismo nunca hubiera salido con nadie.

---Ese es tu problema, eres una persona increible, lastima que solo Patán, Tacio y yo lo sepamos.

---Claro, alguien a quien le gusta los dragones, ama la ciencia y es un cerebrito, es alguien genial.

Me acuesto en mi cama y apago la lampara, esperando una ingeniosa respuesta por parte de Patapez.

---Eso depende de como tú lo veas. Para mi esa es la descripción de una increible persona.

No respondo lo que dice, tal vez tenga razón, pero ya fui excluido del mundo  una vez, no quiero que haya una segunda.

---Hasta mañana Patapez, seguiremos la conversación en la Universidad ahora quiero dormir, debo llegar temprano para verme con Astrid.

---Bueno Hipo, hasta mañana---Patapez corta la llamada.

Después de la llamada de Astrid, realmente me puse a pensar sobre que voy ha hacer mañana con ella, no sabia si darle un regalo o algo así, por eso llame a Patapez, él siempre aclara mis dudas, pero en este caso solo hizo que ahora tenga más.

Aún así estoy nervioso con todo esto de la apuesta, aunque frente a mis amigos parezca un rompecorazones, ellos muy en el fondo saben que odio actuar de esta manera. Nunca me juzgan, pero siempre me están dando buenos consejos, incluido Patan, por muy raro que parezca.

Ahora mi cabeza está echa nudos, no sé si seguir con está apuesta o terminarla y pagarle a los chicos el juego en Nueva York. No quiero que esto se salga de control, es cierto que hemos apostado con otras chicas, pero son cosas tipo: consigue su número, dale un beso, cosas así. Esto que estoy haciendo, sobrepasa mis limites, sé que tengo la apuesta ganada, pero tambien sé que si sigo con la apuesta, mi conciencia me va ha tormentar por mucho tiempo.

Sinceramente, no me importa mucho lo que la chica rubia piense de mí, estoy más preocupado sobre mi mismo, yo siempre he sido el mayor criticador de mis acciones. Sé que mi conciencia no me dejará durante mucho tiempo, pero luego pasara y todo volverá a la normalidad. Además que los chicos me van a pagar todo para conocer a mi equipo favorito en Nueva York.

He decidido seguir con la apuesta. En todo caso el mayor afectado en todo esto seré, solo y exclusivamente yo. Al menos eso espero.

♡♡♡

---Hola Hipo---Escucho una suave voz detrás de mi.

Volteo y me encuentro con Alejandra, fue mi primera novia cuando entre a la Universidad hace dos años.

---Hola Alejandra---Respondo con nervios mirándola a sus ojos cafés.

---He estado pensando en nostros---Dice con la cabeza gacha.

Me rasco la nuca y miro hacia todas partes buscando a mis amigos para que me salven de esta situación.

---Podemos volver a intentarlo, se que fui una muy mala persona pero te prometo que no volverá a pasar---Levanta su cara esperando una respuesta.

---Alejandra, la verdad es que yo...---Intento buscar una excusa, ya no confio en ella y no soy capaz de rechazarla. No cuando mi corazón está latiendo de esta manera.

---Cariño---Siento como alguien me abraza por detrás con fuerza, tardo un poco en reconocer la voz. ¿Como me había olvidado de Astrid? Será la excusa perfecta.

---Hipo ¿Quien es ella?---Me pregunta Alejandra señalando a la rubia que ahora se posiciona a mi lado.

---Es mi novia, eso era lo que te quería decir.

Astrid me mira y le hago entender que me salve, ella comprende la situación perfectamente, da un paso hacia adelante y extiende la mano hacia Alejandra.

---Soy Astrid, la novia de Hipo.

La pelinegra mira un momento la mano de la rubia pero al final la acepta.

---Soy Alejandra, la ex de Hipo.

Astrid se sorprende un poco y separa su mano de la de ella con una sonrisa.

---Hipo---La ojiazul voltea a verme y toma mi brazo---No me lo habías contado.

---No tuve tiempo---Respondo mas incomodo que antes.

Si me quedo más tiempo con Alejandra sé que la perdonaré, pero no quiero volver a sufrir. Además hay una apuesta que debo ganar y no la echaré a perder en el primer día.

---Lo siento Alejandra pero tenemos clases---Tomo la mano de Astrid y comienzo a alejarme---Adios.

Caminamos un poco hasta las canchas de la Universidad, nos sentamos en las gradas y ninguno de los dos ha dicho nada desde que nos despedimos de Alejandra. La rubia comienza ha hacer círculos imaginarios en mi mano y hasta este momento me doy cuenta que no le he soltado la mano.

Me gusta su tacto, me relaja de los nervios y la incomodidad que acabe de sentir minutos atrás. Cierro los ojos mientras Astrid sigue acariciando mi mano, tal vez ella lo hace inconscientemente, pero me gusta. Para este frío que hace acá en Berk, sus caricias son calidas.

---¿Quieres hablar de eso?---Me pregunta con voz suave, a lo que yo niego con mi cabeza.

No quiero recordar que por ser tan estúpido me rompieron el corazón.

Doble ApuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora