Parte 14

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Astrid me besa lentamente, poco a poco comienza a avanzar hacia mi, haciendo que olvide la culpa que en este momento mi corazón siente. La rubia me abraza por el cuello y se sienta a horcajadas de mi, me recuesto contra el asiento y poso mis manos en sus caderas.

Por un momento recuerdo que Patapez y Heather están en la parte delantera del carro, así que, me separo de ella.

Astrid me mira confundida y le señalo al frente, ella voltea a ver, alza  los hombros y me vuelve a besar. Intento frenarla pero mi sentido común se pierde en cuanto ella se presiona contra mi a la vez que muerde mi labio.

Sigo besándola y mis manos comienzan a descender hasta sus gluteos, una vez mis manos ahí, la aprieto con fuerza hacia mi, haciendo que profundice mas el beso, poco después, se separa. Me sonríe y yo a ella, me da un pico y voltea a mirar otra vez hacia donde están Patapez y Heather, ellos parecen hablar de temas triviales, Astrid se sonroja y me mira. Me río fuerte al ver como hace unos minutos no le importaba y ahora está ruborizada.

---¿De que te ríes?---Me pregunta golpeando suavemente mi hombro.

Intenta bajarse pero la abrazo por la cintura.

---No lo sé, simplemente me dio risa.

Ella rueda los ojos y esconde su cara en mi cuello.

Me gusta esta sensación, me gusta bastante. Sobretodo lo rápido que mi corazón late.

♡♡♡

---Te volviste muy sentimental cuando le diste el collar, además de que le compraste un collar---Comenta Patapez en cuanto llegamos a mi hogar después de dejar alas chicas en la suyo.

---Me sentí culpable, ella probablemente se este enamorando de mi y yo la uso para una apuesta---Resoplo y me acuesto boca-abajo en el sofá grande.

---Pero esa es la gracia de la apuesta, que ella se enamore de ti.

---Lo sé, pero no me siento bien sabiendo que la uso como un juguete; por eso, le compre el collar, sentí que necesitaba enmendar las cosas, y para ser sincero, pensé que con eso lo compensaría, pero por alguna razón, aun me siento culpable.

---¿Te arrepientes de habérselo dado?---Pregunta el rubio sentándose en un sillón que esta al lado del sofá, por donde se encuentra mi cabeza.

---No---Respondo de inmediato sentándome como debería---No me arrepiento, no después de verla tan feliz al recibirlo.

Patapez sopesa mi respuesta y después de unos minutos, habla.

---Creo que Astrid te gusta, y te gusta en serio.

---¡¿Qué?!---Me pongo de pie y miro a Patapez, esperando por un argumento.

---Si hubiera pasado esto hace unas 2 o 3 semanas, no te hubieras tomado ni la molestia de comprar aquel collar, ahora lo único que al parecer te importa, es que ella este feliz.

---No, yo creo que es atracción física nada mas, no viste como nos besamos en la parte trasera de tu auto, eso solo fue algo físico, sin ningún sentimiento.

Paso mis manos con desesperación por mi cabeza, no creo que sea posible, no creo que ella me pueda gustar, es completamente fastidiosa e irritable, aunque es cierto que cuando estábamos solos, tenia una actitud mas natural, la cual no me desagrada, sino que me gusta, esa misma actitud la  ha tenido desde el día que fuimos a la pista de carreras, y desde entonces no ha vuelto la Astrid estresante.

Pero solo han pasado un par de días desde eso, es imposible que me guste en tan poco tiempo, por otro lado debo admitir, que aveces se me aceleraba el corazón cuando veía a Astrid hacer gestos mientras se concentraba en algo o cuando tomaba esa actitud insoportable y hacia pucheros, sus pucheros eran y son mi debilidad.

Tomo las llaves de la moto y de la casa y me dirijo a la puerta, Patapez me pregunta algo pero sinceramente no tengo cabeza para responderle, probablemente quiere saber a donde voy.

Salgo del edificio en mi moto, manejando por una carretera que se había vuelto muy conocida para mi durante un tiempo. Al llegar a mi destino bajo del transporte, con un poco de nervios, me acerco a la puerta de la casa y toco el timbre, me quito el casco y escucho unos pasos, la puerta es abierta dejando ver a la chica que quería ver.

Pero mi corazón ya no late como antes.

Mis piernas ya no tiemblan.

Mi respiración es normal.

Ahora existe la pequeña posibilidad de que me guste Astrid.

Porque ya no me gusta la chica que ahora tengo frente a mi.

Ya no siento nada por Alejandra.


Doble ApuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora